ALICANTE. Con cuatro ediciones a sus espaldas, Iván Ferreiro y Dorian son de las bandas que más han actuado en el Low Festival. Con ellos y con Delafé, que acumula tres, charlamos para ver qué hace a un festival especial y qué recuerdan de sus conciertos en Benidorm.
Lisandro Montes, teclista de Dorian, tiene un recuerdo muy claro por lo bueno que fue 2011. Aquel año, en el final de la gira de La ciudad subterránea, se incorporó a la banda y cuando les tocó el bolo en el festival coincidían con Steve Aoki, "era cuando empezó a triunfar y los amigos me decían que teníamos a más gente en nuestro escenario que en el suyo".
Aquella era la misma edición en la que los cabezas de cartel eran Mando Diao —"que hicieron un bolazo", apunta— y Mika. De este último recuerdan que tuvo algún problema para llegar a tiempo al festival "y que tuvieron que enviar un avión a Mika y policía para que pudiera llegar a tocar, y él llegó como si nada con su madre. Aquello fue muy divertido".
Habla relajado Lisandro de aquellas historias porque, como señala, "el Low es siempre como tocar en casa". La banda barcelonesa considera "Alicante y toda la zona de Levante es un feudo de Dorian desde los inicios, fue la zona que mejor ha acogido y lo sigue siendo". Tanto que asegura que "son conciertos muy intensos, los mejores de cada gira".
Dos años más tarde repitieron. En la quinta edición acudía Portishead y ellos presentaban La velocidad del vacío. Era la noche del sábado y cada banda actuaba en un escenario diferente. "Estábamos a media hora de tocar y estaba Portishead en el otro escenario y nos impresionó mucho ver la cantidad de gente esperándonos. Y alguien, uno de los técnicos, les preguntó a los chavales y les dijo que tenían que ver a Portishead y dijeron que no sabían quién era". Lisandro lo achaca a la "cuestión generacional. Es muy agradecido y muy contentos de esa expectativa".
Estando tan a gusto, es normal que lo recomienden a sus compañeros, un rasgo que comparten con los otros consultados. "Lo aconsejamos porque siempre hay cosas interesantes y apoya mucho los nacionales —razona—y es muy cómodo como público, junto al Sonar es al que acudimos después de tocar".
Su última cita fue en 2017, cerrando gira de su grandes éxitos Diez años y un día. "Cuando acabas la gira, la gente ya se sabe las canciones y está muy a tope todo el concierto. El último fue uno de los conciertos míticos en nuestra trayectoria, es uno de esos Lows que quedan en la memoria", asegura.
De las tres bandas, quien pasa este año por la décima edición es Iván Ferreiro. Él aprecia este festival porque "siempre nos han tratado muy bien". Es muy importante, insiste, porque "hay otros que son más impersonales y ahora hay muchos festivales que van de la mano de Dios y en muchos pueblos lo llaman así cuando actúan más de tres grupos".
En su caso "valora la experiencia, los festivales valen por ello y por eso los que llevan mucho tiempo están muy bien montados y con cariño". De hecho, asegura, que "hay sitios por los que te pasas y ni te acuerdas y te dicen cosas pero no lo acuerdas. Y de este me acuerdo perfectamente". De las tres bandas él es quien antes pasó por Benidorm, ya que actuó en 2010 y aún recuerda que tuvo tiempo de ver a los Love of Lesbian, otra de las bandas que más ha pasado por el Low.
Igual que recuerda a los chicos de Santi Balmes, tiene grabado como "mi anécdota molona" el haber coincidido con Adam Green y los halagos que le dedicó, "flipé porque era súper majete y le encantó el show. Son esas cosas que te hacen sentirte bien". En otra ocasión fue su hermano Amaro quien destapó su lado más fan. Era 2012, la primera visita de Suede y "Amaro le llevó los singles que tenía como oro en paño para que se los firmara como uno más y los Ferreiro seguimos siendo así, bastante pringuis".
Con la experiencia que tiene, Ferreiro aprovecha para apuntar a un problema, "que debería de trascender a todos los festivales". Los artistas tienen su pulsera de identificación que solo les da acceso a su zona de camerinos particular, "y eso es un problema porque no puedes salir a saludar a tus amigos en las otras zonas de camerinos, solo puedes verlos en la zona VIP". ¿Y qué pasa en esta área privilegiada? "Todo el mundo viene a hacerse fotos así que nunca hablas con amigos", comenta. De manera que la solución que encuentra "es que te dejen entrar a todos lados o que los de la zona VIP no puedan darnos la vara", añade risueño.
Se encuentra de tan buen humor porque "está siendo quizá la mejor gira que hemos tenido: en casi todos los aspectos, no solo por público y promoción, sino de una cosa nuestra de los que lo formamos, la banda y el equipo técnico". Su paso este viernes por el Low supondrá el regreso al escenario tras "varias semanas sin tocar", con lo que asegura que "ahora encontraréis la mejor banda y en el mejor momento, todo muy emocionante".
Pasar por un festival como el Low cuenta Óscar D'Aniello que es "un termómetro de que tu banda está en un momento bueno". Él ha pasado como Delafé y las Flores Azules en tres ocasiones: 2011, 2013 y 2015. Por eso añade que "me sabe mal cuando no me llaman de festivales que había estado, ahora que la banda está debilitada porque no está la Helena o lo que sea".
D'Aniello siente un aprecio especial por el Low ya por estar ubicado en Benidorm. "Este es un festival de los que molan porque al estar ubicado en Benidorm, que es un posiblemente el más kitsch de España, te alojan muchas veces en hoteles con muchas plantas, y es un estudio sociológico en sí mismo".
En su debut en la costa, venían con Las trompetas de la muerte, un álbum que grabaron ya pensando en cómo interpretarlo en directo. En la gira de La luz de la mañana "no las pensé en cómo serían y vi que hacía falta humor, frescura". Así que en el siguiente trabajo lo tenían todo previsto para conseguir "ese buen momento".
En cambio de De ti sin mí, la situación fue diferente. Aquel trabajo "era un planteamiento muy intelectual, me acusaron de ser muy comercial en Las trompetas de la muerte y quise ser más artista". Al final de "aquella gira me recuerdo de estar sufriendo al escenario, casi al punto de hacerme daño, fue posterior a la muerte de mi padre y al mismo tener la sospecha de que Helena se quería desvincular del proyecto".
En la actualidad, con el sencillo La gran ola en la calle y preparando nuevo álbum para el año que viene, está en otro punto. "En el anterior fue una época compleja mirando hacia la luz desde la oscuridad y este ha salido de una manera natural y le he dedicado mucho tiempo y cariño porque no me salen canciones así de buenas todos los días".