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DE LA VÍA PA ARRIBA / OPINIÓN

Cambios

2/04/2020 - 

Este confinamiento nos ha cambiado. De hecho, nos está cambiando constantemente. De repente quien no cocinaba, cocina, quien no cuidaba de sus hijos los atiende 24 horas y gente que no suele ir a la compra está yendo. Los mayores están aprendiendo nuevas tecnologías apremiados por la necesidad de ver a los suyos y los pequeños han descubierto que salir a jugar y correr por el parque es un lujo. En el trabajo hemos cambiado rutinas y nuestra vida social ha vuelto a ser hacia dentro.

Abrazamos menos pero amamos más.

Y miramos de otra forma. Salgo cada mañana muy temprano de mi casa. Lo hago hace años y camino hacia mi trabajo que está muy cerca, a apenas un minuto de casa. En ese trayecto, (envidiable lo sé), siempre iba con prisa pensando en lo mío y sin mirar alrededor. Es una zona de paso diaria para mí y no me llamaba nada especialmente la atención

Desde que empezó todo esto y sobre todo desde el estado de alarma, salgo a la calle cada mañana y ando ese minuto saboreando cada paso, soy consciente de cada bocanada de aire que inspiró y de cada gota de lluvia que me moja, que por cierto, han caído varías estas tres semanas.

Antes me cruzaba con dos personas o tres como mucho, ni lo recuerdo, en ese recorrido. No las miraba.

Ahora no me cruzo con nadie, pero en cuanto pongo un pie en la calle, respiro profundamente, me recreo en sentir el aire fresco de la madrugada en la cara y miro a mi alrededor. Observo un portal, una palmera, un local cerrado o una marquesina. La calle.

En el trayecto de vuelta sí veo a gente. Y los miro. Miro para ver si detrás de las mascarillas conozco ese rostro. Con ganas además de conocerlo. De saludar aunque sea de lejos. En la panadería miro a los ojos a la panadera y el intercambio es más cálido y personal que antes, cuando entraba con prisas pedía una barra, pagaba y adiós.

Hemos cambiado y ya no somos las mismas personas que hace 21 días. Los “coach” aseguran que hacen falta 21 días para modificar hábitos. No sé si funciona esta premisa en condiciones normales pero este palo que hemos sufrido ha sido tan gordo que creo que ya cambiamos el primer fin de semana de confinamiento.

No solo hemos visto lo vulnerables que somos desde el punto de vista de la salud, también hemos comprobado la fragilidad de nuestra sociedad. No sé si saldremos de esta en forma de U, de V o de M, los expertos en economía están tan perdidos como los expertos en pandemias y virus, pero creo que esos cambios que hemos percibido, esa otra forma de mirar y de mirarnos que sentimos a nivel individual debe poder proyectarse a la colectividad.

Cuando salgamos y nos recuperemos de lo urgente, debemos ponernos a lo importante. Debemos revisar nuestros sistema sanitario, el económico, nuestras formas de vida privadas y de organizarnos como sociedad y establecer nuevas prioridades personales y sociales. Tenemos trabajo por delante.

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