ELCHE. El estreno de Liga en Segunda Division B no iba a ser fácil.
Encajar todas las piezas de un puzzle completamente nuevo no es tarea sencilla y más cuando delante tienes a uno de los equipos que sabes que sí o sí estará a final de temporada arriba peleando por hacerse un hueco en la categoría de plata. Pero el caso fue que el Elche terminó con muy sensaciones pese al soso empate sin goles que imperó en la Nova Creu Alta de Sabadell y dio muestras de que con más rodaje el equipo puede mejorar de forma considerable.
Pese a ser el primer partido se pudo vislumbrar lo que Vicente Mir quiere de su equipo. Seguridad, solvencia y contundencia detrás y profundidad por los costados en busca de peligro. Si a ello le sumas las codiciadas piezas ofensivas que presenta el plantel franjiverde se intuye que se sacará petróleo de ahí, aunque ayer no pudo ser. Y, como acostumbran sus equipos, la intensidad se lleva por bandera. Todos los que conocemos a Vicente Mir sabemos que con él no hay relajaciones, seas la estrella del equipo o uno más del grupo trabajarás si quieres ser parte del equipo. Algo que el año pasado se echó mucho de menos.
El empate no hizo más que certificar lo que es la Segunda B. Juego tosco, físico, con pocas ocasiones y en el que es difícil resaltar la calidad individual, de ahí la crucial importancia de materializar las pocas ocasiones que se tienen en el partido si se quiere estar arriba. No obstante, los franjiverdes tuvieron momentos de buen futbol, se sintieron cómodos con el esférico y dominadores del partido, pero faltó lo más preciado, el gol. Esa intensidad y ambición que el técnico quiere darle a su equipo quedó reflejada en las declaraciones posteriores del partido. Para cualquiera, un empate en el estreno en un campo como del Sabadell es algo positivo, sin embargo las palabras de sus pupilos eran lamentos por la oportunidad perdida e insistían en la importancia de comenzar a sumar de tres en tres, lo cual me sorprendió.