ALICANTE. Este será el primer fin de semana en que los alicantinos podrán acudir a visitar una exposición que ya es todo un referente en el movimiento animalista en el ámbito nacional. Alicante Capital Animal desembarca en Las Cigarreras con más de 300 obras contra el maltrato en las que se entrecruza la belleza del animal en su propia naturaleza, en contraposición con la crueldad de la violencia que sufren en muchísimas situaciones, que son más cotidianas de lo que pensamos. Una exposición que fue presentada este miércoles por la edil de Cultura, Mª Dolores Padilla, el director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont, junto con la comisaria de la muestra, Ángela Molina, además de algunos de los artistas que forman parte de la muestra. Un acto al que también asistió el Director Territorial de Presidència de la Generalitat, Esteban Vallejo.
"Los animales están al límite y esto es un grito de auxilio que nosotros estamos dando por ellos", aseguraba durante la presentación la comisaria de esta exposición, Ángela Molina. Una iniciativa que ha pasado antes por otras ciudades como Valencia, Madrid y Bogotá, creciendo y adaptándose a cada lugar que visitan. Y es que no se trata de una exposición típica porque combina lo artístico con lo activista, colaborando con las asociaciones animalistas y con los artistas de cada lugar, siempre de forma altruista. "Si todas las ciudades se convirtieran en capital animal, el mundo sería más éticamente correcto", afirmaba Molina, a quien se le saltaban las lágrimas por revivir el sufrimiento reflejado en las distintas obras."Apelo a lo mejor del ser humano para resolver esta situación", aseguraba en el momento más emotivo de la visita guiada que ofreció.
La injusticia cometida sobre los animales y el sufrimiento que les infligen los humanos, ha entrado por primera vez, a través del proyecto Capital Animal, en las instituciones artísticas. Estamos ante la mayor exposición contra el maltrato animal que ha existido nunca, que ahora ocupa la caja blanca de este centro cultural, hasta el 9 de diciembre. Un logro conseguido en equipo gracias a las diversas instituciones que están incluyendo en sus agendas políticas este motivo de concienciación. Es por eso que Pérez Pont destacaba “el trabajo y el compromiso de los más de 70 artistas por sacar adelante esta exposición que aúna sensibilidad y arte, mostrando algunas de las circunstancias de maltrato más habituales como la ganadería intensiva, la alimentación, los espectáculos con animales, la caza o el abandono, situaciones que nos conducen a la reflexión sin dejar de lanzar un mensaje positivo de amor hacia los animales”.
El director del Consorci de Museus destacó además “la calidad de las obras y el movimiento tan importante que se ha generado desde el ámbito cultural por esta causa, un movimiento que en València, en el Centre del Carme, convirtió esta exposición en una de las más visitadas con más de 50.000 visitantes”. El segundo destino desde que en el año 2016 naciera en Madrid Capital Animal, una plataforma de activismo cultural, plural y solidaria que, con la colaboración de instituciones, artistas, pensadores y activistas, creó este evento cultural contra el maltrato que ya es todo un referente.
Capital Animal trasladó por primera vez el debate animalista a las instituciones artísticas. Primero en Madrid, después en València, México, Bogotá y ahora en Alicante, incorporando cada vez a más artistas y activistas del ámbito geográfico. Porque a través del arte y de la cultura se ha formulado una crítica a un sistema, antropocentrista y carnista, que rige el mundo contemporáneo. Un proyecto inspirado en el movimiento de liberación animal, Capital Animal defiende así la creación artística y cultural como poder transformador de la sociedad a la que se dirige.
La comisaria de la muestra señaló así que “la exposición colectiva Alicante Capital Animal es un alegato contra cualquier tipo de violencia infligida a los animales. Queremos manifestar la situación, desesperante y cruel, en la que viven y mueren”. Por eso en la exposición se ha planteado un recorrido expositivo plural con propuestas cuya función principal es informar, sensibilizar y concienciar a la ciudadanía sobre problemáticas de profunda importancia en la vida de los animales. Así que esta muestra híbrida de diferentes disciplinas y lenguajes, tanto artistas como activistas dialogan para conseguir ampliar la visión que tenemos de nuestra relación con los animales.
El recorrido comienza con un homenaje a los animales, cuyos retratos llenan una pared configurada como un gabinete de curiosidades; se crea así un espacio antiespecista donde el centro de la mirada es exclusivamente para ellos. Apología y celebración de la biodiversidad. Frente a esta pared la artista Ruth Gómez expone la gran instalación (site-specific) Estampida, que representa el caos producido en el instante preciso de un cambio, la reacción ante una situación de presión en forma de decisión radical y la fuerza que se genera a través del movimiento. Invitando, mediante la agitación de la imagen, al avance hacia los Derechos de los Animales.
Entre los artistas participantes en la muestra destacan las piezas de los artistas alicantinos Jesús Zuazo ‘Serie Esclavo’ (1989) que ejemplifica comportamientos que han sido habituales en nuestro país hasta hace no muchos años. La utilización de animales para números circenses callejeros como medio de vida, es una más de las formas de maltrato animal que el ser humano lleva realizando desde hace miles de años. Por su parte Pepe Calvo en su serie Tierra Oscura (2014-2015) apuesta por desarmar la vida, un alegato contra cualquier tipo de uso de las armas y condena la muerte que provocan. La obra de Ricardo Cases La caza del lobo congelado (2009) es un trabajo fotográfico en torno a la actividad cinegética (caza), galardonado por la Comunidad de Madrid con el premio de la cultura 2017 de fotografía.
La pieza de Pau Sanz, Pato (2018), es un ejemplo de su personal estilo, (pinta sólo con azul, rosa, amarillo y un delicado trazo negro). En sus representaciones podemos ver retratos de personas de su entorno o animales, en igualdad. La artista Verónica Perales, residente en Alicante, está presente en la exposición con dos obras tituladas Grandes simios en positivo. Desde un punto de vista ecofeminista, la artista realiza una reflexión sobre la maternidad en cautividad. La exposición da cuenta asimismo del trabajo de la Sociedad Protectora de Animales y Ambiental de Ibi, con la creación del Albergue de animales abandonados S. Antonio Abad, hace 14 años; así como del Proyecto CES Aspe, con las colonias felinas.
La obra del artista Chema López, Otro factor de la Evolución, nos enfrenta a un planteamiento vital: ¿Qué pasa si sustituimos el denominado darwinismo social, que justifica las desigualdades sociales y las luchas de poder, por la llamada ley del apoyo mutuo? Entonces, y como postula Kropotkin, la competencia no sería el auténtico motor de la evolución, sino que sería la cooperación. Para documentar el “mutualismo”, Chema López nos muestra al pájaro fluvial junto al cocodrilo, en lo que sería una relación de respeto e interés mutuo que beneficia a las dos partes y hace de la convivencia un acto de inteligencia.
Las obras de Robert Rauschenberg, Zoológicos Humanos y Community Copy Art crean un tríptico de situaciones históricas en las que los seres humanos se han enfrentado al sistema en pro de provocar un avance o cambio hacia un mundo sostenible y justo. A partir de este posicionamiento la exposición entra en un discurso reivindicativo, solidario y empático, mostrando en su recorrido fragmentos de una realidad insostenible como lo es el maltrato animal, abordado por el artista Paco Catalán en todas sus facetas con las 240 viñetas mostradas en la exposición. Un trabajo activista y solidario de carácter único.
El resto del espacio expositivo está dividido en cinco salas temáticas en las que se puede mirar de frente situaciones concretas de las vidas de los animales en las que, de una manera u otra, estamos implicados y de las que somos cómplices en silencio (caza, zoológicos, mataderos, cosificación y animales domésticos). En todas estas situaciones normalizadas, los animales son tratados como un recurso disponible para la explotación por parte de los seres humanos. No obstante, junto a las imágenes de los artistas se levanta la voz de los y las activistas que con su trabajo de denuncia contribuyen a que se de visibilidad a aquello que la industria y el sistema quieren ocultar.
“Un amplio sector de la comunidad científica ya los considera seres sintientes, que tienen conciencia, sensibilidad y emociones al igual que nosotros, pero les tratamos como esclavos y les sometemos a niveles de tortura que para la mayoría de la sociedad son realidades invisibles, ocultas tras los muros de los espacios de explotación, o realidades cotidianas consentidas por las leyes” ha manifestado Ángela Molina.