VALÈNCIA. De la inquietud de hace unos meses por saber quién tomaría el relevo a la primera Junta Directiva de la historia de la Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual, se ha pasado al miedo por saber qué va a pasar. El motivo es la falta de motivación inaudita entre la entidad, tras quedar desierta la segunda convocatoria de elecciones sin que se presentara una sola candidatura. Si la primera vez, este diario titulaba que Nadie quiere presidir la Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual, esta vez la situación se agrava y produce una crisis importante en la corta vida de la Acadèmia.
El pasado 28 de febrero, la Junta Directiva actual presentó su dimisión en bloque para forzar el relevo, debido a circunstancias puramente personales. Sin polémicas, simplemente un cambio de aires. Lo que parecería un proceso normal se está convirtiendo en una señal de la desmovilización de los 280 académicos y académicas, de los que se pueden presentar 240 (hay perfiles profesionales que no tienen los mismos derechos). Ni en marzo ni en estas últimas semanas se ha conseguido formar un equipo de nueve personas para presidir la que ya es la gran voz del audiovisual valenciano, y el ente que organiza los Premis Berlanga.