Los grandes gestos ya no son historia. O son historia pasadísima de la que casi nadie se acuerda. Daniel Barenboim ha confesado que padece de parkinson y que va a tener que limitar mucho sus actividades. El genio argentino/israelí es uno de esos románticos de la humanidad que a finales de los 90 impulsó con Edward Said, palestino/estadounidense. La Orquesta del Divan de Oriente y Occidente, compuesta por jóvenes israelís y por palestinos y árabes en general. Hay gestos imborrables que supongo, igual es mucho suponer, que se estudian en la ESO y el Bachiller como es el caso de la lucha por los derechos civiles de la era Kennedy y Martin Luther King, ambos asesinados. Dede mi modesto punto de vista fue una de las grandes revoluciones occidentales del siglo XX.
Lo de Barenboim/Said se produjo en un clima mundial en el que se abogaba por el Ecuentro de Civilizaciones, escarbando en los nexos que nos vinculan a todos los seres humanos, y amortiguando las diferencias. Años noventa: brutal y obscena guerra en la antigua Yugoeslavia. Ese es el contexto por el que la Unesco declaró el Palmeral de Elche como Patrimonio de la Humanidad, como una transferencia tecnológico/cultural de la península arábiga al Levante Español, luego a Baja California, con un sistema de riegos y cultivos únicos.
Me desahogo con estas ensoñaciones en un intento (tal vez vacuo) de desquitarme de la sarta de barbaridades que suelta Donald Trump por su boca. Hoy me pido Groenlandia; mañana el Canal de Panamá; y pasado mañana esbozo con el presidente de El Salvador, el ultrapopulista Nayib Bukele, arrendarle trozos de cárcel donde tienen encerrados a miles y miles de miembros de las maras (no todos) enjaulados como perros. Y hoy articulo medidas para que sean los propios vecinos estadounidenses los que delaten a migrantes sin papeles para deportarlos a sus países de origen (México, Colombia, Venezuela). La delación como sintaxis política. Qué chungo. Qué deprimente.

- Esteban González Pons. -
- Foto: EP/JORGE GIL
La izquierda, los demócratas-cristianos y los liberales de bien andan noqueados estas semanas con la verborrea de ese "ogro naranja...macho alfa de una manada de gorilas" como expresó Esteban González Pons eurodiputado valenciano del PP hace unas semanas, descalificado al instante por todo el partido. Pensamiento único. Las críticas del PSOE son pellizcos de monja en comparación con lo de Pons que se quedó más a gusto que un arbusto. Ya sé que la compostura, las políticas arancelarias, el sostenimiento de la OTAN, etc, etc invitan a la contención en el establishment de la Unión Europea, excluidos los dos bloques de la ultraderecha (que babean con Trump). Pero de la contención se puede pasar a a inanición. Trump solo entiende el lenguaje bravo y macarra: alguna fresca habrá que soltarle, digo yo.
El gorila se acaba de pedir Gaza con un plan que pasa por expulsar (a Jordania y Egipto) a los dos millones de palestinos que viven en La Franja. Y crear ressorts de lujo en la zona. Una especie de Marina d'Or pero a lo bestia. Es decir, está incitando el gorila a un nuevo éxodo: la nakba como se denominó tras la guerra de 1948 con el exilio forzoso de más de tres millones de palestinos, parias de la tierra y sometidos a todo tipo de males, incluido el brazo armado de Hamás. A los diez millones de palestinos existentes hay que quitar los 3 millones exiliados forzosos del 48 en Líbano, Jordania y Siria. Quedan 7, incluidos los 5 millones de cisjordanos sometidos y acosados por el Ejército y los colonos. Si de siete quitamos los 2 millones de Gaza, quedan 5... y así este cuento de lechera que tiene un nombre: genocidio. Me atrevo a recomendar encarecidamente la película documental No other land que está en Filmin.
No ocurrirá lo de crear un Benidorm extendido en Gaza porque supondría la subversión radical de la filosofía propia en la creación de la ONU. Benjamin Netayanhu y la extrema derecha israelí, felices. Ni se les había ocurrido. Netayanhu, ese Ceaucescu cruel y muy corrupto como lo define David Grossman en su último recopilatorio de ensayos La Vida juega conmigo. Yo no me quiero poner apocalíptico con lo de Trump. Como demócrata me preocupo, claro. Y, a pesar de los pesares, aún medio creo en las pequeñas revoluciones, las de andar por casa, como la de Barenboim/Said. Medio creo... camino del agnosticismo.
CODA: La Confederación Hidrográfica del Júcar, que preside Miguel Polo, admite que "no transmitió información" de la crecida del Barranco del Poyo. Y que no hubo datos del caudal entre las 16.30 y las 18.43 del fatídico día 29 de octubre. Lo leo en un periódico serio. A Polo lo ha puesto ahí el Gobierno (PSOE) y depende directamente del Ministerio para la Transición Ecológica. Mazón arrastra su penoso calvario, el PSOE también (aunque su única batalla es la de echarle el muerto al presidente de la Generalitat y hacerse con el poder autonómico al precio que sea). ¿Y Polo? El tercer hombre, como en la célebre película de Carol Reed. Pues a todos los efectos aún no ha abierto el pico (el señor Polo).