ALMORADÍ. Recuperar y poner en valor el legado de la huerta tradicional será el fin del próximo Centro de Interpretación de la Huerta que estrenará Almoradí el próximo verano. La localidad de la Vega Baja ha formalizado el contrato para el proyecto y la adjudicataria será Construcciones Caselles Zaplana, que tendrá que hacer la obra en unos tres meses, a partir de finales de abril. El contrato, finalmente, será de 291.000 euros para completar los trabajos, y la mitad de esta inversión estará subvencionada con fondos Feder.
El proyecto se centrará en rehabilitar una casa de propiedad municipal, del siglo XIX. Lo que fue una vivienda, cuadra y anexo en la huerta tradicional. Lo que se pretende es adaptar esta casa al centro de interpretación, protegiendo la vivienda tradicional.
Así, la obra consolidará la fachada y toda las construcciones existentes aprovechables y echará abajo cubiertas para reconstruir una nueva junto a cimientos y muros de carga. Tras la obra, quedarán dos espacios diferenciados, una edificación de planta baja de 164 metros cuadrados, sin modificar su distribución original, con seis estancias, cuadra y anexo. La parcela que rodea la casa se preparará para zonas de paso y zonas verdes y, en total, tendrá más de 4.000 metros cuadrados. Para la composición de fachada, se respetarán los huecos preexistentes, así como el color y la textura de los cerramientos exteriores.
En principio, el centro de interpretación de uso divulgativo, tendrá información de cultivos propio de la zona, en especial de la alcachofa o el cáñamo y la seda. Eso será tras la restauración. Ahora, la casa está muy deteriorada, pero originalmente, la vivienda presentaba simetría de vanos desde su fachada y se accedía a ella por un portón doble desde la calle, con dos habitaciones a fachada, y cocina y sala de estar, con otra dependencia auxiliar hacia la parte trasera. La cuadra o establo era una dependencia auxiliar con cubierta a una sola agua, con espacio para animales y palomar, además de gallinero. Al establo se accedía por una puerta de gran tamaño, robusta, de doble hoja. Sin embargo, hoy está en un estado muy deteriorado, con derrumbe de parte de los muros de piedra y desplome de casi la totalidad de las cubiertas.
El promotor, ahora, debe establecer un programa con la necesidad de rehabilitar la vivienda respetando la distribución existente, adaptada a su nuevo uso y, en la misma actuación, se va a urbanizar la parcela existente dotándola de zonas de esparcimiento, plantaciones de tipo huerta y la recreación de una balsa, sin agua, como en las que se trataba el cáñamo. Dentro de la casa se hará levantamiento y reposición de pavimentos para instalar electricidad, agua y alcantarillado y fuera, la balsa y depósito de riego, habilitación de terrenos de cultivo, pavimentación de terrazas exteriores y vallado de parcela.
Entre los acabados, el interior se pintará sobre trasdosados interiores de ladrillo cerámico hueco o placas de yeso laminado. El pavimento se realizará, en parte, de baldosa de pavimento hidráulico tomado con mortero cola. La cubierta tendrá forjado tradicional inclinado, formado por viguetas de madera de pino, entrevigado de cañizo y acabado con teja curva árabe.