ORIHUELA. El Ayuntamiento de Orihuela ha formalizado este lunes la puesta en funcionamiento de El Paseo, una actuación iniciada en 2022 que no ha culminado hasta finales de 2025 y que llega tras un proceso prolongado, marcado por dificultades técnicas y molestias continuadas para el vecindario del centro histórico. La intervención transforma este enclave en un espacio de plataforma única y prioridad peatonal, con mejoras en accesibilidad y seguridad, después de una ejecución más lenta de lo previsto.
El alcalde, Pepe Vegara, ha visitado el espacio acompañado por la concejala de Mercados, Noelia Grao, el pedáneo del barrio, Rodrigo Rodríguez, técnicos municipales y la dirección de obra, para comprobar el resultado final de unos trabajos largamente demandados por los vecinos y el comercio del entorno.
Desde el equipo de gobierno se ha defendido la complejidad de la actuación. Grao ha recordado que el proyecto ha atravesado distintas incidencias técnicas que han obligado a replantear soluciones durante su desarrollo, un proceso que, según ha señalado, se ha intentado resolver escuchando a los residentes. No obstante, la obra se ha prolongado durante tres años en una de las zonas más sensibles del casco histórico, con el consiguiente impacto en la actividad diaria del barrio.
Uno de los principales objetivos de la intervención ha sido corregir las carencias en materia de accesibilidad. Para ello, se han mantenido las cotas de acera en las fachadas para no afectar a los accesos a viviendas y locales comerciales y se han incorporado, en la fase final, elementos específicos para personas con discapacidad visual, como líneas y puntos podotáctiles integrados en el pavimento. Una mejora que, según el Ayuntamiento, era imprescindible para adecuar el espacio a criterios de accesibilidad universal que hasta ahora no se cumplían.
La actuación ha abordado también uno de los problemas históricos de El Paseo: la evacuación de aguas pluviales en episodios de lluvias intensas. Este punto ha funcionado tradicionalmente como sumidero natural del barrio, provocando acumulaciones de agua. La solución adoptada pasa por el refuerzo del sistema hidráulico en superficie, con nuevas rejillas, y en profundidad, mediante la instalación de un buzón subterráneo destinado a aumentar la capacidad de drenaje y reducir los tiempos de inundación.
El nuevo diseño permite compatibilizar el tránsito cotidiano con eventos puntuales de gran afluencia, como los recorridos de la Semana Santa, para los que el espacio ha sido dimensionado expresamente. Durante las fiestas navideñas, El Paseo permanecerá cerrado al tráfico, una medida que el Ayuntamiento presenta como una apuesta por el uso ciudadano del espacio, aunque llega tras años en los que el enclave ha estado condicionado por las obras.
El proyecto incorpora nuevo arbolado para mejorar el confort térmico y prevé la instalación de cámaras de vigilancia con el objetivo de reducir actos vandálicos, una preocupación recurrente en esta zona del centro histórico. En el apartado estético, se ha integrado en el pavimento un mosaico inspirado en el poeta Miguel Hernández, como guiño identitario y cultural al entorno.
En clave política, el alcalde ha defendido que la recuperación de El Paseo es solo el primer paso de un plan más amplio de rehabilitación del casco histórico, que incluye futuras actuaciones urbanísticas y proyectos de vivienda para atraer población joven. Un objetivo reiterado por distintos gobiernos municipales en los últimos años y que, tras la dilatada ejecución de esta obra, vuelve a situarse sobre la mesa como reto pendiente.
Tanto el equipo de gobierno como el pedáneo del barrio han agradecido públicamente la paciencia de los vecinos, reconociendo de forma implícita las molestias generadas durante un proceso que se ha extendido más de lo inicialmente previsto. El Ayuntamiento asegura ahora que trabaja en fórmulas para dinamizar comercial y culturalmente el entorno, con el reto de que El Paseo pase, por fin, de ser una obra interminable a un espacio vivo del centro histórico de Orihuela.