Ayer se cumplieron dos años de las elecciones municipales de 2019. Me lo recordó el Partido Popular de Elche que convocó una rueda de prensa para hacer balance de legislatura. De media legislatura, en todo caso.
Con tanta pandemia, miedo, crisis, vacunas, normalidad y mascarilla se me había pasado la fecha.
Es una cita obligada para políticos y periodistas. 100 días de legislatura, ecuador de la legislatura, balance fin de año, inicio de año... En fin, todo este mundo ficticio creado en la burbuja político- mediática y casi siempre alejado del interés del resto de la gente. Y ahí estábamos ayer, haciendo balance con palabras huecas, frases recurrentes, lugares comunes y toda esa parafernalia.
No recuerdo casi la campaña electoral de 2019 y se me pierde la memoria también en el inicio de la legislatura. La DANA que arrasó la Vega Baja y parte del Baix Vinalopó ese año en septiembre y la pandemia que llegó unos meses después, en marzo de 2020, oscurece todo lo demás y me cuesta pensar en lo inmediatamente anterior a todo esto.
Elche ha cambiado en estos dos años. Todos hemos cambiado, nuestra vida es diferente y aunque no saldremos mejores, (como creíamos), es cierto que nos hemos dado cuenta de lo vulnerables que somos y de lo que necesitamos el Estado del Bienestar.
En este año y pico que llevamos de pandemia nos hemos dejado en Elche como mínimo 266 personas fallecidas por Covid-19, 28 en Crevillent y 31 en Santa Pola. A ellos no los vamos a recuperar y las empresas y comercios que no han podido levantar la persiana tampoco.
Ese balance me sale.
Hoy es el día mundial de la medicina de Urgencias y Emergencias. Los profesionales de este área reclaman que se reconozca esta especialidad y lo hacen hoy visibilizando su demanda. Después de lo que hemos visto y vivido nadie debe dudar de lo necesarios que son, del trabajo especializado que realizan ni de lo necesaria que es la formación específica en este área.
Tampoco de que en Sanidad los recursos humanos son imprescindibles, incluido el personal administrativo y de gestión y todas aquellas funciones que han realizado las personas contratadas temporalmente de las que en buena parte se va a prescindir.
Este también es mi balance.
Es verdad que el esqueleto del Hotel de Arenales sigue ahí, el Mercado Central, la ampliación del Parque Empresarial, el Edificio de Riegos El Progreso y una serie de temas recurrentes. Pero 24 meses después de las elecciones a mi se me queda un hombre al que ayer escuché contar que había salido del ERTE más de 400 días después de cerrar su empresa, obligados por la situación y que volvía ilusionado a su trabajo y agradecido de poder hacerlo.
Recuerdo tras mayo de 2019 el primer verano en Elche con la nueva Corporación Municipal, con poco presupuesto en las arcas municipales, (siempre se deja temblando el cajón antes de unos comicios), pero muchas ganas de iniciar nueva etapa, de los que tenían que gestionar y de los que deben hacer oposición, que no es lo mismo que oponerse a todo.
Fueron unos primeros meses de ajustes, incluso con cambios de concejales. Ciudadanos y Vox por disputas internas y Compromís por nombramientos. En noviembre ya tenían nuevo presupuesto y se aprobó en tiempo y forma para funcionar a primeros de 2020. En cuanto echó a andar el año, la vida en este planeta se truncó. Y así llevamos 15 meses.
Querer volver a la vida anterior sin lo que esta nos ha acarreado no es realista, incluso no lo es querer hacer balances de la consecución de objetivos marcados antes de saber que el mundo iba a cambiar.
