El 5 de febrero se publicó el Real Decreto que sancionaba la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para el año 2020. Este incremento se escenificó, con gran pompa y boato, el jueves 30 de enero en el Palacio de la Moncloa, con las firmas del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de los Secretarios Generales de las asociaciones sindicales Comisiones Obreras (CCOO), Unai Sordo, y Unión General de Trabajadores (UGT), José María Álvarez, y de los presidentes de las asociaciones empresariales Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, y Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), Gerardo Cuerva.
Este acto es el resultado del acuerdo de legislatura de Unidas Podemos y PSOE, y supone una subida de 50€ hasta alcanzar los 950€ mensuales. De esta forma, el importe anual se sitúa en 13.300€, al computarse 14 pagas anuales, lo que supondrá en términos mensuales 1.108,33€ brutos, ocupando la séptima posición de los 21 países de la UE (27).
El SMI fijado es el primer paso del Ejecutivo para cumplir gradualmente con el objetivo marcado por la Unión Europea para conseguir que en el 2024 todos sus Estados miembros tengan un SMI que se sitúe en el 60% de su salario medio. Únicamente seis Estados alcanzan ese porcentaje, entre ellos Francia y Portugal. Según el Instituto de Estadística, en el año 2018 el salario medio bruto en España fue de 2.177,14€ al mes (un 4,43% mayor para los hombres y un 6,03% menor para las mujeres). Eso significa que el SMI representa en España el 50,91%. La Comunidad Valenciana, con 2.042,44€ ocupa el quinto lugar, un 54,26%.
La finalidad de este salario mínimo no es otra que la de garantizar que los trabajadores europeos tengan una remuneración que les permita disfrutar de una vida digna. Para el cumplimiento efectivo de esta recomendación, el Gobierno de España quiere alcanzar al finalizar la legislativa este porcentaje, lo que supondrá llegar a un SMI de hasta 1.200€.
Sin embargo, lejos de congratularse con el hecho de que se dote a aquellos trabajadores con rentas más bajas de unos ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades y las de su familia, tal y como preceptúa el artículo 35 de la Constitución Española, parece ser que el SMI es el causante de todos los males de la economía de nuestro país. Es el responsable del aumento del desempleo, el crecimiento del déficit, la desaceleración de la economía, la bajada del PIB… y, más recientemente, de la precaria situación que soportan nuestros agricultores.
Este mensaje es el que parece ha calado en nuestra sociedad. O, por lo menos en una parte de nuestra sociedad. Sin ir más lejos, hace unos días, estaba comprando en un comercio donde varias personas planteaban en una conversión que la subida del SMI era una barbaridad y que iba a ser un desastre para la economía. Que no entendían como una persona que trabajaba llevando una carretilla, para la que no se necesita formación alguna, cobrara esa cantidad. Tras esta segunda afirmación, no pude contenerme y repliqué que llevar una carretilla era un trabajo tan digno como cualquier otro y que la cuestión relevante no era el trabajo que se realizara. Lo relevante era que por la realización de una jornada laboral completa se tenía que cobrar un sueldo mínimo digno con el cual poder vivir, independientemente del trabajo que se realizara. Que no entendía como nos podíamos quejar de que las personas pudieran ofrecer a sus familias un mínimo con el cual cubrir sus necesidades básicas.
Ciertamente, este no es un caso aislado. Con quienes he tenido ocasión de dialogar sobre este tema, sus opiniones iban en la misma dirección. No es de extrañar que esta sea la idea que haya calado en nuestra sociedad. Ya que la práctica totalidad de referencias a este tema lo que hacen es ahondar en lo negativo que ha sido esta decisión.
A este pensamiento ha contribuido que la mayoría de los mensajes que nos llegan de nuestros dirigentes, reiteradamente nos transmiten el caos que va a suponer la subida del SMI. En este sentido se pronunciaba Pablo Casado, quién afirmada que se reuniría con los representantes sindicales y con las asociaciones empresariales para "evitar que este gobierno de Sánchez arruine a España". Destacar que ha tenido que rectificar su promesa de que si llegaba a La Moncloa bajaría a 850€ el SMI si llegaba a La Moncloa.
También Inés Arrimadas, calificó de "populista" la subida del SMI a 950€ porque no la considera efectiva para luchar contra los salarios bajos. Sin embargo, llama poderosamente la atención la oposición a este incremento, cuando llegaron a proponer una subida hasta los 1.000€.
Y, como no podía ser de otra manera, Santiago Abascal indicaba su disconformidad con esta subida, calificándolo como "la principal barrera de entrada" al mercado laboral con la que tropiezan los jóvenes y los trabajadores menos cualificados y experimentados.
Pero no solo se han alzado voces en contra dentro de la oposición, por otro lado, lógicas, sino dentro del propio PSOE. Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, ha mostrado su malestar al achacar el incremento del paro agrario en Extremadura a la subida del SMI.
Evidentemente, cualquier medida económica nunca va a ser del agrado de todos, pero en este caso esta subida tiene un gran componente social y solidario. En el caso de Alicante, según los datos sobre percepciones salariales de la Agencia Tributaria, se podrían beneficiar 274.786 trabajadores cuyo salario medio anual está por debajo del SMI, de los cuales 147.621 son mujeres. Destacando que, con pequeñas diferencias por sexo, su importe para este colectivo es de 4.639,34€. El incremento del SMI supondría elevar el salario medio anual de Alicante, que, atendiendo a los datos elaborados por este organismo es con 16.467€ (3.342€ menos que la media nacional), el décimo más alto de las provincias españolas (9,44% más para los hombres, posición 11, y un 11,02% menos para las mujeres, posición 14).
Sin duda, si les preguntamos a estas personas, seguro que no se oponen a la subida del SMI y no piensan que traerá consigo el caos.