El tridente 'ximista', el tándem Soler-Ábalos y Bielsa, los tres grupos para liderar el PSPV
El tridente 'ximista', el tándem Soler-Ábalos y Bielsa, los tres grupos para liderar el PSPV
VALÈNCIA. La atención mediática en el ámbito nacional está fijada, ineludiblemente, en las negociaciones que el PSOE de Pedro Sánchez mantiene especialmente con Junts y ERC para alcanzar los apoyos suficientes para la investidura del presidente del Gobierno.
Eso no significa que todos los ojos en la formación socialista estén puestos únicamente en esta cuestión. En el ámbito orgánico, se cuenta con que el ahora jefe del Gobierno en funciones continúe en La Moncloa y, en base a ello, se trabaja también para regular los procesos internos en el partido del puño y la rosa.
Así, distintas fuentes socialistas consultadas por este diario afirman que el pensamiento actual en la dirección federal del partido, situada en la calle Ferraz de Madrid, va dirigido a situar los próximos congresos dentro del marco ordinario de su celebración. O lo que es lo mismo, a priori no está sobre la mesa que se adelante el calendario para celebrar un cónclave extraordinario federal ni tampoco ninguno autonómico, dado que si Sánchez alcanza La Moncloa -la investidura tiene fecha tope a finales de noviembre- optará por asentar su nuevo gobierno y centrarse en el inicio de legislatura.
Aunque esta decisión todavía no está tomada y de todos es conocido el gusto de Sánchez por los golpes de efecto inesperados, la hoja de ruta que se maneja en Ferraz es la de convocar el congreso federal a partir de las elecciones europeas fijadas para el 9 de junio.
Cabe recordar que, según los estatutos del PSOE, el congreso del partido se reúne de forma ordinaria "entre el tercer y cuarto año" desde la celebración del cónclave anterior. Teniendo en cuenta que el 40ª edición tuvo lugar entre el 15 y el 17 de octubre de 2021 en Valencia, podría celebrarse de formar ordinaria a partir de esas mismas fechas en 2024.
En las normas de funcionamiento de la formación socialista se especifica que el congreso será convocado por el Comité Federal, que determinará "las fechas y lugar de reunión por los menos con 45 días de antelación". De hecho, este órgano fue el encargado de ratificar el 3 de julio de 2021 la propuesta de celebrar la cita en las fechas antes señaladas, por lo que tendría lógica que este proceso pudiera activarse justo después de los comicios europeos.
Con esa hoja de ruta, y según también marcan los estatutos, las estructuras autonómicas del PSOE convocarán seguidamente sus respectivos congresos, que "habrán de realizarse tras la celebración del congreso federal en un plazo inferior a 90 días". En el caso del PSPV, en 2021 el cónclave tuvo lugar en Benidorm entre el 12 y 14 de noviembre, por lo que este mes o diciembre serían los elegidos para celebrar la cita dentro del marco ordinario.
Más allá de que este calendario orgánico no se encuentra confirmado y depende de la investidura de Sánchez y de su criterio si la consigue, en líneas generales las distintas fuentes consultadas lo consideran "factible" y "lógico". Ahora bien, esto significaría que el PSPV se mantendría probablemente un año más con Ximo Puig como secretario general mientras se articulan los distintos movimientos de las familias socialistas que optan a sucederle.
El tridente 'ximista', el tándem Soler-Ábalos y Bielsa, los tres grupos para liderar el PSPV
Tal y como ha informado este diario, a priori tres son los grupos -más allá del juego de acercamientos que puedan producirse entre ellos- que han tomado posiciones en este proceso: el alcalde de Mislata y líder provincial de Valencia, Carlos Fernández Bielsa; el diputado y secretario general de Alicante, Alejandro Soler; y los que podrían considerarse herederos del 'ximismo'; que se aglutinan en torno a la ministra Diana Morant; la delegada del Gobierno y vicesecretaria general del PSPV, Pilar Bernabé; y la portavoz en Les Corts, Rebeca Torró.
A priori, los dos primeros grupos se antojan más dispuestos a una guerra relámpago de sucesión, mientras que los afines a Puig prefieren un desarrollo más pausado de los acontecimientos para reagruparse y también porque consideran que una batalla inmediata tras la derrota electoral, podría emular lo ocurrido tras la pérdida de la Generalitat en 1995, cuando los socialistas valencianos atravesaron una crisis que les costó años superar.