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visión financiera

Comercializar 'private equity' entre minoristas, una cuestión delicada

24/11/2022 - 

MADRID. Aclaremos que si hay alguien al que le viene bien que se generalice la inversión en fondos de capital riesgo entre particulares minoristas somos nosotros: no hay producto en el que sea más necesario un asesoramiento profesional y, sobre todo independiente. Pero dicho esto, permitir su comercialización masiva entre fondos minoristas es una cuestión delicada.

Bancos y sociedades de valores están buscando desesperadamente alternativas frente a la caída de las comisiones de gestión en todo el mundo. Y aunque en España controlan el mercado, empiezan a surgir grietas. En un entorno de bajada de comisiones los productos de capital riesgo son la solución, ya que aplican comisiones muy altas y normalmente son poco visibles. Y son fáciles de vender como productos exclusivos y con alta expectativa de rentabilidad. Así que las entidades han pedido autorización al regulador para ofrecérselos a todo tipo de clientes. Y eso puede plantear ciertos problemas.

Los fondos de capital riesgo o private equity invierten en empresas en general, no en empresas que cotizan en bolsa. Un gestor especializado busca buenos negocios, teniendo en cuenta que muchos de los mejores – especialmente en el caso de las start-up con más potencial -, no cotizan en bolsa.

Mayor comisión al banco

Pero hay muchas cosas que pueden salir mal. El fondo de private equity que se coloque a los clientes puede no ser el mejor sino el que paga la mayor comisión al banco. En el peor de los casos, existe el riesgo de que gestor del fondo pueda estar invirtiendo en negocios en los que tiene interés personal (ocurrió recientemente con una entidad bastante conocida).

Luego pueden darse sorpresas por el lado de la liquidez: estos productos no cotizan diaria ni mensualmente, a veces ni siquiera semestralmente. Los inversores tienen que ser muy conscientes de que hay unos plazos para poder recuperar su dinero o conocer la evolución de su inversión. En otras palabras, son productos en los que es muy importante la información y el asesoramiento.

En España, el regulador exigirá la existencia de asesoramiento, pero ocurre que, al contrario de lo que ocurre en los países financieramente más avanzados, aquí casi no existe asesoramiento independiente. La mayoría de los asesores españoles son a la vez los distribuidores del producto, es decir, obtienen sus ingresos en forma de comisiones que les pagan las gestoras de los productos que recomiendan. Y estos productos pagan más que ninguno. Así que el conflicto de interés está servido.

Víctor Alvargonzález es socio fundador de Nextep Finance

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