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reflexionando en frío / OPINIÓN

Carlos Mazón será recordado...

19/11/2024 - 

“Isabel Díaz Ayuso cometió negligencias en las residencias de mayores durante la pandemia y ahora parece Churchill”, soltó un buen amigo en un grupo de Whatsapp a colación de las consecuencias de la nefasta gestión de la DANA. Entendiendo por gestionar a la prevención de los problemas y no al subsanamiento de la tragedia, ya dijo Ronald Reagan que los políticos no deben meterse en la vida de los ciudadanos sino protegerlos. Todo lo que esté alejado de cualquier amparo institucional que bloquee toda amenaza externa que suponga un peligro para la ciudadanía no es gestión sino el repliegue de un ejército que se dirige inevitablemente hacia la derrota. Sólo en unos tiempos mediocres como estos en los que la falta de exigencia hacia la clase política representa un vicio endémico, un dirigente podría salir airoso tras una inepta gestión que está fundamentada en la mera omisión del deber.

Percibo un cambio en el relato de Carlos Mazón, una estrategia con la connivencia de Génova. En el PP saben que si son listos (pese a la cuadrilla que acompaña al president) pueden colgarle el muerto, y nunca mejor dicho, a Teresa Ribera y por extensión a todas las administraciones que dependen del gobierno central. Mazón no sería más que un daño colateral de la ineficacia de un ejecutivo al que paradójicamente Feijóo exigió que se hiciese cargo de la gestión de la crisis. Algo ha hecho click en la conciencia de las mentes pensantes del Partido Popular, van a sacar fuerzas de la flaqueza del Consell; en otros tiempos eso no habría sido posible, el que cometía un error de esa magnitud sacrificaba su propia vida política por los que perdían la suya propia, hoy el ambiente marketiniano y demoscópico se ha vuelto relativista, sin conciencia. La polarización ha propiciado que no votemos honestidad sino causas concretas, por eso el PP prefirió deshacerse de Pablo Casado en lugar de la sospechosa Isabel Díaz Ayuso por los contratos de su hermano; a ojos de la plore el ex presidente del PP no era nadie y la presidenta de la Comunidad Madrid representaba una causa en sí misma. La conciencia ha dejado paso a la imaginación del relato, a la arquitectura creativa de la construcción de una épica en torno a un líder aunque esa cabeza visible ya no sea ese caballero blanco que anhelamos antes. La ausencia de liderazgos ha rebajado los baremos de ejemplaridad, nos conformamos con la apariencia, esa con la que la comunicación política es capaz de hacer pasar gato por liebre o paloma por mirlo blanco. Acuérdense cómo Salvador Illa, el ministro que dirijía en la pandemia un comité de expertos que no existía es ahora presidente de la Generalitat de Catalunya erigido en adalid del tarro de las esencias de la honestidad.

El viernes, Carlos Mazón, con traje sobrio, de hombre de estado, con corbata negra y con una batería de eslóganes preparada junto con las ocurrencias de la creación de diferentes estructuras específicas para resolver la crisis. Que si una vicepresidencia de Reconstrucción, que si una comisión de investigación sobre la DANA en las Cortes Valencianas… El jueves Mazón había perdido su moreno natural, estaba pálido, andaba como un muerto viviente, ya nadie decía ser amigo suyo. Ahora vuelve a estar bronceado, esa desorientación tras tres horas de tertulia en un restaurante se ha tornado en la compostura de un hombre dispuesto a sacarnos de esta, de volver más fuerte y de hacer a Valencia grande otra vez. Se ha dado prisa en hacer llegar las ayudas a los afectados a sabiendas de que el gobierno de Pedro Sánchez es rico en promesas pero pobre en eficacia a la hora de cumplirlas, y sino que se lo digan a unos damnificados por el volcán de la palma que muchos siguen viviendo en contenedores de carga después de años.

Algo me dice que la marcha de Carlos Mazón se hará de rogar. No sabemos si María José Catalá estaría dispuesta a sacrificar su apacible posición como alcaldesa de Valencia, y creo que el relato va a ser capaz de construir un liderazgo en torno al actual president de la Generalitat. Hace una semana les habría dicho que dentro de tres años Mazón mordería el polvo, ahora, tras la heroica puesta en escena en las Cortes Valencianas no me extrañaría que fuese capaz de ganar en 2027 con mayoría absoluta. Nadie se acordará de que mientras había gente muriendo ahogada él se zambullía en las anécdotas de sobremesa con Maribel Vilaplana, la opinión publicada se está encargando de enterrar en lodo ese momento en el imaginario colectiva. Lo que pasa en El Ventorro se queda en El Ventorro.          

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