VALÈNCIA. El levantamiento del secreto del sumario del caso Azud ha desvelado nuevas operaciones de corrupción que afectan de manera directa a personas muy relevantes tanto del PP como del PSPV-PSOE y que complican el horizonte de ambos partidos cuando apenas queda un año para las elecciones.
En el caso del Partido Popular, ha abierto dos grandes boquetes en su estrategia. Por un lado, la presencia en su bancada y en el hemiciclo de Les Corts de Jorge Bellver a punto de ser citado como investigado en la causa desactiva la enorme campaña de desgaste al Botànic que tiene puesta en marcha el partido que lidera Carlos Mazón por los problemas judiciales de Mónica Oltra y de Ximo Puig.
Por otro lado, que la trama se creara y tuviera el epicentro de sus operaciones en el Ayuntamiento de València que dirigía Rita Barberá y que dos de las piezas clave en el cobro de comisiones sean su mano derecha, Alfonso Grau, y José María Corbín, marido de su hermana y jefa de gabinete, vuelve a cuestionar el legado de la exalcaldesa que en los últimos meses había vuelto a reivindicar y que ya estaba usando como gancho en los comicios del 'cap i casal', pieza clave en el tablero electoral por sí mismo y de cara a la Generalitat.
Desde que arrancó el curso, los populares se reengancharon a la 'València de Rita' de la que habían renegado al estallar las diversas piezas del caso Taula. La número 2 del partido y candidata a la alcaldía, María José Catalá, ha hecho de la reivindicación de su figura uno de los ejes de su discurso. "Hizo de València la mejor ciudad del mundo", dijo en octubre en una Plaza de Toros a reventar. "No hay ningún elemento que minusvalore su legado", apuntó unas semanas después. Tras el sobreseimiento provisional del 'caso del Pitufeo' que afectaba a sus concejales y asesores de 2011, el discurso se intensificó. "La reconciliación con su entorno es total", afirmó en una entrevista en Valencia Plaza en la que pidió al alcalde Joan Ribó que se dejara de "excusas" y la nombrara "alcaldesa honoraria de la ciudad".
Pero los 55 tomos del sumario desvelados muestran a su cuñado Corbín como amañador de enormes contratos a cambio de comisiones pero también recibiendo 'mordidas' simplemente por ser el cuñado de Barberá. Pero, además, el sumario sitúa a Grau, su vicealcalde, como el mayor comisionista de la trama y apunta a que podría haber recibido cerca de dos millones de euros por realizar gestiones para favorecer los negocios de la trama. Incluso un testigo habla de que Barberá instó a Grau a pedir a los contratistas del consistorio que diera negocio al despacho de su familiar.
La jueza también deja entrever que también Bellver, otro de los concejales fuertes de Barberá, podría haber actuado como valedor de los intereses de las empresa de Jaime Febrer. Él es uno de los principales receptores de sus regalos, según las agenda incautadas. Volver a una ciudad así no parece atractivo como gancho electoral.
Pero el principal problema del PP con Bellver no es ese sino su presencia en Les Corts, donde es además vicepresidente segundo de la Mesa. Los populares llevan meses marcando el paso en el hemiciclo con la situación como investigados de más de una decena de cargos de la conselleria de Oltra por la gestión que hizo su departamento del caso de la menor tutelada por su exmarido. También la inminente declaración del hermano de Puig, Francis Puig, como investigado por un posible fraude en su gestión de ayudas de la Generalitat viene siendo usada como ariete por los populares.
La presión se había redoblado ante lo que parece una inminente citación como investigada de la vicepresidenta. Por eso las peticiones de dimisión y cese se han repetido, no ya en cada pleno, sino casi en cada comisión. Pero, ahora, previsiblemente, la petición del TSJCV para saber si Bellver está aforado puede coincidir en Les Corts con la de ese mismo tribunal para Oltra y 'apretar' será mucho más complicado.