Estas MONÒVER. Convocados por la Coordinadora por la Ubicación Racional de las Energías Renovables, Stop Plan Solar Vinalopó, Sol Sostenible y el Grup Naturalista Heliaca, centenares de personas -mil, según los organizadores- se han manifestado este sábado contras las plantas fotovoltaicas proyectadas en el término municipal de Monòver, que ocuparán casi 600 hectáreas de suelo y que según los colectivos y el propio ayuntamiento generarán un gran impacto en el paisaje del municipio. Los manifestantes han exigido la suspensión de licencias para la instalación de estas centrales fotovoltaicas y la revisión de los planes urbanísticos para establecer zonas en las que sí se podrían asumir estas centrales en base a criterios técnicos.
Además, de ello, según el manifiesto leído por los organizadores de la protesta, también reclaman la protección de los paisajes y enclaves naturales más importantes; se cree una zona de afección protegida de estos proyectos y que los proyectos se tramiten con trasparencia. También reclaman que se fomente la participación de la sociedad y asociaciones en la toma de estas decisiones, haciendo públicos los acuerdos y reuniones mantenidos con las empresas.
Estas reivindicaciones se suman a las expresadas recientemente por los ayuntamientos de Villena y de Monòver, que también se oponen a los proyectos más grandes tal y como están planteados y que tendrá un impacto muy negativo para enclaves como la Sierra de Salinas o hitos locales como las producciones vitinícolas o el paraje del Fondó. Hay que recordar que en Monòver hay proyectadas dos macrorpoyectos que superan los 100 MW y en Villena, otras cuatro, y la mayoría generarían impacto en la Sierra de Salinas. Todas tienen autorización del Ministerio de Industria, pero algunas de ellas han contado con el informes desfavorable de la Generalitat Valenciana.,
Los manifestantes, llegados también de otras comarcas, han recordado que desde hace dos años que aparecieron las primeras centrales fotovoltaicas en el visor de la Generalitat y con su implantación se está materializando la mayor transformación de usos de suelo en España en los últimos 50 o 60 años. Reprochan que algunos gobiernos no han tomado medidas concretas. Por ello, reclaman que "es el momento de actuar, con contundencia, dejando de ocultar la información, aprendiendo de quienes sí que lo han hecho, de fijar una hoja de ruta concreta, de decidir qué queremos ser de mayores".
Los colectivos presentes han arremetido contra las grandes corporaciones económicas, que son las que han tomado las riendas de esta transición ecológica, "las mismas fortunas que siempre han manejado los hilos de una sociedad que nos considera títeres", han criticado. "Nos han hecho creer que se trataba de una necesidad imperiosa, que hay que hacerlo ya, deprisa. Ellos tienen prisa, por que lo que buscan no es el bienestar de los ciudadanos, ni conservar el medio ambiente, ni mejorar el acceso a un bien de primera necesidad como es la energía. Lo que buscan es únicamente ganar dinero", han censurado. "Se han fijado en nuestros pueblos, porque aquí ganan más dinero, porque el suelo es más barato, pero hemos demostrado que sabemos leer y escribir, y realizar alegaciones a sus enormes y chapuceros proyectos", han lamentado.
Los manifestantes han dejado claro que "queremos energía fotovoltaica en nuestros municipios, pero no así, no bajo el yugo de un modelo especulador en manos de unos pocos". Así, han reivindicado que "existe otra forma que es la que demandamos, de producción cercana, usando la red existente, con autoconsumo y con comunidades energéticas, dimensionado a las necesidades reales de cada territorio, produciendo cerca del punto de consumo, y no hay nada más cercano que el tejado de tu propia casa. Y si necesitamos centrales fotovoltaicas en suelo, empecemos por escombreras, minas, vertederos, infraestructuras de autovías antes de tocar terrenos agrícolas o forestales", han propuesto.
Reiteran que el modelo de las grandes corporaciones viene motivado por decisiones políticas, que "han favorecido este modelo especulativo y depredador", y han dejado "que sean las empresas que para maximizar sus beneficios elijan donde, cuando y cuanto quieren instalar en centrales fotovoltaicas". Y de esta manera, ante el impacto en montañas, ríos, pantanos, zonas húmedas o de protección de aves, los colectivos exigen la suspensión de las licencias, la revisión de los planes urbanísticos y fijar zonas en las que sí podrían establecerse esas plantas.