VALÈNCIA (EFE/Concha Tejerina). La edad media de las pacientes ingresadas por trastornos de la conducta alimentaria se ha reducido en los últimos años y ha llegado a afectar incluso a niñas de 9 años, y solo durante la pandemia la cifra de afectadas por este problema ha llegado a crecer un 30 por ciento.
Así lo asegurado a EFE el jefe de Sección de Psiquiatría Infanto-juvenil y Trastornos de la Conducta Alimentaria en La Fe de València, Luis Rojo, quien afirma que el confinamiento ha sido "desastroso" y durante la pandemia "se ha vivido una situación que ha sido muy favorable para desarrollar este tipo de alteraciones".
Rojo participará en el decimocuarto Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebrará en València del 28 al 30 de octubre, donde intervendrá junto a otros expertos en el debate 'La otra pandemia: trastornos de la conducta alimentaria en tiempos de covid'.
Mientras que en 2020 hubo 41 ingresos por trastornos de la alimentación en el Hospital de Día de Trastornos de la Conducta Alimentaria de La Fe, en 2021 la cifra ha aumentado a 55 -un 30 % más-, según Rojo, que explica que aunque durante la pandemia hubo meses sin actividad, después se empezaron a recuperar las plazas y el objetivo es volver a la normalidad.
Respecto a la Unidad de Hospitalización, con ingresos a tiempo completo, hubo 62 pacientes en 2019, 69 en 2020 y en lo que va de 2021 ya hay 61 pacientes ingresadas.
Por edades, la edad media de las pacientes que ingresan era de 22 años en 2019, de 24,4 años en 2020 y de 20 años durante el presente año, lo que significa que ha habido una reducción de las edades medias de las hospitalizadas.
Según Rojo, la edad media de presentación de estas patologías estaba en torno a los 14 o 16 años y ahora, añade, "es muy frecuente tener chicas de 9, 10, 11 o 12 años ingresadas".
"Se supone que una niña de 9 años todavía está jugando con muñecas, aún no ha configurado completamente la idea de su imagen corporal, y llama la atención que diga que se ve gorda y que no quiere estar así, sino mucho más delgada", afirma.
Según Rojo, "ha habido una reducción de la edad de presentación de estos trastornos alimentarios y son casos más complicados de tratar, al no disponer de la madurez cognitiva y emocional que pueden tener las de más edad".
Aunque atienden pacientes de entre 9 y 57 años, el porcentaje más alto, el 11,7 %, tiene 15 años; el 7,6 % tiene 14; un 6,1 % tiene 13 años; el 3,5 %, 12; el 2,25 % corresponde a pacientes de 11 años y un 2 % tiene 10.
Los trastornos de la conducta alimentaria afectan especialmente al sexo femenino y aunque se dan casos en el masculino, solo suponen el 10 % del total, según indica el psiquiatra.
Aunque en estos momentos no hay ningún paciente en estado crítico, este año han tenido varios de extrema gravedad en el centro hospitalario.
"El confinamiento ha sido desastroso porque ha supuesto una situación de estrés general. La población, encerrada en casa por temor a salir, se ha sentido amenazada", asegura, aunque el aislamiento social ha sido "relativo" porque había medios para comunicarse a través de las redes sociales.
Sin embargo, se han producido acuerdos "no positivos" como seguir una dieta común o tablas de gimnasia que, en algunos casos, ha llevado a pacientes a "realizar actividad física de manera intensiva", indica Rojo.
Añade que la "afectación del humor por el estrés y el encierro a veces se han intentado compensar a través de la modificación corporal".
A juicio del jefe de Sección de Psiquiatría Infanto-juvenil y Trastornos de la Conducta Alimentaria en La Fe, "se ha vivido una situación que ha sido muy favorable para que se desarrollara este tipo de alteraciones".
La desnutrición derivada de estos trastornos mentales puede desencadenar complicaciones físicas muy graves (alopecia, atrofias musculares, pérdida de piezas dentales o complicaciones cardiológicas severas) y otras manifestaciones psiquiátricas, como conductas autolesivas o tendencia al suicidio.
Durante el confinamiento, explica, se puso en marcha un protocolo de intervención telemática, que aún se mantiene con algunas pacientes y que facilita un contacto más frecuente con ellas sin que tengan que desplazarse al hospital.