ALICANTE. El proyecto para rehabilitar y dar uso público a las galerías subterráneas de la antigua refinería La Británica de Alicante cobra forma a la espera de superar dos trámites imprescindibles. La primera -que sigue pendiente desde hace años tras varios anuncios-, es conseguir la cesión de uso por parte del Ministerio de Hacienda: su actual propietario, a través de Patrimonio del Estado. Y la segunda, confirmar la disponibilidad de recursos para financiar su ejecución. Como avanzó Alicante Plaza, se estima que la propuesta de recuperación del complejo requiere de una inversión mínima de 15 millones. Y el equipo de gobierno, el bipartito compuesto por el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs) ya ha registrado una propuesta como manifestación de interés para conseguir al menos parte de esa cifra a través de los Fondos Next Generation de la Unión Europea.
Fuentes municipales consultadas insisten en que, en el caso de que no se logrará esa aportación, se trataría de activar una alternativa: la cofinanciación entre administraciones, en una actuación que debería aunar al menos a Generalitat, Diputación y Ayuntamiento. Así, se trataría de plasmar su desarrollo con una intervención en varias fases, con aportaciones presupuestarias diferidas en un plan plurianual.
De este modo, se conseguiría disponer de un gran complejo cultural único por sus características que abarcaría una superficie de más de 10.000 metros cuadrados en los que se podría organizar conciertos, presentaciones, exposiciones, conferencias y toda clase de eventos culturales. Esa es, cuando menos, la hoja de ruta que ya queda recogida en su anteproyecto, redactado a instancias de la Concejalía de Urbanismo que coordina el edil Adrián Santos Pérez (Cs), sin que se haya cerrado una relación de usos definitiva para no limitar posibilidades en el ámbito de la cultura ni otros posibles usos turísticos, como el desarrollo de congresos de tamaño medio.
A grandes rasgos, la propuesta -que no es todavía un proyecto de ejecución- aspira a musealizar y consolidar el conjunto del antiguo espacio industrial para convertirlo en visitable en condiciones de seguridad, de modo que, al margen de albergar actuaciones y exposiciones de carácter desmontable, se pueda contemplar el valor arquitectónico de la construcción en sí misma, cuál fue su uso industrial original y qué papel histórico tuvo durante la Guerra Civil, junto al resto de construcciones defensivas ubicadas en el entorno de la Sierra de San Julián y de la Sierra del Molinet. Todo ello con el apoyo de proyecciones audiovisuales, entre otros elementos para favorecer la divulgación.
Así, en el anteproyecto se establece ya la necesidad de elaborar un Plan Director sobre el conjunto del complejo en el que se defina su composición y se concrete su conservación, al tiempo que se detallen sus usos posibles concretos. De este modo, se contempla la posibilidad de generar recorridos para que los visitantes puedan conocer el valor patrimonial del conjunto de las galerías, tras habilitar un control de accesos y dos pabellones de entrada y salida de visitantes, integrados en el propio complejo.
Además, el anteproyecto propone reservar la sala principal del corredor central como espacio polivalente para albergar eventos, mientras que las bóvedas de menor tamaño quedarían provistas de un sistema de iluminación y sonorización ambiental necesario para que pudiesen ser contempladas y valoradas desde el punto de vista de la dificultad de su ejecución.
Al mismo tiempo, se plantea que el depósito exterior pueda rehabilitarse y acondicionarse como un auditorio de uso polivalente y que también se pueda utilizar como espacio para eventos la plaza exterior conformada por la pared del frente de cantera, junto a la parada del tranvía de Sangueta. Asimismo, entre otros servicios, se pretende acondicionar un espacio como zona de cafetería e incluso habilitar un ascensor para facilitar el acceso hasta los miradores generados en la parte superior del complejo.
Respecto a las fases de ejecución, el anteproyecto delimita cuatro momentos distintos para el acondicionamiento del recinto. En la primera, se actuaría en los recintos exteriores, como el depósito exterior a habilitar como auditorio polivalente. En esa fase también se incluiría la creación del pabellón concebido como cafetería y el acondicionamiento de las sendas del entorno. En la segunda, se plantea una intervención inicial para permitir el acceso a las bóvedas y las galerías en condiciones de seguridad para darlas a conocer en su estado original a grupos reducidos de visitantes.
En la tercera fase, se acometería su musealización y consolidación tras el refuerzo de sus estructuras. Y en la cuarta y última, se desarrollarían las labores de integración paisajística y el equipamiento exterior para favorecer la conexión entre el complejo y el frente litoral de la ciudad, en el borde de la Serra Grossa.
El anteproyecto concreta que ese conjunto de actuaciones comprendería al menos un plazo de ejecución de más de tres años después de que se concretasen todos los estudios y proyectos previos para calibrar el estado de conservación actual de sus estructuras y para redactar los proyectos de intervención definitivos. Hasta el momento, como avanzó este diario, la Concejalía de Urbanismo se ha centrado en redactar el anteproyecto de uso con la previsión de poder completarlo este año y, así, poder sustentar la solicitud de cesión de uso ante Patrimonio del Estado. A priori, ese paso debería darse antes de que finalice 2021. Después, será ese escalón del Ministerio de Hacienda el que tenga que resolver respecto a la petición que se formule.