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de la vía pa'arriba / OPINIÓN

Burocracia en pandemia

22/04/2021 - 

Llevo varias semanas escuchando a diferentes personas de mi entorno narrando situaciones en las que se han sentido apabulladas por la burocracia, la administración, el papeleo (ahora digital), y los funcionarios y funcionarias condescendientes.

Una amiga mía se ha quedado en paro por primera vez en su vida, (por una parte, qué suerte estar trabajando de manera continua 35 años y por otra, menudo momento y edad para perder el empleo). Esta persona, lejos de hacerse la víctima, tiene un ilusionante proyecto para emprender, pero se ha topado por primera vez con la administración. Y no cualquiera, la de pandemia.

Casi ha hecho un máster para poder “apuntarse al paro”, que ya no es el paro ni el SERVEF, ni el INEM, que se llama Labora, detalle sin importancia si no fuera porque cuando vas a preguntar te dirigen a Internet y allí hay que saber la denominación exacta, la casilla adecuada y el formulario oportuno.

La burocracia siempre ha sido farragosa, está en su esencia, pero con la pandemia ha empeorado considerablemente. Si ya antes estos trámites, desconocidos para el ciudadano común, eran difíciles en presencial y dependían de que el personal de la oficina tuviera o no empatía y un buen día para explicarte, ahora, como no se puede presencial, se convierte en misión imposible.

¡Ojo!, que en principio y con cita previa sí te atienden cara a cara, pero antes tienen que darte la cita previa y no cogen el teléfono.

Una funcionaria amable y un asesor laboral pagado acabaron solucionando el problema a riesgo de que se pasara el plazo. Porque la administración y la burocracia si algo tienen son plazos.

¿Han intentado pedir cita previa en la OMAC de Elche últimamente? Igual han sido afortunados y les han cogido el teléfono con solo tres o cuatro intentos. A mi amiga en dos días de continuas llamadas no lo consiguió, pero pasó por la puerta de la OMAC, (Oficina Municipal de Atención a la Ciudadanía), de la Plaza de Baix, miró y no había nadie dentro, solo el personal.

Otro amigo con problemas de burocracia, administración electrónica y pandemia, ha conseguido que le cojan el teléfono, pero solo han podido darle cita en mayo y para ir a una OMAC en una pedanía porque no había posibilidad en la de su barrio, ni en otra del casco urbano. Vive junto a la oficina del Francesc Cantó y deberá coger un bus o buscarse la vida para acudir donde le han enviado.

No tengo claro qué es lo que pasa: que están colapsados, que con el Covid los protocolos ralenticen el trabajo o que a algunas personas les haya venido muy bien esta excusa para frenar el ritmo de trabajo.

Y además no se si les pasa, pero haces las gestiones con miedo a que te regañen. Por ejemplo, hay un concurso en la concejalía de Juventud del ayuntamiento de Elche donde pueden participar menores entre 14 y 18 años, pero les piden certificado electrónico para apuntarse.

No tienen ni pueden tener, dato con el que quien ha elaborado las bases no ha contado, salvo que hayan pensado que los progenitores hagan las gestiones. Cuando las hacen al final los padres o las madres, la web de Juventud salta con una alerta de “web no segura”, y allí están las bases, y cuando llamas te derivan a la maravillosa administración electrónica y te regañan. Una funcionaria con condescendencia te dice que no sabes desenvolverte en el mundo digital.

A lo mejor es verdad o a lo mejor resulta que la web no funciona o que se trata de un concurso para jóvenes que son nativos digitales pero no has tenido en cuenta en las bases que no van a poder hacerlo porque no pueden tener certificado digital y encima los formularios son, como no, farragosos e indescifrables.

Por cierto, ¿Saben la diferencia que hay entre hacerte la firma digital en Hacienda o en la OMAC? Si te la haces en la OMAC y nadie te avisa o te informa, no marcas la casilla de “exportable” y te quedan dos opciones. Una, depender a perpetuidad del pc o dispositivo donde te la has hecho, ( aunque sea el de tu hija que se ha llevado de Erasmus) o volvértela a hacer, sabiendo ya que hay que darle a “exportable” para poder usarla en diferentes dispositivos. Si te la haces en Hacienda ya está marcada la casilla correcta sin que tengas que aprender el significado a golpes.

Si me pongo a relatar toda la casuística que en unos días he ido recopilando corro el riesgo de no hacer nada más en todo el día.

No todos los funcionarios son iguales, como no lo son los periodistas o los camareros o los docentes o los albañiles. Pero los que se encargan de atender al público deberían pasar además de una oposición, un test de empatía y reciclarse en humanización cada cinco años mínimo.

Mi percepción es que a algunos el Covid y la recién puesta en marcha administración electrónica les ha venido de maravilla para trabajar lo justo. Sepan que por ley tienen que atendernos y por ley deben hacerlo de manera accesible incluso presencial y física, a pesar de todo lo que estamos viviendo. Existe una brecha digital importante en la sociedad y sobre todo un desconocimiento generalizado de la burocracia farragosa y oscura que requiere de ayuda para la ciudadana de a pie. Yo no tengo mucha relación con la administración en este sentido, pero tiemblo cuando me toca. Se que acabarán regañándome. Y como estás tan aliviada de que a pesar de la regañina y la falta de amabilidad, has hecho el trámite, te sueles callar.

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