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el sur del sur

Queda mucho para ser Málaga

A Alicante siempre le ha gustado seguir el modelo de Málaga, por varias razones: por ser dos capitales y dos provincias muy parejas en tamaño, población y por modelo turístico/económico. Sin embargo, si hay un cambio radical, que seduce a los gobernantes de Alicante, sobre todo, a los del PP, es el que ha obrado el actual munícipe malagueño, Francisco de la Torre, después de 20 años en el poder. Durante este tiempo, la capital del Costa del Sol se ha convertido en un referente turístico, cultural y tecnológico, cosa que Alicante intenta a duras penas en los últimos años. El impulso tecnológico ha llegado en tres años y de la mano de la Generalitat Valenciana con el Distrito Digital; el turístico, sólo en los últimos años, la capital de la Costa Blanca ha descubierto que había más turistas que atraer que madrileños y manchegos, que tenían y tienen a Alicante como segunda residencia, y de la cultura, poco hay que hablar, como he recordado en varias ocasiones: la única herencia que tenemos es el Marq y el Maca, proyectos dignos y significativos, pero muy lejos de iconos como el de Picasso, Pompidou y Thyssen

A ello hay que unir un elemento, el turismo de congresos, que Málaga también ha conseguido referenciar, pero del que Alicante no logra de dar con la tecla y, además, intenta influir en el debate abierto en Elche con la construcción de un nuevo edificio.

Pero más allá de estas diferencias, muy visibles, y a las que Alicante si llega, llegará con retraso, hay otros elementos en los que la ciudad malagueña nos tiene ventaja, en cuestiones como puesta en valor del patrimonio y de comercio de cercanía.  En ambos casos coinciden no de ahora, si no de hace tiempo, una apuesta por el casco antiguo y su peatonalización de la mayoría de su centro histórico, lo cual le convierte en un valor seguro y atractivo, incluso en tiempos de pandemia y sin el turismo internacional. Málaga, más allá de un parque tecnológico consolidado, y de congresos especializados, posee una oferta turística que le confiere un rol de ciudad perfecta para el fin de semana o para los puentes de tres o cuatro días, con oferta cultural y de ocio atractiva para decantar cualquier elección, incluso la celebración de un congreso. No sé si tiene más patrimonio -quizás lo tiene más concentrado-, pero lo que si que parece obvio es que le ha dado protagonismo y lo ha puesto al servicio del turismo, sin discusión.

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