Me he dejado la tabla de planchar en el salón. Así, cuando empiezan las ruedas de prensa del Gobierno, aprovecho y plancho mientras. El otro día, con la de Sánchez, no vean la montaña de ropa que me quité: cuatro camisas y varias sábanas. El beneficio es doble porque, por un lado, como tengo que estar concentrada en el trabajo, evito dormirme, cosa de otra manera bastante difícil de conseguir; de otra parte, hago algo útil mientras los periodistas, algunos de medios inauditos, lanzan sus preguntas sin repreguntar después, y eso se alarga más que un día sin pan. Reconozco que la del ministro Illa de ayer fue bastante entretenida al final, y que lo pasé bien y todo. A ver si lo he entendido, se puede salir de paseíto con quien se convive, pero no ir a hacer deporte juntos. O sea, que si dos convivientes, estando de paseo, aceleraran el paso y empezaran a trotar, se tendrían forzosamente que alejar uno del otro. No me digan que no es genial. Por cierto, no es que yo crea que no tiene un buen propósito lo de los horarios de salir, si bien me temo que el anecdotario va a ser infinito.
Pero hablemos, en el Día del Trabajo más atípico de nuestra vida, de varios de los temas más relevantes en cuanto a la lucha contra de la pandemia.
Lo de las mascarillas. Por favor, miren las noticias y hagan caso de las recomendaciones. Y, por si a alguien le cabe la duda de mi opinión al respecto, me pareció de no tener dos dedos de frente cómo se desarrolló en muchos lugares la primera salida masiva de personas, el pasado domingo. Parecía Hogueras. Se entiende que la gente estaba con unas ganas locas de calle y que es difícil poner puertas al campo, es decir, evitar que los niños jueguen con otros niños, pero no hay que tomarse el tema a pitorreo. El virus sigue causando estragos, sigue habiendo muchos contagios y sigue falleciendo demasiada gente. Muchos sobreviven, pero lo pasan fatal; supongo que ya habrán escuchado algún testimonio, como el de Javier Solana o Alberto Fabra, tras su paso por el hospital. Ya veremos lo que pasa en los días siguientes con los contagios, si no tenemos cuidado todos.
En cuanto a los test, no entiendo por qué el Gobierno se niega a que quien quiera y pueda se lo haga por lo privado. Sobre todo teniendo en cuenta la carencia de test que hay en los centros públicos, como todos sabemos. Considero que puede ser una ayuda para detectar casos y contribuir a parar entre todos la pandemia. Ayer, el director del hospital de campaña de IFEMA, cerrado de momento y esperemos que para siempre, dijo que creía un 90% de la población no está inmunizado. Y no olvidemos la recomendación de la OMS respecto a lo de hacer test masivos.
La otra cara de la moneda en esta batalla contra el coronavirus es la situación económica, de la que les traslado varias reflexiones.
Por lo que se refiere al dinero que se prometió, tiene que empezar a circular, pero en óptimas condiciones, y no obligando a quienes lo soliciten a la asunción de deudas con tipos de interés leoninos. Si no, quien ya está tocado puede que acabe hundido. A todo esto, los bancos siguen dando beneficios, cosa que tampoco puedo comprender.
En relación con los comercios y la hostelería, me parece que se van a asfixiar, si un milagro no lo remedia antes. Para empezar, las medidas planteadas por el Gobierno deberían haber sido consensuadas con los sectores afectados, para conocer sus necesidades reales y poder dar respuesta a las mismas. Las administraciones públicas han de estar más cercanas que nunca a los administrados, y pendientes de facilitarles la recuperación de los negocios, que son la base de la economía y del empleo. Es preciso, además, aligerar la burocracia de un plumazo. También se necesita mayor acercamiento de los ayuntamientos a sus ciudadanos, con empatía, especialmente teniendo en cuenta que el Gobierno central les ha pasado la patata caliente de la ejecución material de parte del plan del desconfinamiento. Los ayuntamientos tienen que remangarse y ponerse a currar, a pie de calle.
A todo esto, ¿hay alguien ahí pensando en los autónomos y en que si se van a hacer puñetas se va a liar parda?
Quiero, para terminar, dejar un testimonio esperanzador del importante acuerdo alcanzado entre la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos y los sindicatos CCOO y UGT, para impulsar iniciativas, a fin de fortalecer las empresas y dar continuidad al empleo en este sector. Esta línea de trabajo es un buen ejemplo, que debería seguirse en cualquier ámbito productivo, pues solo trabajando unidos saldremos de ésta. Esperemos que los de arriba secunden la propuesta.