MADRID. La nueva generación del Audi Q3 con el motor diésel 2.0 (ahora se denomina 35 TDI y así aparece en el portón del vehículo) de 150 CV es un maratoniano que ha dado el estirón en tamaño, pero que sigue consumiendo lo justo y al que se puede seguir su evolución a través de un sistema de infoentretenimiento que podría estar claramente reservado para sus hermanos mayores.
El Q3, el que hasta la llegada del Q2 (4,21 metros de largo) era el más pequeño de los SUV de Audi, ha ganado en presencia y seguridad con la nueva generación que acaba de estrenarse. Ahora alcanza los 4,48 metros de largo, 1,84 metros de ancho y 1,58 metros de alto, con una distancia entre ejes de 2,68 metros.
Si se le compara con la primera generación (que se fabricaba en la planta de Seat en Martorell, la producción del nuevo se ha trasladado a Hungría) es 97 milímetros más largo, 18 milímetros más ancho y 5 milímetros más bajo, mientras que la batalla ha aumentado en 77 milímetros.
Con estos cambios, el Q3 parece ahora más coche e incluso lleva a algunos conductores al engaño, ya que se piensan que están ante el Q5, que mide 4,66 metros de largo. Audi ha aprovechado exteriormente este incremento para dotar a este SUV de una imagen más deportiva.
Para ello, como ya sucede en otros Audi, la parrilla Singleframe de ocho lamas ha aumentado de tamaño y exhibe un diseño octogonal, al tiempo que queda enmarcada en un borde ancho. Los faros (con tecnología led de serie, los full lead y los matrix led son opcionales) se estrechan hacia su parte interna y forman ángulos dentados en el borde exterior.
La iluminación diurna en los faros opcionales, como es el caso de la unidad probada, dibuja una firma de tres segmentos, uno largo y dos más cortos, que producen un efecto tridimensional.
Por debajo de los faros hay dos amplias entradas de aire laterales enmarcadas que le dan un toque agresivo al frontal, en el que también destaca un capó más bajo que en su antecesor.
En la vista lateral destacan las nuevas llantas en medida de 18 pulgadas (antes eran de 17) y una línea de hombros alta, que enfatiza los pasos de rueda ensanchados típicos de un todocamino.
Las taloneras en negro también contribuyen a generar el clima deportivo que han buscado los diseñadores.
Interior del nuevo Audi Q3
En el interior las formas rememoran a los trazos habituales en la familia Q de Audi, que es la reservada a los SUV.
El elemento central es la pantalla del MMI touch, que queda integrada en el panel de acabado cristal brillante que la rodea y con el que Audi evoca el diseño de la parrilla Singleframe. Esta pantalla, al igual que el climatizador y la consola central, está orientada 10 grados hacia el conductor, que goza así de una posición muy ergonómica desde la que controla todo lo que sucede en el exterior y el interior del vehículo.
Su asiento, al igual que el del copiloto, sobresale por un mullido de mayor calidad que en la competencia y que facilita hacer largos viajes al volante.
La horizontalidad es la clave utilizada por Audi para ofrecer un salpicadero despejado y de gran amplitud. El cuadro de relojes es digital y permite personalizarlo para darle más espacio al navegador o la información de la radio o del ordenador de a bordo, entre otras muchas posibilidades.
Como curiosidad indicar que las direcciones en el navegador se pueden introducir mediante instrucciones vocales, con el mando (como en todos los coches) o escribiendo con el dedo sobre la pantalla central encastrada (y no flotante como en algunos otros modelos de Audi).
Esta última opción es muy cómoda, ya que reduce mucho el proceso de introducir el destino final. Atrás el espacio está más enfocado para dos personas, porque la planta central tiene menor tamaño en anchura y largo que las butacas del exterior.
Además el túnel central es voluminoso, lo que reduce el espacio para las piernas del pasajero central, que también tiene un respaldo más duro, ya que acoge el reposabrazos y los posavasos.
Con un conductor de algo más de 1,80 metros de altura se puede sentar otra persona de la misma medida sin que las rodillas golpeen con el respaldo del asiento. Lo mismo sucede con la altura al techo, que permite alojar sin problemas a personas de más de 1,80 metros.
Pero Audi también ha tenido en cuenta a las personas que no necesitan tanto espacio para el pasaje de atrás, por ejemplo porque sean niños y que sí necesitan más en la zona del maletero.
Para éstas decirles que la banqueta se desplaza longitudinalmente en proporción 60:40, con lo que se pueden ampliar los 530 litros con los que cuenta el maletero, que tiene un doble fondo en el que podría alojarse una rueda de repuesto, pero que acoge el kit repara pinchazos. Una vez descritas las medidas, y teniendo en cuenta el peso (1.655 kilógramos), decir que el motor 35 TDI de 150 CV va a ser más que suficiente para la mayoría de los conductores. En la unidad probada está ligado a la caja automática de S tronic de siete relaciones.
Esta motorización es muy progresiva en la entrega de la potencia, aunque a veces a las transiciones entre marchas parece que les falte algo de agilidad. Es el caso de cuando procedemos a un adelantamiento en autopista y el vehículo que va delante tarda en dejarnos pasar por falta de potencia.
Al reducir la velocidad más de lo previsto, la transmisión procede a bajar marchas que, cuando la vía está nuevamente libre no da la sensación de que se recuperen con la misma celeridad. Para evitar esto, el Q3 dispone de modos de conducción que nos permiten cambiar algunos parámetros (respuesta del acelerador, de la dirección, de la caja de cambios y de la suspensión) solo con pulsar el botón de Audi drive select.
En la prueba no hemos parado de utilizarlo para confirmar que lo que ponía el ordenador de viaje era verdad: un consumo de 6,3 l/100 km (la marca le ha homologado un mixto de 4,7 l/100 km). Para un coche familiar, con carrocería de SUV (mayor resistencia al aire y peso que una berlina) y con un maletero muy aprovechable ese gasto de combustible debería hacer pensar a aquellos que se empeñan en poner palos a las ruedas de la nuevas y eficientes motorizaciones diésel.
Con un propulsor así es fácil rebajar el consumo y acercarse al dato homologado por el fabricante, mientras que si se optara por una motorización gasolina la sorpresa sería en sentido contrario, aunque también asumible (el gasto medio homologado es de 6 l/100 km). Su comportamiento en carretera también es muy bueno.
Es un vehículo con escasa rumorosidad en el interior, lo que es muy de agradecer a la hora de viajar. Vira muy plano, lo que transmite aplomo y estabilidad al volante y carece de balanceos acusados de la carrocería por un tarado de la suspensión que, sin descuidar el confort de los pasajeros, es firme.
En ciudad también es muy cómodo a la hora de ponerse al volante porque sus medidas le hacen muy aconsejable para circular por todo tipo de vías y en los aparcamientos es fácil encontrarle un hueco. Por todo ello, el Q3 con la motorización de 150 CV de gasóleo se puede calificar de maratoniano.
Aunque en las distancias cortas sale raudo desde parado y a las velocidades límites se llega con prontitud, el citado consumo le hace casi único para recorrer largas distancias sin parar en la gasolinera. Si a todo ello se le une un sistema de infoentretenimiento de última generación y muy intuitivo, el Q3 es un vehículo que puede cuadrar a muchos conductores que estén buscando un SUV ahorrador, acogedor, de calidad y premium.
Su precio supera los 43.000 euros y le sitúa bastante por encima de las tarifas a desembolsar por las marcas generalistas que cada vez tienen más argumentos para restar ventas a los fabricantes premium (Audi lleva liderando este mercado desde hace 25 años de forma ininterrumpida). Como Audi que es el Q3 dispone de una larga lista de opcionales para hacer de él un coche único.