Ayer escuchaba una tertulia radiofónica donde se hablaba del Día del Orgullo y de la necesidad de normalizar que cada persona puede amar a quien quiera. En la tertulia entró a participar por teléfono un colaborador homosexual y les dijo a sus compañeros, “chicos os quiero corregir una cosa, no es cuestión de ser libre para amar a quien quieras, no es cuestión de amar, es cuestión de ser”.
Igual que cuando una empieza a reflexionar sobre el machismo y la cultura heteropatriarcal se comenten muchos errores, (es necesario informarse para entender de qué va esto de la igualdad entre hombres y mujeres), los estereotipos de género, la educación sexista, el machismo en la sanidad, en la investigación, en la cultura… en fin, todo eso que gracias a la teoría feminista y a muchos libros, formación y pedagogía, nos hemos interesado por saber para entender y por lo tanto poder actuar y hacerlo bien, lo mismo para con el colectivo LGTBI.
Las personas que no lo hemos vivido en nuestras carnes o en carnes que nos duelen a veces más, no podemos entender el fenómeno de la homofobia o la discriminación de las personas con diferentes opciones sexuales en toda su concepción.
Hace algunos años surgió en Elche la asociación Dimove. Se creó como asociación de deportes para personas LGTBI. Enseguida me propusieron entrevistarles y pregunté ¿por qué una asociación LGTBI de deportes? Y me contestaron muy rápido: Es un espacio seguro. Para muestra un botón, ¿alguna vez habrán dicho u oído aquello de “corre como una chica”? Seguro que sí. Un espacio donde hacer deporte sin ser cuestionado por la forma en la que lo haces.
Las feministas decimos que qué es eso de correr como una chica, que nos relega a un escalón inferior a una categoría por debajo de. Muchas personas homosexuales, hombres, han sufrido Bulling en el colegio por correr “diferente”, por moverse sin seguir la norma no escrita y ridícula que no se sabe por qué han adjudicado a las personas según el sexo una forma de caminar, de hablar, unos colores o unas aficiones determinadas. En el caso de las mujeres no es “corre como una chica” sino “es un camionero”. ¿Por qué?
¿Quién o qué ente divino, humano o mitológico ha determinado cómo debemos ser, estar, correr, estudiar, vestir, amar o follar según el sexo de nuestros genitales? Estos nuevos gobiernos que se están formando deben saber que cuando se defiende la libertad deben reflexionar un poco sobre qué es libertad. Esperanza Aguirre decía el otro día en una entrevista que ella comulga cien por cien con los ideales de Vox relacionados con la libertad y la propiedad privada. La libertad ¿Solo para unas cosas?
Coherencia. Reflexión. Lee, pregunta, empatiza, comprende, no te sientas superior a nadie, todos somos seres humanos, todos somos seres vivos diría yo.
Miren ustedes, la política está para solucionar problemas y esto lo es. Según la Fundación ANAR, el 70% de los estudiantes con ideación suicida declaró haber sufrido maltrato en el colegio. Hay estudios que confirman que el 24% de los suicidios en adolescentes están relacionados con las diferentes personalidades e identidades relacionadas con el sexo y el género y el no sentirse aceptado. Y esto, como ocurre en las mujeres víctimas de violencia machista, solo es la punta del iceberg. Pregunten simplemente a cualquier persona cercana homosexual si tiene miedo en según qué ámbitos o espacios, pregúntenles si se han visto alguna vez obligados a “disimular” su forma de caminar o a esconder sus gustos de ropa o de maquillaje.
Escúchenles. Hablar por hablar sin conocimiento de la realidad es de paletos, de personas superficiales o de gente que se cree moralmente superior a otros. Es de imbéciles.