ALICANTE. La Unidad Científica de Innovación Empresarial 'Ars Innovatio', financiada por la Agència Valenciana de la Innovación e integrada en la Universidad de Alicante (UA), trabaja en el diseño y desarrollo de una mascarilla respiratoria activa equipada con un sistema autónomo para ionización antiséptica de los productos de la respiración.
El proyecto, bautizado como Ozonoware, pretende combatir el virus causante de la enfermedad COVID-19 mediante la desinfección por ionización controlada del aire que exhalan los pacientes enfermos.
Ars Innovatio está, además, colaborando de forma activa con científicos del grupo de Fitopatologías, que pertenece a esta misma institución académica, con el fin de buscar sinergias con otra línea de investigación que evalúa el uso de quitosano como terapia experimental antivírica.
Según ha detallado la AVI en un comunicado, este antimicrobiano de origen natural, e inocuo para el ser humano, ya se ha utilizado con éxito con virus patógenos humanos similares al causante del COVID-19 y ahora se estudiará, además, su aplicación combinada con el ozono para desinfectar espacios con alta exposición al virus.
A través de este nuevo tipo de mascarilla, se pretende desinfectar el aire exhalado del paciente mediante una concentración de ozono letal para los patógenos e inocua para el usuario, han precisado desde Ars Innovatio.
Para ello, este nuevo equipo de protección integrará una versión reducida de un generador de arco voltaico alimentado con una pila, así como la electrónica básica de regulación, con el fin de generar la concentración adecuada de este gas iónico de intenso poder oxidante, capaz de descomponer las moléculas de la membrana vírica.
Del mismo modo, se abordará una ambiciosa estrategia para, mediante la utilización del ozono y el quitosano, minimizar la carga viral en espacios expuestos a este patógeno.
Respecto al uso del quitosano como tratamiento antiviral experimental se llevarán a cabo bioensayos con cultivos celulares, en una primera fase, así como ensayos clínicos para comprobar su eficacia real frente al coronavirus.
Ambas técnicas contribuirán a aumentar la eficiencia de la estrategia de aislamiento y confinamiento de la población mediante el control de la vía de transmisión aérea y el tratamiento experimental antivírico.