ALICANTE. Lo dejó todo por amor. Perdió su posición en la Corte, el respeto de los cortesanos, así como de los que, sin ser nobles, la admiraban. Consiguió el disgusto de sus iguales y el cabreo de la aristocracia de aquella época. Pasó de ser dama de la Reina Isabel de Farnesio a desterrada por sus actos. Su pecado, enamorarse de un hombre de condición inferior a su rango y su nobleza. Hoy estas cosas casi no pasan, todo se ha simplificado mucho. En este caso, el amor no tuvo límites, no permitió que se interpusieran fronteras en la pareja, por lo que estos dos enamorados hicieron lo que se les vino en gana, sufriendo las consecuencias.
La protagonista de esta crónica es Isabel María Pío de Saboya y Spínola. Toma, tenía apellidos de abolengo. Mujer de carácter y con gran personalidad, fue desterrada a Alicante por actuar en contra de las costumbres de su rango. Ahora le cuento los pormenores, su relación con esta ciudad levantina y sus alrededores, que hay mucho que mencionar.
¿Quién era esta mujer de armas tomar? En el momento que nos ocupa, “fue la Condesa viuda de Fuensalida, Grande de España y miembro de una de las más influyentes familias italianas al servicio de la Corona española: los príncipes lombardos de San Gregorio, más conocidos como Príncipes Pío”, en palabras de Rosario Die Maculet, historiadora de investigación de la Universidad de Alicante, en su ensayo Lejos de la Corte. El destierro alicantino de la Princesa Pío en la segunda mitad del siglo XVIII.