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Antigüedad para qué

18/10/2020 - 

El pasado septiembre cumplí 28 años como abonado (antes socio) del Hércules. Cuento con el abono número 633 y aunque por mi trabajo hace tiempo que no necesito abonarme para entrar al Rico Pérez los días de partido, esta temporada también adquiriré mi 'carné compromiso' como en los años anteriores renové mi abono. 

Eso sí, les confieso que en esta ocasión lo haré solo porque no lo necesito: si tuviera que participar en la 'merienda de negros, amarillos, blancos y otros' (con perdón) en que el club ha convertido la venta de entradas para los partidos, empezando por el del próximo domingo, no lo hacía ni de broma.

Uno de los argumentos de venta que ha empleado el Hércules desde la presentación del citado carné compromiso es que de haber menos entradas disponibles que abonados (como es el caso ahora), los que cuentan con un número más bajo (los abonados más antiguos) gozarían de preferencia a la hora de adquirirla. Sin embargo el sábado, con el anuncio del inicio de la venta de entradas para el choque con el Atzeneta, las sorpresas no se agotaron en unos precios más propios de la final de un 'play-off' de ascenso; el Hércules se olvidaba del citado criterio de la antigüedad y anunciaba que el único 'privilegio' para el abonado será su preferencia sobre el público en general para comprar las entradas. Una decisión cojonuda, especialmente si tenemos en cuenta que el número de aficionados que podrán asistir el domingo es un 50% inferior al de carnés compromiso vendidos.

El Rico Pérez es un estadio de los años 70 del siglo pasado abandonado a su suerte (por todos, empezando por la Administración que es la propietaria) y el Hércules es un club anclado en esa misma década, pero aún así se pueden articular soluciones de andar por casa que permitan corresponder mínimamente al herculano más fiel: por ejemplo, establecer turnos de compra, tanto para venta telemática (no puede ser tan difícil implementar) como presencial (que en el caso de las entradas tampoco se ha contemplado; abrir un par de taquillas).

No hace falta ninguna nueva cultura de club para evitar incurrir en errores tan groseros. Se puede seguir queriendo cobrar un precio desproporcionado por las entradas (en mi humilde opinión) y no maltratar al abonado hasta ese punto. 

Una segunda y última confesión

Por cierto, los que muy a mi pesar este año no renovarán su abono serán mis hijos que desde el día que nacieron, en julio de 2014, han contado con su carné blanquiazul. 

Al haber cumplido seis años han pasado de pagar cinco euros a pagar 50, lo mismo que un adulto y es que a diferencia de lo que ocurriría con las condiciones de campaña de abonos 2019/20, donde los mayores de cinco y menores de 12 años pagaban 20 euros, es decir, hubieran visto multiplicarse por cuatro el precio de su carné, ahora este vale 10 veces más.

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