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Mujeres

  •  Las protagonistas de la portada de la Revista Plaza de marzo.Foto RAFA MOLINA 

Hoy escucharemos muchas reivindicaciones, justas, necesarias, olvidadas... Todas seguros que son importantísimas, claro que sí. Y máxime en estos tiempos en los que hay nuevos agentes políticos que intentan desdeñar el consenso alcanzado en materias como la lucha contra la violencia de género. Hemos conseguido mucho como sociedad en los últimos años, pero también queda camino por recorrer para combatir cualquier expresión de machismo.

Pero más allá de los nuevos pasos que dé la mujer y cómo logre reequilibrar o vencer obstáculos en las instituciones, en las empresas o en cualquier ámbito de la sociedad, hay dos cuestiones que las mujeres deben abanderar para avanzar en sus objetivos: por una parte, una educación igualitaria, sin estereotipos, que enseñe a todos por igual, sin distinciones ni patrones; y por otra, los referentes. La mujer no sólo debe tener referentes, sino que debe reivindicarlos en cualquier momento y en cualquier campo. Allí, donde ese campo quede huérfano, será un espacio vacío en el que la mujer competirá en desigualdad de condiciones. Los referentes ayudan, y mucho, a ejemplificar cuál ha sido la lucha de la mujer en el pasado y sirven de pedagogía a la sociedad en el futuro.

Este año, la Revista Plaza reunió a 10 mujeres que la redacción de Alicante Plaza considera influyentes dentro de sus respectivos campos. Ellas ilustran el número de la revista que a partir de mañana lunes ya estará disponible en sus kioscos, acompañado de un muy interesante reportaje sobre su particular historia dentro de su área de influencia. La empresa, la gastronomía, el sector inmobiliario, la cultura, el deporte, las fiestas, la gestión,... Por supuesto que no están todas porque el campo de acción e influencia es muy amplio, pero sus testimonios son valiosos para conocer cómo se lo han tenido que hacer para triunfar en campos sumamente masculinizados. 

Todas son mujeres, todas han vencidos barreras inimaginables, algunas con más o menos ayuda, pero lo más sorprendió es lo poco que se conocían entre ellas, a excepción de las que tienen la empresa como denominador común. Desde ese punto de vista, siguen siendo como departamentos-estanco, con trayectorias exitosas y meritorias a sus espaldas, pero que no conoce ni siquiera la vecina de al lado.

Esa es otra asignatura pendiente que tienen las mujeres como colectivo y el feminismo como movimiento: además de las conquistas sociales, en derechos, por acabar con estereotipos, cuotas para alcanzar la igualdad (ha sido clave en el sistema electoral), deben saber que una tarea capital es divulgar las historias de éxito o las conquistas individuales porque pueden ser un modelo para el resto, no sólo para ellas, sino también para el conjunto de la sociedad. En ese campo, queda mucho por hacer, y espero que alguien tome ese testigo que la Revista Plaza intenta plasmar en su número de marzo. Lo que no se enseña o no se reivindica, no existe.

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