VALÈNCIA (VP). Las fiestas de Navidad son una época del año en la que predominan las comidas en familia, que pueden ser muy copiosas. Algunos de los alimentos que más se consumen son diferentes tipos de dulces, lo que puede perjudicar negativamente a nuestra dermis, ya que una buena alimentación influye de manera significativa en la piel.
Si no se consumen los antioxidantes y nutrientes necesarios, se genera un déficit en el organismo que se verá reflejado en la dermis a través de varios síntomas como la deshidratación o el envejecimiento. Por el contrario, si se consumen en exceso determinados productos como alimentos procesados o productos azucarados, sus efectos también serán nocivos para la piel.
Para la doctora Belén Fabre, dermatóloga del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, “nuestra alimentación repercute directamente en el funcionamiento de nuestro organismo. En la actualidad, ya existen multitud de estudios relativos al impacto que tiene el consumo de azúcar en la salud. El envejecimiento prematuro o la aparición de granos por exceso de azúcar son problemas cada vez más frecuentes derivados de su consumo. No estamos diciendo que el azúcar deba erradicarse completamente de nuestra dieta, pero sí es aconsejable calcular la cantidad que consumimos y procurar no superar la dosis máxima recomendada (25 g)”.
Hay alimentos, como las frutas y las verduras, que contienen antioxidantes. Por tanto, tienen un impacto positivo en la piel. Por el contrario, un consumo excesivo de azúcar favorece un aumento en la producción de sebo en la piel. “El azúcar puede agravar afecciones dermatológicas como el acné, ya que eleva los niveles de insulina en el cuerpo, lo que a su vez desencadena una cascada de respuestas hormonales que favorecen la producción de sebo y la inflamación. Dos componentes que repercuten directamente en el desarrollo del acné”, indica la profesional.
Además de la aparición de granos, otro de los problemas que origina el exceso de azúcar es el envejecimiento prematuro. Según explica la doctora Belén Fabre, “el aumento de glucosa hace que esta se pueda adherir a proteínas como el colágeno o la elastina, produciéndose un fenómeno llamado glicación o glicosilación. Este proceso tiene un impacto negativo en proteínas de la piel como el colágeno y la elastina, y además provoca inflamación, estrés oxidativo y deterioro a nivel celular”.
En consecuencia, aparecen arrugas finas, pérdida de elasticidad y flacidez. “De esta manera, la piel se hace más propensa a las señales visibles del envejecimiento cutáneo”, afirma la profesional.
Aunque el consumo excesivo de azúcar se relaciona principalmente con las bebidas gaseosas, bollería industrial y las golosinas, el azúcar oculto en nuestra dieta suele sorprender.
“Para reducir el consumo de azúcar, -subraya la doctora dra. Belén Fabre-es crucial saber identificar las fuentes ocultas de este ingrediente en nuestra dieta diaria. Cualquier alimento procesado puede tener cantidades elevadas. Por eso es importante averiguar cuánto azúcar tomas al día. Se debe leer las etiquetas de los alimentos y optar por productos más saludables. Por lo general, los supermercados etiquetan los productos de modo que sea fácil identificar las opciones más sanas”.
“Adoptar una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros puede mejorar significativamente el aspecto de la piel, así como el consumo de frutas enteras en lugar de en zumos”, comenta la especialista quien además recomienda, “sustituir las bebidas carbonatadas, los zumos y las bebidas energéticas por agua, sin olvidar que las aguas «con sabores» suelen ocultar ingredientes añadidos. Además, dormir ocho horas es clave, ya que la melatonina, la hormona del sueño, puede reducir los daños causados por la glicación hasta en un 50 %. Por último, es importante evitar el estrés, para reducir la liberación de la hormona cortisol, que aumenta los efectos de la glicación hasta un 20 %”.