VALÈNCIA. Allá por finales de febrero de 2019, Les Corts Valencianes celebraban el que iba a ser su último pleno de la legislatura. Lo hacían sin una despedida oficial pero con el rumor, ya muy sólido, del adelanto de las elecciones autonómicas que días después anunciaría el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. El ambiente en el Parlamento autonómico aquel día no era el habitual. Había caras largas en Compromís, que no estaba participando de esa decisión que no compartía. El Botànic acabaría muy tocado aquella jornada en la que el jefe del Consell pulsaba el botón rojo, pero volvieron a gobernar juntos.
Han pasado cuatro años y el tripartito tampoco es que esté en su mejor momento antes de los comicios del 28 de mayo. Pero al menos la última sesión de Les Corts de este jueves sí que sirvió como un adiós que todos los grupos aprovecharon. Cada diputado a su estilo. Desde despedidas emotivas y autocrítica a reproches. Hasta hubo una canción en la tribuna. Al final, son las relaciones personales, aquellas que no se perciben en lo que trasciende de la vida parlamentaria pública, lo que en muchas ocasiones prevalece.
El PSPV, Compromís y Unides Podem no han terminado la legislatura unidos. Han preferido ir cada uno por su lado. No en un final tan tenso como el de 2019, pero sí de división evidente. No hubo acuerdo en la comisión de investigación del caso Azud propuesta por el PP, que Compromís y Unides Podem apoyaron –salió adelante con los votos de todos los grupos menos los socialistas–. Y tampoco hubo consenso en la modificación de la ley de carreteras que busca endurecer las sanciones para combatir la prostitución. Una iniciativa legislativa que el PSPV quería que fuera validada por procedimiento de lectura única, pero sus socios no respaldaron esa fórmula.
La sesión del pleno de este jueves sí sirvió para sacar adelante tres leyes. La primera, que contó con el apoyo del Botànic y el PP, la abstención de Cs y el voto en contra de Vox, fue la de medidas contra el despoblamiento, que recoge medidas económicas, sociales y culturales para revitalizar las zonas de interior y los municipios de menos de 300 habitantes, como el impulso de una renta agropecuaria para pagar los servicios ambientales que llevan a cabo.
Con el respaldo del tripartito y Ciudadanos y el rechazo del PP y Vox, se dio luz verde a la ley de participación ciudadana y fomento del asociacionismo, que amplía al conjunto de la ciudadanía la posibilidad de participar en la elaboración de normas y planes de la Generalitat, antes limitado a las personas o colectivos afectados directamente, y elimina el límite de edad para participar en los asuntos públicos.
Igualmente, se aprobó, con los votos del Botànic, la abstención del PP y el no de Cs y Vox, la ley de Viviendas colaborativas, que fue presentada como proposición de ley por el grupo Unides Podem y que regula este tipo de viviendas en régimen de cesión de uso y gestionadas como cooperativa sin ánimo de lucro o de asociación.
Y aunque las tres normas eran de importancia, las intervenciones en el debate por parte de los grupos fueron una mezcla de defensa de posicionamiento y despedida de la legislatura, por lo que predominó la nota de color. Tanto que el presidente de Les Corts, Enric Morera, iba dando paso adaptado a la situación. "Continuem amb els Jocs Florals. Ay, amb el ple de les Corts", dijo en una ocasión. "Toca el turno que no sé si definir como réplica", comentó en otra.
El premio a las intervenciones emotivas fue para María Quiles (Ciudadanos) y Beatriu Gascó (Unides Podem). Ambas se despidieron entre lágrimas y peticiones. Quiles reclamó la capacidad de llegar a consensos y reivindicó la Vega Baja ("cuiden mucho mi comarca", pidió). Gascó ha permanecido dos legislaturas. "Estoy más nerviosa que nunca y no he dormido pensando en lo que había que decir para despedirnos", comenzó. La diputada de la formación morada hizo autocrítica sobre lo que consideró políticas "insuficientes" para el mundo rural. "He aprendido que todos los que estamos aquí somos representantes de los valencianos. Deberíamos ser más valientes y alejarnos de los aparatos de nuestros partidos porque no tienen la empatía de solucionar las cosas de la gente que nos necesita. Deberíamos escuchar más a nuestra conciencia y menos a los aparatos", reflexionó.
Gascó, que tuvo agradecimientos para su familia e hizo mención a la dificultad de la conciliación familiar, también abogó por "empezar a pensar en un nuevo himno de la Comunitat". Su propuesta la hizo cantando un fragmento de Malaguenya de Barxeta: "Mira si he corregut terres, mira si he corregut terres que he estat en Alfarrasí".
Emocionada estuvo también Elisa Díaz, del PP, quien comunicó que por decisión personal no repetirá como diputada. "Me voy porque yo quiero", señaló, entre agradecimientos a su grupo y a la capacidad de "consensuar" y de ser "hasta amigos" de representantes de todos los partidos.
Fernando Mulas, el último diputado que se incorporó a Ciudadanos tras la dimisión de Ruth Merino, entonó su "hola y adiós" tras apenas tres meses. Mientras, el parlamentario del PP Alfredo Castelló, uno de los más reconocidos dentro de su grupo, quiso despedirse con la frase "tengan cuidado ahí fuera", de la aclamada serie "Canción triste de Hill Street". Aprovechó del mismo modo para pedir "que nos portemos bien y que tengamos mesura".
David García, de Vox, tuvo buenos deseos para todo el hemiciclo, pidió perdón por si alguna vez se había "excedido" y dedicó unas bonitas palabras de compañerismo a Pedro Ruiz (del PSPV). "Me voy orgulloso por mi trabajo, el de un obrero de clase media", comentó mientras alguno del Botànic se revolvía en su escaño. Aun así, dejó un mensaje al tripartito. "Defendemos una siglas, pero tómense un solo segundo en pensar si las políticas que están aplicando son las correctas. No tengan miedo a disentir dentro sus propios partidos", comentó.
El dardo de la sesión vino de la mano de Fernando Llopis (Ciudadanos), perteneciente a un grupo deshecho y que ya vivió su escisión con el paso a los no adscritos de cinco diputados. "Gracias al trabajo de mis compañeros mientras otros intentaban hundir el barco y huían como ratas. Y no miro a nadie. Por cierto, que no están aquí", remarcó sobre la ausencia en el pleno de estos parlamentarios. "Confío en que Roma no pague traidores. Los imperios sólidos no se construyen con miserables", afirmó ante la captación de cargos de su partido por parte del PP.
En un pleno en el que apenas hubo consellers (la de Transparencia, Rosa Pérez, es la que más rato estuvo), hubo también momento para valorar la legislatura en los pasillos por parte de los portavoces. Cada uno reivindicó su labor y criticó al contrario desde su posición en lo que a políticas se refiere. Entre recordatorios de que unos (PSPV y PPCV) necesitarán a otros (Compromís y Vox), Unides Podem todavía no ha resuelto su papel en el proyecto Sumar de la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, que en unos días habrá de comprobarse de qué manera se enfocará en la Comunitat Valenciana.
El pleno de este jueves finalizó con todas esas incertidumbres a menos de dos meses del 28-M y celebró una última votación que costó de llevar a cabo: la de la presidencia de À Punt. El Botànic tuvo que forzar tres plenos consecutivos para lograrlo. La ley marca unas mayorías que sólo se pudieron conseguir a la tercera. Miquel Francés fue proclamado después de que la primera votación dejara 60 apoyos, 32 papeletas en blanco y 4 votos nulos; la segunda 55 apoyos, 27 papeletas en blanco y 10 votos nulos; y la tercera 56 apoyos, 23 papeletas en blanco y 14 nulos. Entre estos últimos aparecían nombres como Tito Berni, Ximo Rovira y Pocoyó. La última marcianada de Les Corts y... se levantó la sesión.