Fotos: Rafa Molina
Fotos: Rafa Molina
VILLENA. La cultura, el patrimonio y la identidad de un territorio están de enhorabuena. El Museo de Villena (MUVI) ha abierto sus puertas con un proyecto "ambicioso" que se pensó hace más de veinte años y que supone un "marco digno" para el patrimonio villenero, ha manifestado el alcalde de la localidad, Fulgencio Cerdán, durante la visita a medios este jueves 13 de junio. "Nuestro patrimonio es amplio y digno; este es un museo dedicado a la historia de nuestra ciudad, que en definitiva es la historia del levante español", ha declarado el primer edil, quien ha reconocido la labor de todas las corporaciones municipales que, a lo largo de estos veinte años, han trabajado para que este proyecto viera la luz.
En este día especial para Villena, Cerdán ha querido acordarse del investigador villenero José María Soler, sosteniendo que "estaría muy orgulloso del trabajo que se ha hecho por parte de la corporación, de anteriores corporaciones y del departamento técnico del museo, que le ha puesto un mimo impagable". Precisamente, la directora del museo, Laura Hernández, ha ensalzado la figura de Soler por la "prestigiosa y valiosa" colección arqueológica que logró reunir, así como la posterior colección del ingeniero agrónomo Jerónimo Ferriz. Dos nombres que bautizan dos salas del MUVI.
El museo busca convertirse en un "referente cultural de la Comunidad Valenciana", ha asegurado la concejala de Cultura, María Server, así como un espacio "para fomentar la cultura y la educación". Por su parte, Ángel Rocamora, del estudio de arquitectura Rocamora, que se ha encargado de diseñar el espacio interior, ha explicado que se han buscado los "puntos álgidos" para disponer la exposición, y que en el museo hay muchos "puntos fuertes para un ADN muy potente a nivel arqueológico y etnográfico de la Comunidad Valenciana". Además, ha explicado que la sala en la que se encuentra el Tesoro era diáfana y se ha partido con una espina dorsal en el centro que pasa por las diferentes épocas.
El Museo de Villena se ubica en el antiguo edificio de las electro-harineras y cuenta con dos salas permanentes: la sala José María Soler, que abarca desde la Prehistoria hasta mediados del siglo XIX, y la Sala Jerónimo Ferriz, que engloba de finales del siglo XIX a mediados del XX. La muestra expone 150 piezas de las 15.000 de la colección que atesora Villena que atraviesan el Paleolítico, Mesolítico, Neolítico, Edad de los Metales, cultura ibérica, Roma. Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea primera.
Fotos: Rafa Molina
El Paleolítico es el primer período que se encuentra al iniciar el recorrido, donde destaca el cráneo deteriorado de los restos humanos más antiguos documentados hasta el momento en Villena, hallados en el yacimiento Casa Corona. En el Neolítico destacan, además de distintas piezas, restos con el primer caso de malaria que se conoce en el mundo, una conclusión extraída por el análisis de la Universidad de Alicante (UA).
Es en la Edad de los Metales donde se pueden ver un arete de plata -primer metal precioso que trabaja la humanidad-, hueso trabajado en puntas de lanza, restos de cestería, cerámica -de almacenaje, cocción, de mesa e incluso para enterramiento- y un peine de marfil del yacimiento villenero Cabezo Redondo, que procede de un colmillo de elefante de Oriente próximo, según ha ido explicando la directora del MUVI. Y como antesala a la joya de la corona, el Tesorillo del Cabezo Redondo, que apareció en abril de 1963 con anillos, una diadema de frente, brazaletes, lingotes, dilatadores de orejas y clavos que aparecieron con eslabones de bronce, lo que indica que "podría ser una cadena".
Un tesorillo que precede al Tesoro de Villena, espacio en el que se ha intentado recrear la noche del hallazgo, el 1 de diciembre de 1963 en la Rambla del Panadero. "El cielo estaba estrellado y el tesoro apareció perfectamente colocado en la vasija que se expone a la derecha", ha contextualizado Laura Hernández. Entre todas las piezas de oro -cuencos, botellas, brazaletes...- se cuelan dos de hierro, sobre las que se ha detectado una presencia de níquel superior al de la tierra, por lo que provendría de un meteorito. Un dato importante, "porque atrasa la fecha y encaja perfectamente con el Tesoro", ha aclarado la directora del museo.
Tras el punto central de la exposición, llega la cultura ibérica, donde se observan ajuares típicos de una vivienda ibérica del siglo IV a.C.; el ajuar funerario de un guerrero, con piezas decoradas con hilo de plata y bronce, "lo que denota que son armas de lucimiento personal, no para la guerra, sino para marcar la posición social". Entre las esculturas, destaca la Dama ibérica de Caudete, del siglo IV (la Dama de Elche es del siglo V).
Transitando por la cultura romana, un ramal de la vía augusta pasaba por Villena antes de llegar a Cartago Nova (Cartagena), por lo que se muestran villas, asentamientos de casas de campo donde se explota la agricultura. Existe aquí una particularidad y es la aparición de baños particulares de la casa, con piscinas de agua fría, templada y caliente, sala de vestuario y suelo radiante.
Ya en la Edad Media se introduce la presencia del agua, momento en que se crea la huerta de Villena. Se retratan también la conquista de la localidad en 1240, momento en que se crea el Marquesado de Villena, época donde destaca, por la parte cristina, una moneda de las puertas de entrada de la ciudad en la cimentación de un muro (siglo XIII).
En la visita también se contemplan la Villena del Renacimiento, con restos policromados de la reja de la iglesia de Santiago; el Barroco, con el Santuario de las Virtudes y el ajuar de la virgen como exponente; la Edad Moderna contemporánea, donde destacan dos relojes, uno de 1888 fabricado en Madrid que estuvo en el campanario de Santiago y el reloj de sala de El Orejón fabricado en Villena a mediados del siglo XVIII.
En cuanto a las figuras, resuenan nombres como el del político liberal Joaquín María López -el MUVI expone un tarro con su lengua, la cual se conservó en formol al cortársela tras morir-; el músico villenero Ruperto Chapí y el busco sin cabeza de 'La niña republicana'. Un fin de la sala José María Soler que conecta con la segunda -Jerónimo Ferriz-, enfocada a la llegada del ferrocarril y la industria desde mediados del siglo XIX.
La llegada del ferrocarril a Villena se produce en 1858 y trae consigo la visita de la reina Isabel II para inaugurarlo. Esta llegada de la realeza se representa en la exposición a través de un retrato de la reina cedido por el Museo del Prado por cinco años. Además, se muestra el recibimiento con damas que le ofrendan flores, vestidas con atuendos de coros y danzas, prestados por las propias bailadoras. "Esta colaboración es importante porque queremos que sea un museo de todos", ha enfatizado la directora del MUVI.
En esta sala también se muestra cómo era una vivienda burguesa, cómo se vestían, qué muebles usaban, las invitaciones que recibían para el teatro y el lugar donde oraban. Tras ello, se puede observar el surgimiento de empresas de carpintería, sillería y calzado, industria fundamental en Villena hasta los años 70 u 80, donde se vuelve a hacer presente la colaboración ciudadana: "Todo lo que se expone al respecto nos lo han donado fábricas", ha informado Hernández. Cierran la sala pinceladas de la organización de la gente para la comercialización en el mercado -Villena, ciudad de los ajos-, la locomoción -automóvil, bicicleta, moto y coche de caballos- y el proceso de elaboración del vino.
Además del retrato de la reina Isabel II, el Prado está presente en el MUVI a través de dos pinturas más: San Juan Bautista niño y San Agustín repartiendo los bienes de los ricos entre los pobres, ambas obras del artista villenero José García Hidalgo, "que hasta hace poco era desconocido para los villeneros", ha confesado la directora del museo. Para acabar de retratar la huella del pintor, se cuenta también con una obra de colección privada de la cual es autor y con una cuartilla comprada por el Ayuntamiento de Villena, una especie de cuaderno para enseñar a los alumnos el arte del dibujo y la pintura.