ALICANTE. La alicantina Susana Guerrero (Elche, 1972) está llevando a cabo su segunda exposición individual en la galería 532 Thomas Jaeckel de Nueva York, con la que también ha participado recientemente en la feria de arte contemporáneo de Palm Beach, en Florida. Lo hace con parte de la obra que ha mostrado en el Museo de Arte Contemporáneo de Elche y en la Fundación Mediterráneo, pero también con la continuación de este trabajo que son las seis esculturas inéditas que ha llevado hasta la ciudad de los rascacielos. En total, veintidós piezas con las que se adentra en el mito para hacer una ofrenda de trabajo y dolor.
Habla de la ‘madre devorada’ como alusión a la maternidad y al hecho de tener un cuerpo dentro del propio. Algo que, lejos de consumir, sí devora, pero también alimenta. “Lo normal sería que, si te devorara, desaparecieras, pero lo que hace es retroalimentarte”, afirma la autora. Mother, consumed, el título en inglés por el que se ha optado para la muestra de Nueva York, quizá pueda llevar a la confusión en ese aspecto. “La traducción al inglés es ‘consumed’, que suena a ‘consumida’, pero en castellano significa ‘devorada’ porque es algo que al mismo tiempo te da fuerza”, explica la artista.
Susana Guerrero habla desde la experiencia personal de su embarazo y del parto, procesos en los que múltiples órganos del cuerpo no solo se multiplican, sino que algunos dejan de estar en el lugar en el que deberían estar. “Luego nunca vuelven a donde estaban antes”, apunta. Del mismo modo, desde la vivencia más íntima e intensa, todo el trabajo hace alusión a la hembra, con el poder de dar y el poder de quitar la vida tan solo con su leche. “Después del parto, casi mato a mi hijo porque perdí la leche por un susto”, recuerda.