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rendición de cuentas 

Amparo Navarro y la política para adultos 

17/10/2024 - 

ALICANTE. Amparo Navarro, la rectora saliente de la Universidad de Alicante (UA) y que se presenta a la reelección este noviembre, congregó a los periodistas en un famoso coliving de Alicante. Aproveché que abrieron la puerta unos colivers para entrar al edificio. Al verme, quizá por mi mochila al hombro y por mis gafas que intentan paliar la miopía fruto de estar horas delante del ordenador, me indicaron el lugar de mi destino.

Allí, me encontré con mis colegas, todos en torno a Navarro en un escenario distendido alejado de los formalismos de las clásicas ruedas de prensa. Echando un ojo panorámico, me di cuenta de que la mayoría de los que estábamos en la sala llevábamos lentes; en efecto, debe de ser algo distintivo de los que ejercemos el periodismo y por eso los residentes que hicieron de anfitriones sabían que yo era uno de los que venían a la comparecencia.

En la puesta en escena, más allá del toque alternativo en una escenificación rodeada de los arbustos enredados que camuflan el edificio, Navarro compareció con un traje de gestora, me recordó a los famosos trajes de Ángela Merkel. Sus palabras, unas que buscaban transmitir solvencia y garantía me hicieron pensar en Mariano Rajoy, a ese anhelo permanente hacia unos dirigentes que más allá de sus aciertos y errores no daban vergüenza ajena. 

Al margen de una alevosa y fortuita revolución de los electrodomésticos del office en el que estaba teniendo lugar la presentación, todo transcurrió con solvencia, manteniendo el boato propio de toda rueda de prensa. Todo giró en torno a la muestra de la página web en la que la rectora de los últimos cuatro años pretende enseñar a propios y extraños sus cumplimientos durante el mandato, unas medidas que han correspondido a lo prometido en el programa electoral en casi un 83%; durante la mayoría de la exposición de motivos de la jurista de reconocido prestigio se podían leer los diferentes porcentajes de acierto en esta legislatura. 

Tuve que frotarme los ojos ante tanta estadística para asegurarme de que la persona que tenía delante no era el bueno de Ignacio Amirola de INECA o Narciso Michavila de GAD3. Navarro sabe que el haber gobernado tiene una ventaja adicional, no mucha, pero al fin y al cabo, tomando la máxima de que los datos matan el relato puede salir reforzada de un enfrentamiento con el otro candidato. Para ser de letras se movió bien entre números y mediciones, salvo cuando habló de los ránquines de posicionamiento de la UA y adornó la precaria realidad de los campus españoles con clasificaciones sobre sostenibilidad o transparencia; la realidad es que todavía tenemos poco por lo que sacar pecho.  Demostró tener bien leída la cartilla de Enrique Herrero, contraargumentando sibilinamente las principales propuestas de su rival y sacando fuerza de sus aparentes flaquezas. Al hablar del envejecimiento de la plantilla encendió las largas lavándose las manos ante un posible fracaso y dejando la responsabilidad a los que vengan después, consciente de que sus efectos se verán a largo plazo. Puso el acento también en las infraestructuras, reconoció la antigüedad de muchos edificios del Campus evocando a su pasado castrense y señaló a la falta de financiación como motivo principal por el que no se realizan mejoras o ampliaciones, espetó que “tenemos terreno suficiente, lo que no tenemos es dinero”.   

Otro de los aspectos candentes ajenos a su voluntad es el asunto de Medicina, tema por el que pasó de puntillas, no quiso involucrarse de oficio en el proceso y tuvieron que ser los periodistas los que forzaran a Navarro a hablar de parte sobre ello. Hasta cuatro veces le requirieron que diese su opinión sobre la disyuntiva, daba la sensación incluso, o eso es lo que parece, que todos los caminos de la Universidad llevan a medicina. Sacó a relucir su faceta política (todos terminan adquiriendo en mayor o menor medida esa pátina cuando ostentan algún cargo) usando el clásico comodín de que se deben respetar los procesos judiciales.

Se centró mucho en los estudiantes, en ese 27% del cómputo global de los resultados que le pueden dar las elecciones, es consciente de que en el 2020 ese sector fue uno de sus flancos más flojos: ganó en todos los colectivos menos en ese. Navarro, como aplicada y jurista que es, parece querer demostrar que se ha aprendido la lección dando calor al estudiantado.

A juzgar por la dinámica del acto, pese a que el ambiente académico creía que no iba a ver rival que se presentase contra Navarro, todo hace indicar que en el fondo algo se olían desde el entorno de la candidata, un equipo al que no parece pillarle por sorpresa la aparición de un contrincante tapado.

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