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'TEST DRIVE'

Skoda Spaceback 1.0 TSI DSG Ambition: una muy buena combinación

MADRID. La ecuación coche compacto amplio y funcional, con motor eficiente y de gasolina -para huir de los demonizados diésel-, con caja automática y a un precio interesante ha sido resuelta por Skoda con el Spaceback.

Este vehículo de 4,30 metros de largo y con carrocería hachtback(casi familiar para entenderse) lo ofrece el fabricante checo con el propulsor 1.0 TSI de gasolina de 95 CV, con el que es fácil conseguir consumos medios de algo más de 6 l/100 km (el homologado por la marca es de 4,6 l/100 km).

Con un precio que empieza ligeramente por encima de los 14.000 euros ya se puede acceder a la gama del Spaceback con el citado motor (en diésel la tarifa parte de unos 15.500 euros con el propulsor 1.4 de 90 CV).

El 1.0 TSI es un propulsor tricilíndrico que se caracteriza por la ausencia de vibraciones o ruidos, lo que le hace más preferible al oído que un diésel.

Con sus 95 CV (a 5.000-5.500 rpm) ofrece al conductor una potencia suficiente para viajar desahogado por autopista en trayectos largos, lo que le hace más polivalente que otras motorizaciones de 75 CV, que pueden ser más atractivas por precio, pero que pueden quedarse cortas para un conductor que esté asiduamente en la carretera.

La inyección directa y el turbo le asemejan en respuesta a un TDI de potencia parecida, pero con algo menos de celeridad.

Un acompañante perfecto -como en la unidad probada por Efe– para este pequeño motor es la caja automática de doble embrague y siete velocidades DSG del Grupo Volkswagen.

Para la ciudad es su mejor aliado en los atascos y en los semáforos. Es cómoda de usar y además carece de los revolucionados habituales de los variadores continuos.

Gracias a su doble embrague la siguiente marcha está preparada para ser engranada sin que haya caídas de potencia.

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