La decisión del presidente de EEUU, Donald Trump de elevar al 50% los aranceles al acero y aluminio provenientes de Canadá —en respuesta a la tasa de Ontario sobre la electricidad que se exporta a Estados Unidos— ha incrementado la tensión en el frente comercial, repercutiendo de manera inmediata en los principales índices bursátiles de EEUU.
Este contexto ha reabierto las dudas sobre la robustez de la renta variable estadounidense en un entorno caracterizado por el endurecimiento retórico y el temor a potenciales represalias comerciales. La escalada arancelaria de Washington frente a Ottawa y la posible respuesta canadiense con más impuestos o restricciones agravan las perspectivas de crecimiento, tanto en Estados Unidos como en Canadá, y pueden prolongar la volatilidad en los mercados financieros.
No es de extrañar, por ende, que el dólar canadiense haya sufrido un marcado retroceso, convirtiéndose en la moneda con peor comportamiento entre las principales divisas tras los recientes anuncios. El panorama para Canadá y el dólar canadiense es complejo y se presenta de cara a la inminente decisión del Banco de Canadá, que planea recortar su tasa de interés de 3% a 2,75% (-25 puntos básicos) el día de mañana, en medio de señales de debilidad en el mercado laboral y de la incertidumbre por la guerra comercial.
Este contraste es notorio si lo comparamos con la situación de la moneda mexicana, que mantiene un desempeño estable gracias a la postura menos beligerante de la presidenta Sheinbaum, enfocada en evitar un choque frontal con la Casa Blanca y suavizar las tensiones.
En lo inmediato, los inversores siguen con atención la publicación de las cifras de inflación en Estados Unidos, previstas para mañana. Se estima un ligero ajuste a la baja, con la inflación general alrededor de 2,9% (desde 3%) y la subyacente en torno a 3,2% (desde 3,3%) para el mes de febrero. Dichos datos podrían ser clave en la formación de expectativas en torno a la política monetaria de la Reserva Federal, puesto que cualquier sorpresa al alza en la presión inflacionaria podría llevar a una revisión de los recientes cambios más acomodaticios en las perspectivas sobre la trayectoria de las tasas de interés.
En lo que corresponde al frente bursátil, las perspectivas se mantienen divididas, donde parte de los inversores apuestan por una corrección pasajera y ven oportunidad para 'comprar en la caída', mientras que el otro perfil teme que el riesgo de que las tensiones comerciales se extiendan y profundicen las turbulencias actuales. Con la aceleración de medidas arancelarias y la contracción de la confianza del consumidor, es posible que veamos revisiones a la baja en las estimaciones de crecimiento para la región de Norteamérica. Esto, a su vez, podría llevar a una volatilidad prolongada en los mercados.
En resumen, el efecto dominó que generan las crecientes tensiones comerciales se ha dejado sentir en la renta variable estadounidense y amenaza con ensombrecer las perspectivas económicas del continente. De cara a las próximas jornadas, los inversores deberán vigilar con cautela cómo evolucionan las disputas comerciales y, adicionalmente, las posturas de cada banco central, ya que cualquier señal de cambio en el tono de la política monetaria podría impactar los movimientos de mercado.
Quásar Elizundia es estratega de investigación de mercados en Pepperstone.