tribuna libre / OPINIÓN

Cierre del año contable

26/01/2023 - 

Comenzaba el año 2022 y se alzaba como una oportunidad para la recuperación económica de la Ciudad después de los problemas generados por la pandemia; Europa y el Gobierno de España prometían inversión y dejaron al descubierto el talón de Aquiles de nuestro sistema.

Creíamos ser el ombligo del mundo, el paradigma del bienestar occidental y vivir en una sociedad sin aparentes problemas graves (o por lo menos solucionables) y la Covid-19 vino para poner de manifiesto la falta de capacidad de nuestros dirigentes: incapacidad para dialogar y llegar a acuerdos lejos de ideologías, incapacidad para proponer, incapacidad para captar, incapacidad en cualquier caso para administrar y gestionar. Políticos pusilánimes al servicio de sus propios intereses; a diestra y a siniestra, sin distinción, nuestros dirigentes procuran con nuestro dinero granjearse su éxito personal ajenos a la prosperidad de quienes representan.

Este es el modelo y ese es el nivel.

Y esa es también la realidad terca, la que se repite ejercicio tras ejercicio, la que los ilicitanos tratamos de digerir como sociedad cuando un proyecto parece tapar a otro y pocos se culminan, cuando un despropósito oculta otro, y así sucesivamente. La que, en definitiva, el Instituto ICIE percibe en su desinteresado quehacer diario.

Hemos llegado a la conclusión de que a los políticos no les  interesan los problemas de la sociedad si no les sirven para sacar  rédito personal.

Dicho lo cual y en el sentido técnico de la  palabra, administrar lo que se dice administrar pues no parece que  administren. Más bien se sumergen en su frenesí ideológico y se emplean  en conducir los recursos a proyectos de contenido fácil, abandonando  otros ambiciosos. Ensimismados en sus egos olvidan que la historia la  escriben los intrépidos y que los grandes proyectos son los que hacen  grandes ciudades. En este punto, es evidente que la Ciudad les ha venido  enorme.

Y aquí es donde debemos decir que sólo exigíamos de  nuestros políticos que se partieran el lomo frente a la centralidad o  frente a la Comunidad, que exigieran no más de lo que Elche ha aportado  durante los últimos lustros. Y hemos obtenido un álbum de fotos muy  bonito.

La tercera población de la Comunidad Valenciana se vuelve a quedar para barrer el confeti de la fiesta.

Parémonos  a pensar un momento: en esta legislatura poco más hemos obtenido que  carriles bici y peatonalizaciones; a eso se ha dedicado nuestro esfuerzo  económico (somos más pobres pero tenemos carriles bici y zonas viales),  empeño personal de una y proyecto particular de otro, sin consulta  popular y sin estudios de viabilidad; simplemente porque ellos lo valen.

Y  ya está, no hay más. El resto ha sido todo ruido. Ningún proyecto que  devuelva riqueza a la Ciudad. Nothing, rien, nicht, nada.

No  podemos asistir desde el sofá de nuestra casa (cerveza y bol de  aceitunas tendidas en mantel al efecto) a cómo restringen nuestros más  elementales derechos y recortan nuestra capacidad económica para gastos  superfluos. Este es el escenario en el que nos movemos.

Por qué no  preguntarnos: ¿Qué actuaciones se han realizado  con el patrimonio  histórico de nuestra ciudad (nuestra, no suya)? ¿Qué  atractivos  culturales ha generado? ¿Qué ha propuesto el Ayuntamiento de  Elche para  la viabilidad de su Palmeral o de sus Patrimonios? ¿Qué  cultura del ocio  se propone a la sociedad ilicitana?

Mientras al  Consistorio se le  llena continuamente la boca con el atractivo  turístico de la Ciudad,  Elche se introduce poco a poco en una vía  muerta que no conduce sino al  olvido, donde se ha dejado pasar la  llegada del AVE al interior de la  Ciudad (si era apuesta de destino  singular) y no sólo se abandona su  conexión con infraestructuras, sino  que asistimos estupefactos al papel  indolente de las autoridades  municipales ante el proyecto de tranvía y  en el desmantelamiento de los  enlaces con la capital. Insistimos, este  es el modelo y el nivel y  este es el estado de las cosas.

Sentimos  decir que Elche está  condenada a la grandeza particular de sus  ciudadanos, pero no a ser una  gran ciudad si no nos desprendemos de  nuestros complejos.

Por  eso desde el Instituto ICIE se seguirán  impulsando los proyectos y las  ideas  que Elche merece, porque desde el  Instituto ICIE creemos en  Elche como Ciudad en mayúsculas, porque Elche  es grande y su población  es grande aunque sus políticos sean pequeños.

Elche  se debe  hartar ya de ser subcampeona de todo y ganadora de nada. Cuando  los  dirigentes no dan para más, el pueblo les debe abrir la puerta e   invitarles a que se marchen. Ellos no lo harán voluntariamente.

* Pedro García Peral es vocal de la Junta Directiva Instituto ICIE

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