ALICANTE. El fundador de las dos principales cadenas españolas de hoteles urbanos, NH y AC Hoteles, Antonio Catalán, acudió el martes como invitado al primer desayuno de trabajo del Cámara Business Club, el lobby fundado por la Cámara de Comercio de Alicante para ejercer de think tank empresarial. Junto a un repaso a su trayectoria y a los principales hitos de su carrera (la fundación de NH, su salida de la empresa, la creación de AC, la alianza con Marriott...), el empresario hotelero más influyente de las últimas décadas en España se pronunció también sobre los escenarios político y económico. Alicante Plaza pudo conversar con él al finalizar su intervención para ahondar en estas cuestiones con una entrevista.
-¿Cómo están viviendo el sector y su cadena en concreto el fenómeno de esta nueva crisis inflacionista? De momento no parece que el consumo se frene pese al aumento de precios. ¿Es optimista?
-Sí, esta crisis no tiene nada que ver con la de hace diez años, que se cayó todo y todos los hoteles estaban en rojo. Yo creo que la covid ha cambiado la mentalidad de la gente, y entonces esto de ahorrar ya no está de moda. Tengo una notaria en el consejo, que cuenta que estudió la hipoteca inversa en la oposición pero nunca había hecho ninguna en toda su carrera hasta ahora, y ahora hace dos cada día. La gente mayor también busca la manera de hacer líquido su patrimonio y disfrutar, en vez de ahorrar. También hay que tener en cuenta que en las residencias han muerto 35.000 personas, y nadie pide cuentas. El modelo tiene que cambiar, porque no funciona y porque nos vienen años complejos, en los que vamos a vivir cada vez más, se curará el cáncer...
-Con hoteles AC en España, Portugal e Italia, y su sociedad con Mariott, entiendo que conocerá toda la casuística posible respecto a las tasas turísticas. Ahora se va a aplicar aquí en la Comunitat Valenciana, ¿cómo lo valora?
-Creo que poner una tasa turística es un despropósito total y absoluto, es de país tercermundista. Los países en vías de desarrollo la aplican y tienes que pagar cuando entras, pero en ese caso puede tener cierto sentido. Pero en España no tiene ningún sentido, creo que pagamos los suficientes impuestos como para tener que poner una tasa más. De hecho hay muchos de esos países en vías de desarrollo que la tenían y la han quitado para favorecer el turismo, por lo que aquí no tiene sentido.
-Sus defensores ponen Barcelona como ejemplo.
-Bueno, en Barcelona la han puesto pero porque está Colau en el Ayuntamiento. Yo tuve mi segundo hotel en Barcelona, conocía la ciudad cuando estaba preparando las Olimpiadas, con Pasqual Maragall de alcalde, y el director comercial de Barcelona era Pasqual Maragall. Para Colau parece que cuanto peor, mejor. Barcelona era el cuarto destino turístico del mundo, y ahora la está pasando Madrid a velocidad de vértigo.
-Como empresario hotelero, ¿cómo valora el auge de los apartamentos turísticos ya no solo en la costa sino también en destinos urbanos? ¿Preocupa la competencia?
-Desde mi punto de vista, los apartamentos turísticos son absolutamente complementarios a los hoteles, porque por ejemplo cuando yo viajaba con mi mujer y los niños pequeños era más cómodo estar en un apartamento que en una habitación de hotel. Hay algunos perfiles concretos a los que les encaja mejor el apartamento que el hotel. Por ejemplo, ahora Marriott acaba de poner en marcha un segmento de residencias enfocado a ese perfil más familiar. Luego tienen la contrapartida de que están complicando mucho el tema de la vivienda de alquiler, porque los precios están inflacionando. En Madrid, en Barcelona... en Alicante quizá se note menos porque te puedes mover de localidad. En la Costa del Sol están en auge también como opción para temporadas más largas. Y Baleares, por ejemplo, ya no interesa a los hoteleros.
-En este segmento hay un intrusismo mucho mayor que en otros, por tanto, competencia desleal, y aunque se ha tratado de regular en los últimos años sigue habiendo muchos 'agujeros'. ¿Cree que las autoridades no se lo toman en serio?
-Tenemos unos políticos de medio pelo, y me da igual el color. En un país normal esto no pasaría, que estén haciendo inspecciones a hoteles que lo tienen todo en regla a ver si pillan algo, y no actúen contra edificios enteros de apartamentos ilegales. Hay ciertos temas que a los políticos no les interesa tocar, porque piensan en términos de voto y de qué colectivo les aporta más, por eso suben la pensión un 9%, por ejemplo. Que haya apartamentos legales, como decía, me parece fantástico por su complementariedad con los hoteles. Pero es que en Baleares por ejemplo hay miles de ilegales, y las autoridades no hacen nada porque lo único que les preocupa es que hables catalán. Tenemos que forzar la máquina para que se corrija esta situación, porque nos perjudica a nosotros como empresarios, pero también a la inflación en el precio de la vivienda. Aquí todo va por cálculos políticos, se ha pasado del 'todo por la patria' al 'todo por el voto'.
-En esta época de digitalización, ¿qué importancia tiene la tecnología para su negocio, y cuánta tiene el factor humano?
-Con la digitalización el cliente ha pasado de la agencia de viajes a ser directo del hotel, pero el factor humano es aún mucho más importante. Yo siempre digo que un mal hotel con un buen personal puede funcionar, pero al revés nunca funcionará. El factor humano es fundamental en nuestro negocio, trabajamos con personas. Tenemos un centro de formación en Madrid donde formamos a nuestros empleados hasta en cuestiones como qué hacer cuando un cliente llega enfadado al hotel porque han retrasado su vuelo o el taxista le ha cobrado un sobrecargo por la maleta. Y nos gusta cuidar a nuestra plantilla, nunca hemos tenido una huelga. La gente tiene que experimentar sentimiento de pertenencia, que no es lo mismo trabajar para Meliá que hacerlo para AC. Otro aspecto positivo de la tecnología es que tenemos un sistema global de gestión para la plantilla con una bolsa de trabajo permanente para quien se quiera mover.
-Cuando usted comenzó, era propietario de hoteles, que era el modelo habitual en aquella época y el predominante todavía en Benidorm, por ejemplo. Ahora es presidente de una gestora que tiene acuerdos con socios inmobiliarios. ¿Qué modelo ve más positivo?
-Bueno, cuando yo empecé se compraban los hoteles, por ejemplo el primero que abrí, que fue el Ciudad de Pamplona, hasta arriba de deuda, y el segundo, que fue el Calderón, hasta arriba de deuda. Llegó un momento, cuando entré en Barcelona, que no había recursos para seguir comprando, y entonces empezamos a alquilar hoteles. Nosotros ahora tenemos la mitad de los hoteles aproximadamente en propiedad, y la otra mitad alquilados. Aunque más que arrendamiento puro, lo que pagamos es un porcentaje de las ventas con un mínimo garantizado. Ahí estás en sociedad con el propietario, y por ejemplo con el covid no hemos tenido ningún problema, porque al cobrar el mínimo garantizado pese a no haber negocio, estaban encantados. Los que hacen gestión cuando el hotel no es suyo son Marriott, que en ese caso el riesgo es del propietario, que suelen ser fondos. Pero aquí en España las marcas que son gestoras de hoteles no son hoteleras.
-En el caso del hotel AC Alicante, ¿ha adquirido el 50% de la propiedad del edificio?
-En Alicante lo que teníamos era la mitad del edificio junto al socio inmobiliario, que tenía la otra mitad. Nosotros cerramos acuerdos de este tipo con los socios inmobiliarios, cada uno tiene el 50%, ellos ponen el suelo a un precio pactado y nosotros el dinero para hacer el hotel, y luego compartimos la propiedad. Hay una cláusula para que las dos partes estén cómodas, y es que cuando quieres salir, pones precio a tu mitad y el otro decide si compra o vende la suya. Y esto es lo que hemos hecho aquí, ahora tenemos el 100% del ladrillo y por supuesto la explotación depende de nuestra gestora.