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Elecciones vascas, la segunda etapa para el gran termómetro de las europeas

Foto: EP
21/04/2024 - 

VALÈNCIA. Este domingo se celebran las elecciones en el País Vasco, en lo que supone la segunda parte de la trilogía de comicios previos a la cita con las urnas europea fijada para el 9 de junio, que muchos consideran un termómetro para medir especialmente la temperatura de las dos grandes fuerzas políticas del país, PP y PSOE.

La primera etapa fueron las elecciones gallegas. El PP hizo valer su papel de favorito y logró revalidar su mayoría absoluta, cerrando además la puerta a Vox y disfrutando del descalabro socialista, que perdió cuatro escaños y se vio totalmente arrasado por el BNG dentro de su particular lucha de bloques. Galicia casi siempre ha sido tierra de dominio popular y, en esta ocasión, la cita venía marcada además por las concesiones de Pedro Sánchez a los independentistas catalanes derivadas de la investidura, lo que allanó más aún el terreno para el PP de Alberto Núñez Feijóo.

En la izquierda, aparte del gran resultado del BNG, la noticia fue la incapacidad de Sumar para lograr, en la tierra de su líder, Yolanda Díaz, representación parlamentaria, mientras que Podemos volvió a dar muestras de su decadencia con un resultado del 0,3% de los votos, viéndose superado por el Pacma.

Si los populares podía decirse que en Galicia jugaban en casa, todo lo contrario le ocurre en los dos próximos electorales que se avecinan: este domingo las vascas y el 12 de mayo, las catalanas. En ambos casos, las previsiones del partido que lidera Feijóo no superan el 10% con la seguridad de ser irrelevantes respecto a la posibilidad de formar o participar en algún gobierno. Así, el objetivo pasa por sacar un resultado digno y, a ser posible, arrinconar a Vox lo máximo posible y que siga con la mínima representación -o ninguna- en el País Vasco.

En la otra orilla, el PSOE se enfrenta a una ocasión interesante para recuperar oxígeno aunque, al mismo tiempo, con ciertos peligros para su marca y también para la gobernabilidad de Pedro Sánchez en La Moncloa. Así, los sondeos apuntan a una estrecha igualdad en el primer puesto entre PNV -que ha ganado todas las elecciones autonómicas desde la democracia- y EH Bildu, en ambos casos socios circunstanciales de Sánchez en el Congreso de los Diputados.

La candidata de VOX a Lehendakari, Amaia Martínez; la candidata de Elkarrekin Podemos a lehendakari, Miren Gorrotxategi; el secretario general de PSE-EE y candidato del partido a Lehendakari, Eneko Andueza; el candidato del PNV a Lehendakari, Imanol Pradales; el candidato de EH Bildu a Lehendakari, Pello Otxandiano; el presidente del PP del País Vasco y candidato a Lehendakari, Javier De Andrés, y la candidata de Sumar a Lehendakari, Alba García posan antes del debate electoral. Foto: EP/H. Bilbao 
Así, los socialistas, a los que los sondeos les atribuyen en torno a 10 escaños, tienen altas posibilidades de tener la llave del gobierno. La lógica es que darían su apoyo al PNV para que continuaran al frente del ejecutivo, pero podría ocurrir que esos votos no fueran suficientes para alcanzar la mayoría absoluta de 38 escaños, lo que podría complicar la situación para los socialistas si EH Bildu superara a los nacionalistas vascos y pidieran el apoyo del PSE, algo que no se producirá según aseguran distintos cargos socialistas.

La ventaja para Pedro Sánchez, a priori, es que el PP debería quedar muy por debajo de sus siglas y, además, tampoco las previsiones son muy halagüeñas en lo que se refiere a su competencia en las formaciones nacionales de izquierdas. Tanto Sumar como Podemos se mueven entre 0 y 1 escaño en los sondeos, lo que pone de manifiesto las dificultades para estos partidos de sacar representación allá donde hay fuerzas progresista locales con trayectoria y solidez.

Así pues, con estas premisas, dentro del plano nacional, las respuestas que deben dar los comicios de este domingo son las siguientes: estado de las marcas nacionales (PSOE, PP, Sumar, Vox...) antes de las catalanas y con las europeas en el horizonte; y las consecuencias de las posiciones postelectorales que puedan complicar los siguientes compromisos (principalmente, la decisión socialista sobre a quién apoya).

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