Opinión

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¿Será Pérez Llorca el sustituto de Mazón?

Publicado: 08/07/2025 ·06:00
Actualizado: 08/07/2025 · 06:00
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En política se suele cumplir a rajatabla ese mantra de “dime con quién andas y te diré quién eres”, un paradigma en el que ahondó hace tiempo Arturo Pérez Reverte sentenciando que si andas con la gente equivocado quizá es que tú seas el que está siguiendo un camino equivocado. En el profundo circo de las arenas movedizas de la política, un mal entorno te puede hundir en los infiernos, y un ambiente genuino propiciará que llegues a tocar el cielo.

Lo estamos viendo ahora con el juego de la estatua de sal en el que se ha convertido el PSOE, en el que todos tienen miedo de tocar o incluso mirar a Santos Cerdán. En el arte de lo posible pasas de hacerte una foto con tu ídolo orgánico y a presumir de vuestra amistad, a borrar todo rastro de esos recuerdos estampados y a decir alto y claro que no le conocías. Me acuerdo cuando Pablo Casado la lió en un ataque de celos y los mismos que le apoyaron en primera instancia le terminaron sentenciando cuando su cabeza fue cortada por  organismos superiores de su partido.

El cónclave del PP (resulta llamativo cómo los mismos periodistas que se escandalizaron con que Feijóo utilizara ese símil para hacer referencia a su Congreso Nacional, lo están usando ellos ahora), deja algunos ecos de lo que puede ser la política del PP en la Comunitat
Valenciana o de las decisiones que se pueden tomar en los procesos sucesivos. Lo más llamativo, desde luego, ha sido la incursión de Juanfran Pérez Llorca, mano derecha de Carlos Mazón, en la ejecutiva del Partido Popular.

Muchos podrán ver a este movimiento como una especie de posicionamiento del alcalde de Finestrat como relevo de su padrino al frente de la Generalitat. Sin embargo, creo que es todo lo contrario, un guiño a Carlos Mazón, un espaldarazo a su gestión de la Dana, una bendición urbi et orbe del pontífice profano Feijóo antes de las vacaciones. Si el Papa da las bendiciones solemnes en Navidad y en Semana Santa, el líder del PP las da en tiempo estival, antes de que las serpientes de verano empiecen a asfixiar las ansias de los políticos de copar los informativos.

No puedo evitar pensar cuando veo a Mazón al típico entrenador que se ve respaldado por sus dirigentes, que tiene la confianza de la entidad y que seguirá dirigiendo al equipo tras las vacaciones. Seguro que Carlos se siente así, aliviado, pensando ahora en los arroces de pericanas que va a cocinar más que en su supervivencia política. El padre Feijóo ha sido misericordioso y clemente. 

El tiempo es una ventaja para el actual president de la Generalitat, sabe que cuanto más se acerque 2026, más complicado será para su partido hacer un cambio de caras. Volviendo al símil futbolístico, que me disculpe Óscar Manteca por la intromisión, a Mazón le beneficia la idea del típico entrenador del que la directiva saben que no es el mejor para su puesto, pero no tienen otro relevo mejor porque el resto de los comodines están con equipo. Desde Génova algunas voces han sondeado la posibilidad de Francisco Camps, pero para muchos sería algo así como marcarse un fichaje como el que se marcó el Sevilla contando con Joaquín Caparrós  para el tramo final de la temporada. Aunque pudiera parecer que la placidez ha llegado, lo que hay entre Mazón y Feijóo es una suerte de guerra fría orgánica en la que unos y otros hacen concesiones o lanzan órdagos sucesivos que alimentan esta calma tensa, esa tensión que se siente cuando uno va a tirar un penalti. Desde luego, Mazón ha metido un gol a Génova.

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