ALICANTE. No es que las calles de Alicante sean tan frenéticamente transitadas como las de Manhattan (y que así siga), pero es cierto que el estrés de la vida diaria lleva a los transeúntes a pasar por ellas, muchas veces, sin apreciar lo bonito que también hay en el paso del tiempo. Por esas mismas vías han paseado familiares, antepasados, que observaban algunos de los edificios que hoy también se pueden ver. Desafortunadamente, otros se han perdido, pero siempre es emocionante comparar y ver cómo ha cambiado la vida, y en consecuencia la ciudad, con el paso de los siglos.
Esa nostalgia o ese romanticismo es el que lleva a Isidro Pastor Aguado a recopilar imágenes antiguas y restaurarlas, dándoles también color, para que los alicantinos se puedan hacer una mejor idea de lo que era la ciudad y de las escenas cotidianas que en ella sucedían. Imágenes que nos transportan en el tiempo y que, una vez vistas, conseguirán que se pueda contemplar otra ciudad cuando se dé el visto bueno para salir de nuevo a la calle tras el confinamiento.
Isidro tiene 57 años y está ‘prejubuliado’, como él dice. Se ha dedicado a muchas cosas a lo largo de su vida, pero una de sus pasiones ha sido la fotografía. Afición que ha estado siempre presente en él de alguna manera, pero ahora que dispone de más tiempo libre al que ya acostumbraba, aprovecha para dedicárselo a este apreciado hobby que es recuperar imágenes antiguas. Restaura las que están algo deterioradas y las colorea después o solo les da color si es que están en buenas condiciones. Su intención no es otra que recuperar este material que podría caer en el olvido, dándole de nuevo forma para que esté en óptimas condiciones. Imágenes que además, con ese color, cobran mayor realismo e introducen al espectador en ella, como si fuera un invitado que atónito observa a los protagonistas.