ALCOI. Hay personas, sobre todo las apodadas -y de profesión- ‘artistas’, que se miden por las revoluciones a las que va su movimiento. Su proceso de creación pasa muy rápido, pero deja huella; como una estrella fugaz que, tras pedirle un deseo, se concede al instante. Y así, una tras otra. Sol Picó es uno de estos puntos brillantes del firmamento. Como dicen sus amigos, ella es una suma de las palpitaciones de su corazón, pura vivacidad y expresión. Aunque su ser se prolonga en dos extremidades más, que le son imprescindibles: las rodillas. Sobre una de ellas, la izquierda concretamente, y su rotura en mitad del estreno de un espectáculo, va el documental ‘De rodillas, corazón’, con ocho candidaturas en los Premios Goya 2020, y cuya proyección está llegando a los mejores espacios a escala internacional desde su lanzamiento en el Warsaw International Film Festival. Ahora, ha llegado al Ivam CADA Alcoi, fresquito, desde la ciudad de San Francisco. “¿Quieres tú también un café? Creo que tengo un poco de jet lag. ¡Solo faltan los churros!”. La artista nos atiende con la calidez y el buen humor que la caracterizan, antes de que el público más exigente, su familia y amigos, asista a la proyección del documental en su ciudad natal. Un recorrido por la faceta más humana de la artista alcoyana, que se presentó también en los Cines Texas de Barcelona, de manera simultánea a Alcoy. Desde el punto de inflexión en su carrera con ‘Bésame el cactus’, que lleva a la bailarina a ser compañía residente en el Teatro Nacional de Barcelona, hasta su relación con su hijo. En definitiva; toda una muestra de que ella solo sabe hacer una cosa: de todo, absolutamente todo, corazón.
- Normalmente el dicho viene por lo de ‘hacer de tripas, corazón’. En tu caso, tus rodillas, el órgano que te da impulso, y es vital. A partir de esta idea, que da nombre al título, nace el documental sobre la vida de Sol Picó.
Estuve cerca de dos años bailando con la rodilla rota, no quería operarme
- SP: Es una idea que nace desde un lugar muy festivo, espontáneo, por Susana Barranco, que es la directora, documentalista. Es amiga mía porque los niños van juntos desde pequeños, desde P3, al ‘cole’. En una de las actividades del Cau, que son algo así como los Juniors, estábamos las dos así aburridas y tal, y yo venía de ver unos documentales maravillosos sobre Ohad Naharin, un súper coreógrafo israelí. Y se lo dije: “Acabo de ver un documental, ¡qué bonito!” Y me mira así (Susana) y me dice: “¿Quieres que te haga un documental?”. “¡Uy! ¿A mí? ¡Osti!” Fue aquello como, ¿sabes? Y, bueno, ella y yo siempre quedábamos los viernes a tomar un café antes de cada una ir a hacer sus actividades; de alguna manera ya se sabía un poco mi repertorio vital, sobre todo, el artístico. Ella partió desde el ‘De rodillas, corazón’ para explicar cómo una artista que se dedica al movimiento, como yo, se rompe una rodilla, y tiene una lesión tan grave. Ese fue el hilo conductor, aunque la idea es retratar la cotidianeidad de un artista normal, así como el proceso de creación. Los dos años que estuvo siguiéndome fue con los dos espectáculos dedicados al género así un poco más grandes, ‘We Women’, sobre la mujer, y ‘Dancing with Frogs’, sobre la masculinidad. Hay otra parte del documental acerca de la relación con la familia, con Alcoy, donde estuvo también Susana, y coincidió también que yo cumplía cincuenta años. Se creó una simbiosis, que ella creó realmente, para construir este documental.