Opinión

EN LA FRONTERA

Muera la inteligencia

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Se habla mucho de todas las barbaridades que está cometiendo Donald Trump, desde el medievalismo económico con las políticas arancelarias (desplome de las bolsas y bajada del 70% de los beneficios de Tesla, uno de los buques insignia de Elon Musk, ya exlegionario mayor del Imperio) hasta su cruzada contra los inmigrantes, especialmente latinos, aplicando una ley del XIX que contempla este tipo de deportaciones solo en casos de guerra: ya hay varios jueces que se han pronunciado en contra, cosa que Trump se pasa  por la entrepierna. Ahí, y especialmente ahí, reside el principio del fin de la democracia y del respeto a los derechos humanos.  Persecución a las personas trans, a cualquier tipo de disidencia, y defensa a ultranza de unos valores monolíticos amén de todos los exabruptos que suelta, del tipo “me van a tener que besar el culo”. Qué asco.

 

No se destaca lo suficiente sin embargo la cruzada que ha emprendido contra las universidades norteamericanas congelando fondos de financiación o aminorándolos. Y eso es lo que ha ocurrido con la Universidad de Harvard, la más prestigiosa del país, que ha presentado una demanda contra Trump y ha provocado por extensión la revuelta de doscientos rectores. Todo ello en aras al combate del progresismo que anida en las aulas con condenas masivas, por ejemplo, al genocidio de Gaza a cargo del Gobierno de Benjamin Netanyahu a pesar del creciente malestar de las clases medias laicas de Israel. Y del incipiente malestar de los palestinos con la sinrazón de Hamás, con la condena expresa de Mahmud Abás que los acusa poco menos que de lelos por no liberar a los rehenes y proporcionar de este modo excusas para que se perpetúe la guerra. El presidente de la Autoridad Palestino los denominaba el otro día “hijos de perro”. Se ve que en árabe el femenino, “perra” debe ser muy fuerte.

 

  • Donald Trump -

 

Para Trump las universidades son nidos de 'rojos' y punto y pelota. Es el posfascismo.com que a mí me empieza ya a alertar por su repercusión en Europa: en Rumanía sube como la espuma el ultraderechista George Simion, apoyado por el movimiento ultra 'Maga' de EEUU, “Make America Great Again”, vivero y sustento de Trump.  En Reino Unido sube como la espuma en las municipales el populismo de Farage.  Mientras, los Servicios de Inteligencia de Alemania alertan ante la Justicia de los peligros de Alternativa para Alemania definiéndoles de extrema derecha con ultras....y neo-nazis. Empieza a sonar la melodía de su ilegalización. En la Alemania que construyó Konrad Adenauer la extrema derecha es ilegal; por motivos obvios.

 

Me recuerda lo de Trump, no lo puedo evitar, a la inauguración del curso académico del 12 de octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca con Miguel de Unamuno como rector.  Tras un discurso muy sentido contra la barbarie el fundador de La Legión Millán Astray le espetó “Muera la Inteligencia”. No hay constancia fehaciente de que añadiera “Viva la Muerte”, cosa que le pega mucho a la épica y a la estética de La Legión.

 

Astray, fascista de pies a cabeza, veía en las universidades, 1936, inicio de la Guerra Civil, lo mismo que Trump ve en Harvard, salvado todas las distancias y todos los contextos. “Vencer no es convencer” alegó el escritor/filósofo Unamuno, repuesto en el cargo por Franco tan necesitado como estaba de intelectuales de prestigio. El polifacético y genio Fernando Arrabal rodó en 1971 Viva la Muerte, basado en su propia novela,  en referencia a la astracanada citada y con un complejo entramado casi freudiano. Nuria Espert de protagonista.

 

Hasta ahora lo de Trump no me preocupaba más de la cuenta, mea culpa. Ahora sí: un medio analfabeto funcional al frente del nuevo orden mundial. Con la extrema paradoja de arremeter contra las mismas universidades que acogieron a finales de los años treinta a un selecto puñado de intelectuales alemanes (los de La Escuela de Frankfurt por ejemplo) que huían despavoridos ante el auge de Hitler. Es obvio: la vida está compuesta de paradojas extremas. Aquí tenemos a los de Santiago Abascal, incondicionales de Trump, que más que posfascismo.com son populismo de Pepe Gotera y Otilio, barnizado de un recio nacional-catolicismo. Solo un matiz: posfascismo.com y populismo extremo son la misma cosa.

 

CODA: Presencia semi-furtiva de Carlos Mazón en el Congreso del PP Europeo celebrado en València; por temor a las pancartas y protestas por lo de la dana. Ausencia en la Romería de la Santa Faz en Alicante por el mismo motivo (y aún así hubo pancartismo; sonoro cartel encargado por Compromis en Nueva York, nada más ni nada menos que en Times Square: “Tenemos 228 razones para que no vuelvas”. ¿Hasta cuando va a durar este circo que opaca e hipoteca cualquier otro asunto importante de la Generalitat?

 

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