Ahora que los datos empiezan a ser menos terribles y que vemos por fin que hemos atravesado la peor parte de la pandemia, es el momento de que los gobernantes, ayudados del tejido asociativo y de los expertos en diferentes materias, organicen las fórmulas para ayudar a todas aquellas personas a las que la crisis sanitaria ha afectado económicamente.
Desde el principio hemos estado enfrentándonos a situaciones excepcionales para las que no estábamos preparados, ni desde el punto de vista individual ni como comunidad. Las últimas semanas han sido muy duras, especialmente para los que han trabajado intentando salvar vidas a contra reloj y con medios insuficientes.
Mientras ellos han estado ahí, los demás hemos hecho lo que hemos podido, sobre todo quedarnos en casa y no dar quehacer, como diría mi abuela. Bueno, algunos sí que han dado quehacer, los incívicos, insolidarios e irresponsables que lo mismo se saltan un semáforo en rojo que la cuarentena. Los “listos” que emplean su cabecita en pensar como hacer lo que les da la gana por encima de quien sea.
Los políticos han hecho lo que han podido y aquí se ha puesto de manifiesto claramente el que sabe dónde ha estado su sitio, el que ha intentado que no se le viera mucho para disimular que no tenía ni idea de qué hacer, el que solo ha estado para intentar sacar provecho o el que se ha limitado a comprobar cada mañana el argumentario del partido y reproducirlo a nivel local, incluso a veces sin estudiárselo, simplemente leyéndolo hasta con poca gana.
Los municipios y sus gobernantes han estado atendiendo las urgencias, desinfectando y haciendo que se cumpla el estado de alarma principalmente y ofreciendo techo y comida a quien no la tenía. En Elche la administración electrónica nos cogió cuando apenas se había abierto a la ciudadanía y ha habido que, a marchas forzadas, organizar algunas cuestiones como alargar plazos o suspender otros.
Los miembros de la corporación municipal han hecho un esfuerzo por adaptarse al teletrabajo, los funcionarios ha ido adaptando sus diferentes obligaciones a la situación y el pleno de ayer miércoles, por fin se pudo celebrar de manera telemática.
Tenía asuntos importantes para tratar. Debían aprobar una modificación presupuestaria imprescindible para poder ajustar partidas económicas y derivar una importante cantidad a las nuevas necesidades que han surgido en las ciudades con el coronavirus.
El alcalde lo definió desde el principio de la cuarentena. Son dos líneas de trabajo prioritarias para el municipio; un plan de ayudas sociales y otro de apoyo y medidas para la reactivación económica. Este es el nuevo objetivo hacia el que se debe dirigir el esfuerzo de la administración local y claro está, también el presupuesto.
Se han extraído partidas económicas de todas partes, intentando no desarmar demasiado la planificación que se había hecho, pero desde luego, reorientando prioridades. Evidentemente no hay una sola manera de hacer las cosas y para gustos colores. Aún así, la oposición ha tenido diferentes posturas al respecto.