CALP. Conexión. Este parece ser el objetivo del Restaurante Orobianco tras la llegada de Marco Tachetto, su nuevo chef. La idea es básica pero no sencilla.
Conectar con el cliente: que la nueva propuesta guste, que monetice, que por eso se trata de alta gastronomía. Que enlace también con el producto más cercano, porque la cercanía es frescura, honestidad.
Por el camino, el Orobianco busca un impulso hacia una renovación, un sello propio. La bandera italiana, sí, pero en puerto calpino, con el imponente Peñón de Ifach y el Mediterráneo de testigos.
La herencia italiana viene de la mano de los antecesores de Tachetto: Enrico Croatti, quien consiguiera la primera estrella Michelín para el restaurante y Ferdinando Bernardi, ‘delfín’ de Croatti quien cesó en Orobianco durante mayo de 2021.
Curiosamente, Ferdinando no ha querido renunciar a las vistas al Peñón, abriendo Casa Bernardi, restaurante gastronómico en Pedramala, Benissa, a escasos cuatro kilómetros de su ‘ex’.
Italiano, pero abierto a otras influencias
A los mandos del Orobianco, Marco Tachetto remarca una distinción clave: el restaurante no renuncia a la base transalpina, aunque las influencias se abren al mundo, con una clara apuesta hacia la cocina española. “Soy Marco, cocinero, y soy el resultado de mis viajes, de mis vivencias”, se presenta, a modo de declaración de intenciones. “España, Inglaterra, Singapur, Alemania, Italia, el Caribe…”, enumera su bagaje, como quien revisa las páginas del pasaporte.
Entre tanto destino, las referencias y mentores del chef son potentes: Oriol Balaguer, Xavier Sagristà (El Bulli), Maze by Gordon Ramsey, Riccardo Camanini (Lido 84), Andoni Luis Aduriz (Mugaritz) o The Fat Duck.
Y si toca elegir, este cocinero nacido en Due Carrare, Padua, lo tiene claro: “Somos un restaurante de raíces italianas pero con corazón español”. “Mis mejores momentos y los que más me han marcado los he vivido en este país”, ha manifestado recientemente.
“Hemos cambiado casi todo, nuevo chef italiano y nada que ver con lo anterior”, ahonda Inna Skriabina, gerente del restaurante, subrayando que “esta cocina tiene más futuro que el anterior concepto, que era una base italiana, sobre todo”.
Con todo, al nuevo cocinero el relevo le pilló en Dubai. “Un día antes de renovar un contrato me llega esta propuesta”, rememora Marco. Y confiesa que “aún no conocía Calpe”.
En esta particular travesía por el desierto, Tachetto tiene claro que hay ciertas estrellas por las que no va a perder el sueño. “Por suerte, no estoy pendiente del juicio de los demás, nosotros lo llevamos bien de esta manera y solo nos enfocamos en que el cliente se vaya contento”. “Tener la estrella Michelín no es el objetivo principal”, constata Skriabina.