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proyecto vitinícola de cristina rodríguez

M de Alejandría lleva la innovación a la agricultura

TEULADA. Tradición e innovación. Un cóctel cada vez más visible en empresas de sectores tradicionales como la agricultura. La emprendedora Cristina Rodríguez Vicente, con M de Alejandría, es un ejemplo de ello. Ha conseguido poner en pie y sacar adelante un proyecto empresarial que está entre los finalistas Concurso Desafío Mujer Rural 2018, organizado por Ministerio de Igualdad, EOI y el Fondo Social Europeo. Con esta carta de presentación los vinos dulces de las viñas de moscatel de la finca L’Alberca de Teulada van haciéndose un hueco en el mercado.

M de Alejandría nació hace cuatro años y en 2017, tras su primera cosecha, se estrenó en el mercado con 1.200 botellas de vino de hielo en una serie limitada y numerada. “2018 ha sido un buen año y, si todo va bien, tenemos previsto aumentar la producción”, explica Cristina Rodríguez, quien apuesta por crear un producto con seña de identidad propia. “Soy muy respetuosa con las tradiciones pero pienso que la innovación es imprescindible, además, estoy convencida de que una de las claves del éxito es la diferenciación. Por eso decidimos trabajar con una variedad única para hacer un caldo único: un vino de hielo elaborado mediante un proceso de congelación llevado a cabo en la misma bodega”, ha desvelado.

Actualmente el vino de M de Alejandría se puede encontrar en diferentes puntos de venta de la Comunidad Valenciana que han sido seleccionados meticulosamente, tanto tiendas, como distribuidores y restaurantes. “Hemos cuidado todos los detalles al máximo, desde la plantación hasta la presentación de la botella, y queremos que así llegue al consumidor final a través de nuestros puntos de venta autorizados”, explica Cristina Rodríguez. Esta variedad dulce de Teulada tiene como público objetivo “personas que valoran el territorio, el paisaje, los productos locales y la historia de nuestro vino. También que sepan apreciar el valor del trabajo del agricultor y el esfuerzo de todo un año para obtener la botella que tiene en sus manos”. Esta productora se marca como finalidad que su producto ayude a poner en valor el cultivo de viñas en la Marina Alta “que desde antaño han configurado un paisaje único y hay que mantenerlo”.

De la viña a la botella

M de Alejandría es un proyecto único y singular por el tratamiento para lograr un vino de hielo, su presentación, su historia, su presencia en internet y “muchos pequeños detalles que lo hacen diferente”. Desde el principio la marca ha hecho particípe de su historia a todos los usuarios de internet que le siguen en redes sociales y en la web mostrando desde la plantación de la primera viña hasta el primer embotellado el pasado año. “Hemos creado un vínculo muy especial con nuestros seguidores, ya que vamos contando el día a día a pie de viña, en bodega o los eventos. Queremos dar a conocer todo el trabajo que conlleva el obtener a final de año nuestra gran recompensa, el fruto de la vendimia de M de Alejandría”, relata Cristina Rodríguez.


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