IBI. En 2020 se inició el proyecto 'Life Superbiodiesel' por el que, desde Aiju y Cepsa, entre otros participantes, buscan producir biodiésel avanzado a partir de grasas de vacuno, que hasta ahora eran consideradas residuos. Además, este plan les ha valido el sello 'Key Innovator' del programa 'Innovation Radar' de la Comisión Europea. ¿Cuáles son sus objetivos específicos y avances concretos?
Desde esta iniciativa tienen como fin conseguir unos objetivos específicos para permitir introducir biodiésel de alto valor añadido a partir de grasa animal e implementar un proceso de producción simplificado que evite las fases previas y posteriores más costosas del tratamiento. También buscan reducir, al menos, el 96% del consumo de agua con la utilización de un proceso enzimático desarrollado y con relación al convencional de recuperación de aminoácidos libres de la fracción proteica descartada de residuos animales y validarlos como bioestimulantes. Otro de los fines que persigue este plan es el de mejorar la viscosidad del biocombustible producido, el flujo en frío y las propiedades de combustión.
Asimismo, el plan que acaba de recibir el sello desde la Comisión Europea trabaja por aumentar el rendimiento del biocombustible hasta un 10% en las condiciones más severas y se incorpora glicerol a la fase homogénea única. Además, quieren validar el nuevo biocombustible según la última normativa de la Unión Europea y aumentar el volumen disponible para procesar en las plantas de producción de biodiésel, una posible caída en el precio de la materia prima, mayor rentabilidad de las plantas de producción y aumento de la actividad. También quieren alcanzar la posibilidad de reducir un 80% la huella de carbono sobre los diéseles convencionales y un 35% en los biodiésel de primera generación, según una estimación inicial.
Además, otro de los objetivos es el de crear una planta piloto para producir unas cinco toneladas al año de este biodiésel a partir de grasa animal. El trabajo del consorcio que forman -además de Aiju y Cepsa- compañías e instituciones como Organovac, Imdea Energía, el Centro Tecnológico del Calzado (Inescop), la Universidad de Murcia y el Instituto de Tecnología Química pasa por un método supercrítico que aprovecha la fase homogénea que mejora la solubilidad de la fase mediante un aumento de la velocidad de reacción de los triglicéridos y la esterificación de los ácidos grasos libres. Por lo tanto, ese método puede procesar prácticamente cualquier materia grasa, como aceites animales y aceite vegetal desechado, difíciles de procesar mediante una reacción de transesterificación convencional.
En cuanto a las acciones preparatorias ya han superado todas las fases, como clasificar y caracterizar cada materia prima y la separación mecánica de la grasa proteica y su análisis. También la puesta a punto de las instalaciones para cumplir con los requisitos del Código Técnico de Edificación y garantizar condiciones medioambientales, de salud y de higiene de los servicios externos de agua o energía para el funcionamiento de la planta piloto.
Ahora están inmersos en las acciones de cumplimiento, de las que ya han superado varias etapas. Por ejemplo, tienen el visto bueno del pretratamiento y acondicionamiento del residuo cárnico y la elección de las condiciones para la hidrólisis enzimática. También han superado la fase de fabricación, escalado y control de calidad y del diseño y construcción de la planta piloto. Así, ahora están validando la tecnología, desarrollando estrategias para asegurar la replicabilidad y transferibilidad de la tecnología y previendo el plan de explotación y comercialización de biocombustibles y bioestimulantes.
En concreto, con 'Life Superbiodesel' se busca dar un segundo uso a este material, fomentando la economía circular, y destinándolo a producir biocombustibles de segunda generación, que pueden reducir las emisiones de dióxido de carbono hasta en un 90% respecto a los combustibles fósiles.
Con el reconocimiento 'Key Innovator', la Unión Europea ha destacado el fomento de la economía circular que supone esta iniciativa. Concretamente, ha puesto en valor su capacidad de demostrar que es posible implantar un proceso en el que la glicerina, que se obtiene a partir de las grasas animales y que suele ser subproducto, se consiga revalorizar al introducirse dentro de la fórmula del producto final.