Hemos alcanzado el ecuador del mandato surgido de las elecciones generales, que actuaron como una segunda vuelta de las autonómicas. Podríamos estar hablando de una legislatura convencional en la Comunitat Valenciana, pero los fatídicos hechos de la tarde del 29 de octubre en la comarca de l’Horta Sud y otras zonas aledañas lo cambiaron todo. Desde entonces, toda —o casi toda— la actualidad política valenciana gira en torno a aquel episodio. A esto se han sumado elementos de la política nacional que también han impactado en la Comunitat Valenciana y han contribuido a contrapesar el relato dominante. Me refiero, principalmente, al caso Koldo (o Santos Cerdán, o PSOE, como se quiera decir). Aun así, la Dana sigue marcando el rumbo.
No pretendo aburrirles repasando todo lo sucedido hasta ahora. Quien sigue la actualidad política ya lo conoce de sobra. En cualquier caso, toca analizar el minuto y resultado. Y, en el PP de la Comunitat Valenciana —y en la figura de Carlos Mazón—, ese "minuto y resultado" pasa por las últimas novedades judiciales: la declaración de Vicent Mompó ante la jueza de Catarroja, con una versión algo distinta a la que ofreció en su día a La Sexta, y el informe de la Guardia Civil, que por primera vez respalda algunas de las tesis del PP sobre la gestión de la catástrofe.
Todo esto ha coincidido con la junta directiva del PP de la provincia de Alicante, celebrada este viernes, con la presencia destacada del secretario general del PP, Miguel Tellado. En condiciones normales, el acto habría tenido un cariz puramente nacional: un episodio más del relato popular de que al Gobierno de Pedro Sánchez le quedan "dos telediarios" y que hay que estar preparados para unas elecciones. Los argumentos ya son de sobra conocidos: fuga de socios, escándalos, indecencias, independentistas voraces, etc.
Tellado vino a decir: "Todos preparados, necesito al PPCV engrasado; puede haber elecciones y no se puede fallar". Ese sería el resumen. Sobre Mazón y su futuro: ni una palabra. Al menos, Feijóo había elogiado la aprobación de los presupuestos de la Generalitat; Tellado, ni eso. Es cierto que hubo abrazos, sonrisas y sintonía (a veces impostada, como en todos los partidos), pero también hubo detalles significativos.
El primero: ¿qué hacía Vicent Mompó en la junta directiva del PP de Alicante? Desconozco si el presidente provincial del PP y de la Diputación de Valencia tenía alguna obligación institucional en el sur, pero su presencia fue, como mínimo, llamativa. No se trataba de una visita de Feijóo ni de un acto especialmente relevante en la vida interna del partido.
Mompó fue el trofeo (o el gregario) que exhibió Mazón ante Tellado, los miembros de la junta directiva alicantina y, posiblemente, ante los extertores del campismo. Un mensaje claro: el president Mompó —además de echarle un cable con su declaración judicial— es un tipo con visión autonómica, aunque tenga su sede en la Plaza de Manises del cap i casal. Siempre ha demostrado fidelidad al Palau (y si alguien tenía dudas, ahí está su testimonio ante la jueza)..
No seamos ingenuos: en los mentideros del PP, más allá de la gestión, no hay otro debate más relevante que la duración del mandato de Mazón al frente de la Generalitat. Quien diga lo contrario, miente. Y no solo por lo que ha sucedido, o por lo que publicamos los medios cada día, sino porque la propia dirección de Génova se ha encargado —y se encarga— de alimentar esa incertidumbre, sin un respaldo explícito a Mazón, con filtraciones de intención dudosa. Sin ir más lejos, Tellado apenas lo mencionó (si es que lo hizo). Siempre habló del PPCV, del partido, pero nunca del proyecto Mazón.
Ahora parece —según dicen— que Mazón ha cogido aire gracias a los escándalos socialistas y las dudas de los socios de Sánchez. Asoma la idea de crisis en el Gobierno valenciano, algo que sí podría ocurrir en cualquier momento, pues el president tiene esa potestad. Otra cosa es Feijóo, que, como se ha demostrado, juega al gato y al ratón con el president valenciano. Puede que le convenga que Mazón se envalentone, siguiendo la estela de Sánchez con su "estoy bien, estoy fuerte", mientras alimenta el rumor de que el inquilino del Palau puede saltar por los aires en cualquier momento: que si a finales de agosto, que si a principios de septiembre, en marzo, o antes del verano de 2026... Fechas y teorías hay tantas como se quieran oír.
En cuanto a posibles sustitutos de Mazón, hasta ahora sonaba Juan Francisco Pérez Llorca. Por eso sorprende que el propio president ponga ahora en valor a Mompó —en teoría, ya resguardado jurídicamente— como hombre con verdadera visión para asumir las riendas del territorio (así lo dijo el viernes). Quizás sea esa la intención. Si Génova juega, Mazón también juega. Aunque todos sabemos que, si puede, intentará agotar el mandato y, según cómo esté el patio, presentarse como única alternativa para la reelección, aunque el precio de sostenerlo sea altísimo.
Mazón sonríe cuando elogia al presidente de la Diputación de Valencia; se pone serio cuando defiende su gestión (Dana mediante), en línea con el programa electoral con el que se presentó; y aprieta cuando se compara con Sánchez. Quizás sea en este último escenario donde, de momento, Feijóo y Mazón comparten una postura: primero echar a Sánchez, y luego ya se verá.
El problema llegará si Sánchez hace como Mazón: alargar los plazos. Y ahí veremos si Feijóo se decide a mover ficha o no. No se puede descartar nada, ni este verano ni más adelante. De momento, Mazón exhibe a Mompó como trofeo, mientras Camps calienta a los suyos en la banda de enfrente. Y Génova nos quiere hacer creer que no pasa nada, que lo importante es que Sánchez caiga.
No se fíen. Pasan cosas.
