Castellón Plaza

diseño para el pensamiento

Fin de una campaña intercambiable

VALÈNCIA. Parecía que la campaña electoral no iba a terminar nunca, y ya estamos a punto e empalmar con la siguiente (si es que no lo habíamos hecho ya).

Con un acto simbólico de pegadas de carteles para arrancar cada campaña, para un diseñador la fiesta de la democracia podría significar la culminación al mayor festival de diseño gráfico, con carteles desplegados por toda superfície habida y por haber, aplicaciones de sistemas de identidad de partidos por todas partes, street marketing, aplicaciones online, apps, webs… Pero, sin embargo, queremos como cualquier mortal que todo acabe cuanto antes ya que aunque se supone que antes de campaña y desde el día previo al domingo electoral no se puede hacer publicidad ni propaganda mediante carteles o anuncios en medios, hoy día sentimos que efectivamente estamos establecidos en un período permanente de campaña y que, en general, ni fu ni fa.

Ya lo apuntaba la semana pasada Lucía Márquez en Valencia Plaza, repasando los spots y audiovisuales de esta eterna campaña: “Me encantarнa decirles que nos encontramos ante pequeñas joyas de la propaganda que se estudiarán durante años en las universidades, pero todo indica que no va a ser así. (…) Cero grados: ni frío ni calor.”

En efecto, poco mimo por lo gráfico como viene siendo costumbre, lo cuál hace que quien arriesga, aunque sea un poco, destaca (para mal y para bien). Decía el diseñador gráfico norteamericano Saul Bass que el diseño es el pensamiento hecho visual, y parece incomprensible lo poco que cuidan quienes se supone que más dedican a comunicación y retórica, y cuyo futuro se juegan en apenas dos semanas de transmitir mensajes al electorado.

Si en las elecciones generales de 2015 la tendencia protagonista fue el lettering o imitar lo que se hacía en las americanas, este 2019 la cartelería de todos los partidos se llenó de corazones. Y para terminar de edulcorar la campaña, cada partido añadió como slogan su particular frase motivacional que, carente de toda ideología, convertía las elecciones en una estantería llena de tazas de Mr. Wonderful, con una comunicación intercambiable entre partidos, nada personal y a la caza del despistado (indecisos los llaman). En las autonómicas de la Comunitat Valenciana no todos los partidos se desprendieron de la línea de comunicación fijada en las generales, hicieron lo que pudieron, o hicieron un puedo y no quiero.

El PSOE, pese a lo criticado de su slogan de campaña por ambíguo, utilizaba uno de los sistemas más consistentes que se han visto en estas elecciones. Siguen prescindiendo del puño y la rosa pero la geometría cuadrada que usaba el logo es ahora el contenedor de fotos y frases, manteniendo coherencia hasta el cierre de campaña. Incluso la tipografía, con esa separación que la hacía inconfundible en sus cientos de aplicaciones, se mantuvo con ese rasgo corporativo hasta el final, mientras en otros partidos encontramos al principio las intenciones y líneas de diseño claras pero poco a poco, según hacían adaptaciones, se iban desconfigurando y deformando.

Con el juego gráfico de la barra y el corazón, durante toda la campaña sobrevoló la alarma de copia entre diseñadores, al ser casi idéntico al de la fundación americana Heart & Stroke, bastante conocido en el ámbito del diseño al ser una creación de la prestigiosa agencia internacional Pentagram. En cualquier caso, concediéndole el beneficio de la duda digamos inocentemente que fue un CoCo (¿Copia o Coincidencia?).

En cuanto a la fotografía en blanco y negro del candidato, destacó también ya que no suele utilizarse en campaña, al igual que el parar serio del retratado, y el primerísimo plano quedaba justificado por los encuadres cuadrados (valga la redundancia) que decíamos antes. No obstante, en la recta final de campaña y mientras el slogan evolucionaba de "Haz que pase" a "Estamos muy cerca", la foto fue coloreada.

En la campaña valenciana la coincidencia fue precisamente la elección del blanco y negro para la fotografía del candidato a President de la Generalitat, Ximo Puig, con un encuadre más cerrado aún que el de Pedro Sánchez y realmente arriesgado cuando estamos acostumbrados a que el retrato “respire” a su alrededor y no se salga del formato. El riesgo tomado fue un acierto, con buenas fotos (de lo mejor de la campaña), y por lo demás, una campaña de corte más tradicional pero también con la cohesión entre aplicaciones de la que antes hablábamos, fuese para un mitin, para una aparición en prensa o para un mensaje de campaña y recurriendo a un gris neutro en vez de al blanco para los fondos donde el rojo socialista corporativo era la única nota de color.

 

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