ALMORADÍ. Planes de evacuación, desterrar las obras de hormigón, vivir de cara al río o permutas del suelo. Estas han sido algunas de las soluciones para mejorar el sistema de drenaje de la cuenca del río Segura a su paso por la comarca de la Vega Baja expuestas durante la jornada Reflexiones sobre la inundación de Santa María sobre los efectos de las inundaciones ocurridas en septiembre de este año.
Estas hipotéticas soluciones han sido expuesta en una mesa técnica formada por Armando Ortuño Padilla, profesor del Departamento de Ingeniería Civil de la UA; Juan Antonio Marco Molina, profesor del Departamento de Análisis Geográfico. Regional y Geografía Física de la UA; Carlos Marco García, director técnico de la Confederación Hidrográfica del Segura, y por Manuel Aldeguer Sánchez, director general del Agua de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica.
Armando Ortuño ha defendido la utilidad de muchas de las infraestructuras realizadas a partir de las ríadas de 1987, y que han permitido que el cauda del río aumente hasta los 400 metros cúbicos. "Todas las infraestructuras han funcionado hasta la entrada de Orihuela; el problema está cuando el agua entra el Orihuela; si se aumenta la capacidad en este punto, hay que hacerlo en otros, como en Rojales", ha recordado. Y en este punto, ha recordado que la Vega Baja es en sí una zona inundable, razón por la cual ha abogado por crear parques inundables que amortiguen la llegada del agua en cantidades mayores de la capacidad que tiene el cauce. También ha abogado por una solución americana, que es "permutar el suelo más con más riesgo de inundabilidad por otro, con menos riesgo".
Juan Antonio Marco Molina ha defendido que el episodio de septiembre no tiene tintes de excepcionalidad. Ya pasó en 1987 o en 1948. "Si uno mira atrás, por ejemplo, la pedanía de Molins se ha inundado siempre, igual que Dolores y San Fulgencio, o que Dolores o Almoradí se ampliaron en zons inundables", ha matizado. Por todo ello, Marco Molina ha abogado por cambiar la percepción que se tiene del río. "Hasta ahora, la gente ha tenido la falsa seguridad de que con la ejecución de algunas obras, como la canalización del cauce, pensaban que no podía ocurrir episodios de este tipo, y este mito ha caído con las inundaciones de septiembre". La relación entre la sociedad y el río ha sido vertical, no de integración, y esa mentalidad es la que tiene que tiene acabar, ha defendido el profesor de la UA, y máxime en un contexto de cambio climático. "Hay que pensar en clave de integración con el río", ha defendido. En opinión de Marco Molina, lo que ha pasado durante estos últimos años es que se han abandonado muchos aparatos fluviales que eran naturales, como la rambla de Abanilla/Benferi. "¿Por qué se llama esa zona Puente Alto? Cavanilles ya la denominó Els Ramblars", ha recordado. Por ello, ha abogado por "vivir con el río, no contra el río; es un recurso, no una amenaza".