CASTELLÓ. Andrea Manfredini nos presenta su novela de corte fantástico Los mil ojos de la noche. El autor castellonense ya había escrito el cómic Rise of Ronin en 2022 junto al dibujante, José Serrano. Me siento con él para charlar de esta antología fantástica que me ha encantado.
-Acabas de publicar la primera parte de lo que se presume como una saga, pero antes de comenzar por el libro, me gustaría hablar de Rise of Ronin (2022). Un cómic con un tono adulto, de un dibujo fabuloso en blanco y negro, ¿cómo entras en ese proyecto? ¿continuarás en el mundo del cómic?
-Rise of Ronin podría resumirse como la desembocadura de un cauce interior mío que de manera natural se abrió paso hasta dar con la obra. Yo siempre he leído cómic, mayoritariamente manga y también europeo. Quizás por esto me gusta ser muy visual a la hora de imaginar historias que me gustaría contar en el papel. Lamentablemente, no gozo del arte que tiene José Serrano –solo hay que ver lo que es capaz de hacer en cada viñeta–, por eso decidí contactar con él para el proyecto.
En realidad la obra nace en plena pandemia, durante el confinamiento. Yo venía de probar suerte en otros proyectos de cómic que no llegaron a seducir a ninguna editorial. Entonces la covid-19 nos cayó encima como una losa y nos metieron en casa. Recuerdo que por aquel entonces el cine, los libros y los cómics me sirvieron para matar el tiempo. Yo quería hacer algo relacionado con las tiras cortas y entonces se me ocurrió la idea de una rana/sapo que fuera muy pícara y dicharachera, un poco como el sapo del viento en los sauces, solo que en mi caso lo arrimé a mi mundo.
Me gusta mucho la historia y un día se me ocurrió una idea sobre un sapo samurái que llegaba a un pueblo después de mucho caminar y se encontraba en medio de un conflicto local terrible. Lo que iban a ser tiras cortas se convirtió en el guion de Rise of Ronin. José tuvo a bien unirse al proyecto y después de mucho esfuerzo y, algún que otro palo, logramos publicar con la editorial Apache. Respecto al futuro, ojalá que sí, como autor novel, me encantaría seguir dando pasos en este mundo. Es lo que me gusta y estoy haciendo todo porque así sea.
-Además de ese cómic, ya habías trabajado en el mundo de la ilustración, de hecho estudiaste Bellas Artes, con una serie de tiras cómicas junto a Antonio Vílchez del Ojo. Con ese bagaje, ¿cómo decides dar el salto a la literatura? ¿alguna vez te lo planteaste como un cómic?
-Debo a Antonio más de lo que él se imagina. A él y a un detalle que tuvo conmigo Miguel Ángel Medina –autor del libro No vas a aprender en tu puta vida–, en un parque Alemán, cuando yo, todavía, me dedicaba a escribir borradores en las esquinas de las libretas. Ambos creyeron en mí cuando les conté mis ideas, y creo que en parte fue gracias a ese tipo de gestos que me decidí.
Aunque, para ser totalmente sincero, yo ya escribía desde hacía algunos años, de hecho llegué a intercambiar algunos textos con un compañero de facultad al que también le entusiasmaba la literatura fantástica. Pero en cuanto a las obras de fantasía, distingo las historias que quiero contar y no sé si serán los prejuicios, pero atribuyo la fantasía épica –la de magos y dragones, por decirlo de alguna manera–, a un medio escrito, mientras que la sensación que tengo es que otro tipo de historias sí encajan mejor con el arte visual de la viñeta. Supongo que es una cuestión de hábito, por la manera en que yo he consumido ambos géneros. Quizá en el futuro convenga introducir la fantasía medieval o épica al mundo del cómic, quizá las generaciones más jóvenes, que son aún más visuales que nosotros, puedan masticar mejor ese contenido. Veremos.
-La literatura fantástica siempre está de enhorabuena porque la calidad suele ser alta, aunque a veces es difícil ser original, algo que logras con la historia, al menos en la forma de narrarlo. Cuéntanos, a grandes rasgos, ¿cómo surge la idea de la historia? ¿cuánto tiempo estuviste trabajando en la trama?
-Bueno, el libro está compuesto de una suerte de relatos o pasajes que narran momentos puntuales de las vidas de los personajes. Yo quería contar; en lugar de una, varias historias y quería centrarme en acontecimientos concretos y en la manera en la que las personas podemos posicionarnos frente a estos sucesos, explorando la actitud que adoptamos o las consecuencias que puedan darse de ellos.
En ese sentido, creo que rebuscando en el cajón de sastre de la naturaleza humana en busca de conceptos o temas que forman parte de quienes somos, encontré que la ambición, el poder, el remordimiento, la necesidad de afirmación o la venganza son temas que resuenan próximos a nosotros mismos, porque forman parte de la vida de cualquier individuo. Sin embargo, quise tratarlos desde el ángulo que a mí me gusta, que es la literatura fantástica, añadiendo situaciones mágicas, artefactos mitológicos o criaturas legendarias, pero centrándome en el tema que estaba tratando. Creo, y no sé si soy el adecuado para decir esto, que me gusta escribir historias de costumbrismo fantástico, valga la contradicción.
Respecto al tiempo, eso es algo que no te sabría decir, intento escribir todos los días unas cuantas horas y a eso hay que sumarle el tiempo de lectura que hoy en día se ha convertido en lectura de investigación y recabado de datos para las historias que escribo. Pero si tuviera que darte una aproximación diría que alrededor de un año y medio, casi dos si contamos los meses de corrección y revisión de lo escrito.
-En Los mil ojos de la noche hay personajes, sobre todo los principales, muy bien perfilados como el maestro cabalista, Saboreth; el aprendiz, Naz; la joven Zebipa; la matriarca, Madame Yarla; la princesa, Millarca etcétera. ¿Cómo ha sido la construcción de los personajes para que cada uno tuviera su propio arco y no cayera en demasiados tópicos?
-Me gustan las contradicciones y me gusta que mis personajes las tengan, en lugar de verlo como sin sentidos, para mí refuerzan su profundidad, los vuelven más humanos. La mayoría de las personas somos un mundo de contradicciones, tratar de replicar eso me parece interesante porque no reproduce arquetipos del héroe o el villano comunes. Si tengo que hacer que mis personajes se ensucien las manos, lo hago, después ya me preocuparé de que se las laven si es necesario y al final ya veremos qué opinión tiene el lector de ellos. Pero me gusta plantear las opciones que tienen y las decisiones que tomarían, sin tapujos, sin caer en trampas morales…
Eso no quiere decir que no sepa situar dónde está el bien o el mal, lo bello o lo espantoso, el vicio o la virtud. Aquí puedo contarte una anécdota que me sucedió cuando estaba corrigiendo los relatos. Conocí vía online a un corrector de estilo literario al que le mostré uno de los cuentos, concretamente el de Los mil ojos de la noche. En él, las dos protagonistas principales son mujeres, muy distintas la una de la otra. Este hombre, una vez leído el relato, me confesó que debido a me llamo Andrea y al modo en que estaban tratados los personajes femeninos, había creído que yo era una mujer.
Según él, porque había encontrado en el texto una sensibilidad cercana a la perspectiva en que una mujer abordaría ciertos temas que se desarrollan en la obra –abusos sexuales, pederastia, etc.–. Lo cual me resultó un cumplido enorme, porque en esa historia las protagonistas son mujeres y el punto de vista debía provenir de una de ellas. Aquello me indicó que, tal vez, iba por el buen camino, pues lo que intento es meterme en la piel de ese personaje y trató de preguntarme como actuaría un hombre o una mujer con una historia muy concreto en el contexto en el que los he situado. Por lo demás, las ideas que me ayudan a redondear los personajes, muchas veces las encuentro en los libros que leo en busca de información para los relatos.
-En toda obra creativa, cómic, libro, guion o el que sea, el trabajo pasa por diferentes estadios en su proceso, ¿cuántas versiones del libro llegaste a tener? ¿cuándo se sabe que esa es la definitiva?
-Del libro tuve unas cuantas, la verdad. Uno siempre repasa lo escrito y pocas veces se queda satisfecho a la primera, la segunda y hasta en la tercera ocasión. Hacen falta algunas más. Concretamente, con los dos últimos relatos; que son los más largos y que incluyen mayor número de personajes, fueron los que me costó más de redondear. En mi caso, tecleé el punto y final cuando sentí que había hecho justicia con un par de escenas y con un par de personajes secundarios que a mi entender eran importantes para la obra, pero que quizá no quedaban suficientemente recalcados. Como dijo un profesor mío en bellas artes: un cuadro nunca se acababa, es el pintor quien lo deja estar. Sospecho que en la literatura pasa lo mismo.
-Los mil ojos de la noche será un saga, algo muy típico dentro del género fantástico, ¿eso supone una mayor responsabilidad con la obra? ¿será trilogía o estamos ante una saga sine data
-Los Mil Ojos de la Noche, es una antología de relatos que suceden en un mismo mundo o universo fantástico. Teniendo eso como escenario y sumado al hecho de que los relatos no están relacionados entre ellos, –aunque un lector despierto será capaz de encontrar referencias–. Me da pie a escribir otras muchas historias que se den en este mundo. Este primer libro forma parte de una saga que he titulado: Los Cuentos del Fénix I. –en referencia a Fénix Books, el proyecto literario que tiene detrás–. Y la idea es que, si dios quiere, se den un par más de estas antologías.
Respecto a la responsabilidad, te diría que lo que quiero es disfrutar del camino, me lo paso muy bien escribiéndolos, pensando en el lore que envuelve los reinos o el lugar donde van a suceder las historias o las costumbres que tengan esas personas etc. Así que por el momento trabajaré para que siga creciendo la saga, sin pensar mucho en un número concreto, como te digo quiero disfrutar escribiéndolos y leyéndolos después.
-¿Cuáles han sido las referencias al escribir dicha obra?
-En mi caso, y a riesgo de caer en un tópico, no voy a negar que la obra de J.R.R. Tolkien tiene una gran influencia en mí, quizá se puede observar a la hora de centrarme en los procesos de Worldbuilding –es decir, a la hora de desarrollar la idiosincrasia del mundo que rodea a la saga y a los personajes–. Pero a la hora de escribir las historias me gusta que el mundo sea un tanto más oscuro, más sucio. No abogo necesariamente por los finales felices y en ese sentido R.A. Salvatore, George R.R. Martin –especialmente su saga de relatos cortos de ciencia ficción–. Nancy Springer o Lloid Alexander, entre otros, me parecen buenas fuentes de inspiración. Y diré más, filósofos como Thoreau –que no está relacionado con la literatura fantástica–. Me han dado grandes ideas, por ejemplo.
-¿Cómo está la situación de la literatura fantástica en Castellón?
-Diría que ha vivido momentos mejores. En Castellón tenemos buenos autores que han contribuido a la literatura fantástica, terror y de ciencia ficción nacional, algunos de la talla de Emilio Bueso o Robert Juan-Cantavella de quien fui alumno en su día. Tampoco estamos exentos de un bonito folclore local que en gran medida alimento el gigante –nunca mejor dicho–. Josep Pascual Tirado, con su obra Tombatossals, la cual narra las aventuras de un gigante de buen corazón a quien se le atribuye la fundación de la ciudad.
Lo que siento que falta en estos momentos es movimiento. Echo de menos eventos aunque sean pequeños o a nivel local donde se reúna el talento de la provincia y si se da el caso pueda atraer las miradas del resto del país. Es algo de lo que me gustaría participar, sin duda. Valencia, Barcelona o Madrid son siempre plazas fundamentales, pero es importante que las localidades de menor rango no se aíslen culturalmente, de lo contrario todo tiende a concentrarse. En algún momento espero poder aportar mi humilde granito de arena, en ese sentido.