ALICANTE. Sí, el buen tiempo ya está aquí. Y también los tirantes, las zapatillas y esa ropa tan fresquita que deja entrever los excesos del invierno y que hace más evidentes esos kilos de más que llevamos encima. Es por eso que muchos españoles se suman a la Operación Bikini, y se ponen a dieta. En concreto, y si nos centramos en los valencianos, son casi 5 de cada 10 los que empiezan un régimen antes del verano. En concreto lo hacen el 49%, según los datos de la última encuesta realizada por el comparador de seguros de salud Acierto.com.
El sondeo de la entidad también desvela que los valencianos se encuentran entre los españoles que más pasan de ponerse a dieta para acabar con los kilos cogidos con las torrijas y los ágapes propios de la Semana Santa y la Feria de Abril (entre muchas otras festividades). Es decir, que hacen honor a su apelativo de meninfots. No obstante, no son los únicos, sino que los canarios y los cántabros les superan en pasotismo alimentario. En el otro extremo de la balanza encontramos a los andaluces, baleares y madrileños. En todas estas comunidades, más del 60% está a dieta.
Eso sí, ellas son más adeptas al régimen que ellos -hasta un 12% más-; algo que podrían justificar las exigencias sociales del culto al cuerpo a las que se ve abocado el sexo femenino. Si nos centramos en los datos del último año, 4 de cada 10 mujeres aseguran haber hecho dieta, frente a 3 de cada 10 varones. También hay que diferencias por edad. Los españoles entre 25 y 35 años son los que más dieta hacen. Y muchos de ellos son adeptos a los régimenes aunque no tengan sobrepeso.
Las cifras no nos extrañan si tenemos en cuenta que a casi el 62% de los sujetos del estudio le preocupan las calorías que ingieren y que, supuestamente, hasta el 54% intenta llevar una alimentación equilibrada para "no pasarse". Los hay que hasta cuentan las calorías -el 8%-. Pero esto no es nada efectivo. Además, tampoco podemos evitar comentar que los valencianos no optan precisamente por la dieta mediterránea y los productos de la tierra. Excepto el arroz, eso sí, que se encuentra entre los ingredientes más consumidos, junto con la pasta y la carne. Paradójicamente y a pesar de tenerlos al alcance de la mano, la dieta de los valencianos no es rica en verduras, pescado, legumbres ni fruta.
El quid de la cuestión radica en cómo hacemos dieta. Es decir, ¿nos fiamos de las revistas?, ¿vamos al médico?, ¿cómo comemos en general? Si nos fijamos en el asunto de contar calorías y más allá de la obsesión que eso puede suponer; llevar la cuenta no funciona por varias razones.
La primera es que aquí no estamos diferenciando entre alimentos sanos e insanos, no estamos teniendo en cuenta los nutrientes, nuestro metabolismo ni ritmo de vida. O sea, que este tipo de régimen está abocado al fracaso y puede conllevar graves problemas para nuestra salud -anemias, dermatitis, problemas gastrointestinales, ansiedad,pérdida de vitaminas y minerales, y hasta daño nefrítico.
Por otra parte, hasta el 45% de los sujetos del estudio dijo probar más de una dieta, y hasta el 60% optar poruna dieta milagro. Estas se caracterizan por reducir la ingesta calórica o restringir ciertos alimentos de forma radical durante un periodo muy breve de tiempo y carecen (por lo general) del visto bueno de los expertos en la materia. Volviendo a los valencianos, hasta 3 de cada 4 recurren a Internet para informarse sobre dietas y alimentación en general.
A pesar de tanta dieta, la realidad es que más de la mitad de los españoles sufren sobrepeso y 1 de cada 6 es obeso. El dato curioso es que, de entre estos últimos, el 80% ignora que padece esta enfermedad. Además y de todos aquellos que se ponen a dieta, solo uno de cada cuatro consiguen su propósito. El resto fracasa o, peor, sufre efecto rebote y otras de las terribles consecuencias que hemos comentado. Por no hablar dela sensación de fracaso y frustración que todo el compendio puede ocasionar.
Pero ponerse a dieta de la manera adecuada es posible. No estamos hablando de algo temporal, sino de cambiar nuestros hábitos y de aprender a comer. Y para ello necesitaremos de la ayuda de varios profesionales: endocrino, nutricionista y, hasta en algunos casos, del psicólogo. Un seguro de salud puede resultar de gran ayuda, pues la mayoría cuentan con un amplio cuadro médico que permite el rápido acceso a estos especialistas.
Cada individuo tiene un metabolismo distinto, unos hábitos de vida, horarios, antecedentes familiares y características diferentes que hacen necesaria la personalización de la dieta. Hasta deben tenerse en cuenta sus gustos para ponérselo fácil. Hay quien prefiere pesar los alimentos frente a otros que se inclinan por comer más cantidad pero de ingredientes menos calóricos, por ejemplo.
También es imprescindible realizar una analítica de sangre antes de iniciar el proceso para detectar anomalías, déficit o cualquier alteración implicada en el sobrepeso; y llevar un seguimiento, con pruebas médicas periódicas que garanticen el buen estado de salud del paciente. Respecto al psicólogo, nos estamos refiriendo a casos como el de los comedores compulsivos, o a aquellas personas que han visto dañada su autoimagen, que están experimentando una pérdida o ganancia de peso repentina -y les está perjudicando socialmente, por ejemplo-, etcétera.
En cualquier caso y para aquellos que tienen sobrepeso, no deberían esperar demasiado para contratar su póliza, pues muchas aseguradoras rechazan a aquellos pacientes que tienen un IMC muy elevado (superior a 33-34, aunque depende de la entidad). El motivo es que este tipo de clientes suponen un gasto sanitario mayor. "Hay que tener en cuenta que los asegurados con problemas de sobrepeso acabarán yendo con mayor asiduidad a la consulta del médico; algo que, por ejemplo, deberían revisar si tienen contratada una póliza con copago para que no les salga caro", comenta Carlos Brüggemann, cofundador de Acierto.com. En el lado contrario también encontramos a las que premian a sus clientes por mantenerse más activos.
Además,si queremos hacer bien laOperación Bikini deberíamos combinar la dieta con el ejercicio físico. De la misma manera que intentamos cogerle el gusto a comer bien y convertirlo en un hábito, deberíamos hacer lo propio con el deporte. Por desgracia, el sedentarismo continúa siendo una de las grandes lacras de nuestro país -hasta 17 millones admiten ser sedentarios-. Y no solo eso, sino que más de la mitad de los que se apuntan al gimnasio lo hacen por razones estéticas (y no por salud).