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JORNADA SOBRE COMUNICACIÓN CULTURAL EN EL MACA ORGANIZADA POR EL IAC GIL-ALBERT

Crear sinergias y conectar con la generación con menos 'cash': los retos de la comunicación cultural pospandémica

23/10/2021 - 

ALICANTE. Tener amigos hasta en el infierno podría ser la expresión sinónima de crear sinergias. También dentro del periodismo cultural se aplica el cuento y así se expuso durante las jornadas de comunicación cultural ComunicALC, que tuvo el MACA como sede durante la tarde del viernes 22 de octubre (si bien la primera sesión se celebró la semana anterior, el viernes 15) y que estuvieron organizadas por el IAC Juan Gil-Albert. Esta segunda sesión estuvo dividida en dos partes: una mesa redonda con especialistas y una ponencia a cargo del doctor en Humanidades Jorge Carrión.

En el coloquio coral que precedió a esta charla final estuvo moderado por el crítico cultural Eduard Aguilarprotagonizada por Elisa García McCausland, periodista e investigadora especializada en cultura popular; Pampa García Molina, coordinadora y redactora jefa de la Agencia SINC de la Fecty y especialista de comunicación científica; Carlos Pérez de Ziriza (quien no pudo estar en la primera jornada), crítico de música pop y rock desde hace algunos años en medios como El País, Mondosonoro, Efe Eme o Cartelera Turia y Santi Carrillo, director de la revista Rockdelux.

El arranque se vertebró por la necesidad de educar a las nuevas generaciones en el consumo de cultura y el correspondiente pago por esta cultura, ya que Internet ha normalizado los contenidos gratuitos. En este sentido, el director de la revista musical expuso que "Rockdelux dejó de existir en mayo de 2020 (desde 1980) porque el mundo cambio a partir del boom de internet y la digitalización de los contenidos". Sin embargo, en diciembre de 2020 volvieron a estar activos, aunque con una condición: "Somos una web con suscripción, es decir, quien quiera leer los contenidos se tiene que suscribir, porque ha llegado un punto en que la gente cree que todos los contenidos de internet tienen que ser gratis".

La polémica de pagar por el contenido derivó en dos conclusiones: el (des)prestigio de la cultura, "ya que hay quien encuentra cara una suscripción a Rockdelux por 3,99 euros al mes y, sin embargo, no se quejan del precio de los gintonics", comparó Santi Carrillo, y la situación económica actual, "pues la gente joven tiene expectativas de futuro con unos sueldos muy bajos; es difícil que si dispones de poco dinero puedas emplearlo, por ejemplo, para suscribirte a Rockdelux".

En esta línea, Carlos Pérez de Zirita presupuso que, aunque un 90-95% de la gente escucha música, no todo ese porcentaje está dispuesto a pagar por contenidos musicales o, ni siquiera, leernos de manera gratuita. "La solución podría ir por la transversalidad, por tender puentes entre diferentes disciplinas. Es decir, enfocar aquello sobre lo que ponemos el punto de mira relacionándolo con otras disciplinas, con manifestaciones culturales y artísticas que puedan estar en contacto. Si en un artículo se habla de música, cine y fútbol mejor, siempre que se haga con rigor y no como un batiburrillo", propuso.

Un tip que ya utilizan en la Agencia SINC, como trasladó Pampa García, para volver la ciencia más accesible, ya que aseguró que "una gran parte de la ciudadanía no considera que tenga que la ciencia tenga que ver con ellos. Aparte de informar, quienes nos dedicamos a esto intentamos que el público sienta que tiene permiso para opinar sobre la ciencia, porque es de todos, y que la participación de la ciudadanía en la ciencia es importante". Además, la redactora jefa confesó que muchos de los contenidos que triunfan en la agencia tienen que ver con la ciencia pop, es decir, la ciencia embastada con otros temas.

El lenguaje de la cultura

"La cultura es la lengua franca que utilizamos", estableció Elisa McCausland, explicando que "no es lo mismo comunicar -que tiene ese matiz de persuasión- que hacer crítica -donde el medio es el mensaje-". La investigadora cultural también quiso apostillar que "estamos muy centrados en estrategias y públicos, pero no hay que dejar de lado la curiosidad, que las nuevas generaciones entren y descubran. Estamos muy volcados en los nuevos contenidos que arrasen, pero deberíamos plantearnos los tiempos y los espacios".

En cuanto al discurso, Pérez de Zirita fijó que el gran reto de la prensa cultural es combinar "la naturalidad y el rigor. Una de las cosas que más aburre a la gente es la rigidez de formatos; en una revista de música todo son críticas de discos, críticas de conciertos, la típica entrevista promocional y, de vez en cuando, un reportaje. Parece que la mayoría de medios son como correas de transmisión de las promotoras de discos y de las promotoras de grandes festivales". Es por ello que el crítico musical argumentó la necesidad de generar "chispa" para crear contenidos más allá de los formatos ya conocidos.

La diferencia entre la cultura y lo que los diarios tratan como cultura

La ponencia final corrió a cargo de Jorge Carrión, doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y codirector del Máster en Creación Literaria de la UPF-BSM. El experto construyó su intervención con una frase base: "Se ha empezado a confundir lo que la sección de los diarios entiende por cultura con lo que es realmente la cultura". Haciendo una comparativa entre el contenido de un suplemento cultural en papel y una newsletter digital, estableció la que considera la gran batalla y diálogo cultural del siglo XXI: lo clásico y lo viral, apuntando que "el periodismo cultural tiende más hacia lo clásico e ignora más lo viral".

De esta forma, los suplementos culturales o las secciones de cultura de los diarios incluyen un 60% de literatura, cine, museos, instituciones culturales y premios; un 20% de danza, ópera, teatro y otros lenguajes más vanguardistas minoritarios, y el 20% restante se reparte entre cómic, series, mundo sonoro, redes sociales y plataformas. Sin embargo, Carrión estableció que "el mundo es al revés: consumimos un 60% o más de videojuegos, series, redes sociales, podcast y mundo digital y el otro 30-40% tiene que ver con libros en papel, cine en salas de cine, teatro, danza, arte contemporáneo, etc."

Esta especie de paradoja conduce a una pregunta clave: ¿Ha habido una metamorfosis en el siglo XXI? "Yo creo que no", respondió Carrión durante su intervención, apuntando que "eso puede ser una condena a la irrelevancia, que quita visibilidad, quita clicks, no genera puentes ni seduce a una nueva generación de lectores". Es por ello que el experto urgió a incluir la nueva producción cultural dentro de los esquemas de los artículos en los medios.

La anticipación a lo que sucederá también fue un tema que se mencionó durante la ponencia, donde el también autor de diversos libros aconsejó trazar planes de futuro; "establecer qué hay que hacer ahora para que, a quince años vista, el periodismo cultural funcione. Ahora no estamos proponiendo, estamos reaccionando y eso nos sitúa en desventaja". Por su parte, estableció una serie de requisitos que demanda el periodismo cultural para funcionar de manera óptima, entre los que destacan la necesidad de autocrítica del gremio, la crítica poscolonial y la tecnoculturalidad, ya que "todo periodismo parte de una búsqueda en Google, de chats, audios, videoconferencias... Es decir, todo pasa por la tecnología y la informática".

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